Partida Rol por web

Anna esboza una sonrisa y te mira desde el suelo.

 A mí siempre me han agobiado un poco las grandes ciudades, con tanto edificio y tanta gente. He crecido en una aldea pequeña y luego en la naturaleza, y por mucho que lo intente no logro acostumbrarme. Quizás parte de culpa la tenga la arboleda del gremio, es tan placentero que me cuesta querer salir de allí - se ríe - Pues es un buen plan para retirarse, que no te extrañe si decido copiarte... salvo en lo de la mujer, por supuesto.

Escucháis a la loba gruñir levemente, con la mirada fija hacia lo profundo del bosque. Anna se incorpora seria.

 Alguien se acerca - murmura echando mano del arco.

-Siempre puedes encontrar un buen hombre con el que llevarlo a cabo. Conozco a un tipo moreno de ojos rojos que...- Pero antes de acabar, Ventisca se pone a gruñir mirando al bosque tras escuchar un ruido. Anna enseguida coge su arco. Mientras, con algo de pereza, me levanto, y, lanza en mano, me preparo para recibir al visitante y proteger a la druida, de ser necesario.

-¡Uy, gracias!- sonreí súper contenta de saber que Irvine me traería comida. ¡Qué atento era siempre este chico! Alimentándome y cuidándome con tanto cariño, ¡casi como si fuera una mascota! Resultaba encantador.

-Uhhh- me relamo con una sonrisa mientras froto las palmas de las manos mirando la montaña de deliciosa comida que había traído finalmente. ¡Parecía ser hasta suficiente para saciar mi apetito! -¡Buena frenada!- felicito al felino alzando el pulgar al ver cómo había detenido a la voraz de nuestra hija. Para evitar la tentación de darle comida a Reiko (quien se había estado inflando durante todo este rato) pongo una mano a modo de pantalla para no verla mientras que con la otra comienzo a devorar. Cuando mi estómago parecía más feliz, y todavía con algo de comida en el plato, bajé la mano y le hice una señal para que comiera un poco también. Entonces me giré hacia Irvine, vigilando el plato por el rabillo del ojo. -Come tú también, tienes que reponer fuerzas. ¡Y como no te des prisa te dejamos sin nada!- reí ante tal afirmación sabiendo cuánto había de cierto en ella mientras seguía comiendo.

Continuaba leyendo página tras página. Ese diario había absorbido toda su atención, mucho más de lo que hubiese imaginado en un principio. Ese mayordomo era más de lo que quería aparentar. Resultaba emocionante leer sobre su historia o, al menos, parte de la misma.

Muy a su pesar llegó a la última página del diario y, por mucho que la pasara, no aparecía mágicamente una continuación. "Pero, ¿por qué tanto interés?", no le parecía que hubiese escrito nada relevante o de vital importancia, tan solo datos curiosos y una historia trágica de la última familia atheriense.

Se levantó, sobresaltando a Vanille después de tanto tiempo de tranquilidad. - Perdona, pequeña-. Tras cerrar el cuaderno lo guardó de nuevo. ¿Y ahora qué? Miró de nuevo el catre en el que descansaba Baelor por si se había despertado de nuevo o descansaba. Después de tanto tiempo sentada necesitaba desentumecer las piernas por lo que salió a dar una vuelta por el campamento y ver si encontraba algo interesante.

Reiko sonríe feliz cuando le indicas que puede comer.

 ¡Gracias mami!

Acto seguido invitas a Irvine, quien sonríe despreocupado.

 Será mejor que me apresure antes de que ella se lo zampe todo.

El felino toma asiento y coge un trozo de carne para devorarlo con avidez. Apenas se ha zampado la mitad del trozo se detiene, pensativo, y se gira hacia ti. Parece preocupado.

 Oye, Anko, ¿puedo preguntarte una cosa? ¿Ya te ha pasado antes eso, lo de perder el control por la rabia? Me refiero a cuando estabas luchando contra Sawyer, antes de que yo apareciera.

Kally sale a estirar las piernas y despejarse un poco, acompañada por Vanille. No arda en encontrarse con Athan y Anna, ambos de pie y tensos, ambos armados y mirando hacia una zona del bosque, hacia donde la loba blanca de la druida está gruñendo. Empieza a distinguirse la figura de una mujer alta y voluptuosa, fibrosa, de ojos carmesí y cabello oscuro, con un llamativo tatuaje en la cara que se extiende por su hombro. Lleva una especie de armadura de valquiria, y sobre su hombro apoya una alabarda, mientras que con la otra mano sostiene una cuerda en cuyo otro extremo hay varios tipos maniatados e inconscientes. Por sus pintas no tardáis en daros cuenta de que son terroristas zivalios los que tiene como prisioneros, todos llenos de moratones como si hubiesen recibido una buena paliza.

Detrás de ella podéis ver a varias elfas y a un par de soldados de la guardia.

 Disculpad, ¿hay alguien al mando aquí? Quisiera finiquitar esto rápidamente, que quiero echarme otra siesta.

 Capitana... ¿es el último día que está con nosotros y solo piensa en dormir? - comenta molesta una de las guardias.

 Ella no va a cambiar, Celes. Prefiere una buena sesión de descanso a una fiesta cargada de pintas y buena comida.

 ¡Pero joo! ¡Voy a echarla de menos!

 No seas así, siempre puedes invitarme otro día - mira hacia Athan - Tú, pareces saber quién manda por aquí. Traigo prisioneros y rehenes rescatados. Porque estas elfas son habitantes del asentamiento, supongo.

Sigo atento al ruido cuando Kally entra en escena. Podría haber sido ella la causante, sino fuera porque aparece desde otra dirección. -Atenta, canija- Le advierto. 

De entre los arbustos aparece una atractiva mujer, pero de aspecto peligroso. A continuación algunos soldados y elfas que bien podrían ser del asentamiento. Así como varios terroristas apaleados. 

¿Capitana?¿Último día? y buscando al oficial al mando. Todo apunta a que es el relevo del capitán Altris que menciono antes el coronel. 

En vistas de que no se trata de un enemigo, relajo mi posición. -A las civiles- En primer lugar -Puedes llevarlas al campamento. Hay viarias tiendas con sanadores. A los prisioneros, supongo que puedes llevarselos al coronel. Aunque no se donde está. Por su cara se habrá ido al rincón de pensar o algo por el estilo-

Me gustaba tener toda la comida para mí pero compartirla con aquellos a los que más quería tampoco estaba tan mal. Incluso hacía que supiese mejor.

Todavía con un hueso entre los dientes miré a Irvine tras su pregunta. -¿Uhm?- alcé la mirada mientras me llevaba un dedo al mentón, pensativa mientras trataba de recordar la escena con Sawyer. En esos momentos era incapaz de ver más allá de mi objetivo. Sí, me había enfadado muchas veces porque me hubiesen dejado sin comida o porque Irvine coqueteaba con otras chicas, pero... -No, creo que no. ¿Por qué? ¿Es contagioso?

No esperaba encontrarse a Athan y Anna en su paseo. Se disponía a dejar a la pareja sin molestarlos pero le llamó la atención que estuviesen mirando un punto concreto. Tras acercarse a ellos se disponía a saludar mientras dirigía la atención al mismo lugar, sin embargo antes de que consiguiese articular palabra alguna apareció esa mujer con apariencia fiera acompañada de elfos y zivalios. - Tch, qué obvio. Dirigirse al que tiene más pinta de soldado- regruñó la niña mientras se cruzaba de brazos.

- Suerte, yo voy a seguir con el paseo- anunció mientras daba media vuelta y se alejaba con grandes zancadas (en lo que a medida de niña se refiere).

La mujer esboza una media sonrisa enseñando los dientes.

 Estupendo - se dirige a sus hombres - Vosotros escoltad a las civiles al campamento. Yo me llevaré a estos señores conmigo a buscar al coronel llorón... y luego me echaré una siesta muy rica.

La mujer agarra con firmeza la cuerda con la que tiene maniatados a los criminales zivalios y se los lleva a rastras sin mucha dificultad, mientras sus dos hombres piden amablemente a las mujeres que las acompañen, mientras éstas parecen mostrarse aliviadas.

Otra vez solos, Kally decide seguir con su paseo con Vanille, dejando solos a Athan y Anna.

 No, no es que sea contagioso. Parece ser que ha despertado en ti la furia primigenia. Al parecer lo tenías latente pero no ha salido a relucir hasta que te has visto realmente arrinconada. Me pasó lo mismo en mis primeros días en las islas Apojii, cuando Sawyer y sus piratas intentaban cazarme como a un animal salvaje. Es importante lo que he de decirte: cuidado con entrar en ese estado, las primeras veces te será imposible controlarte y podrías acabar matando a un aliado. Si quieres cuando tengas algo de tiempo te contaré unos trucos y consejos para dominarlo lo más pronto posible.

 Eso de la furia primigenia suena chungo. ¿Es alguna clase de maldición guay?

 No, es algo propio de nuestra especie, procedente de nuestras raíces animales - aclara Lex - Es una cualidad antigua que no todos los felinos desarrollamos. En mi caso, no lo tengo, pero tu padre sí lo tiene. Lo mismo pasa con Anko, ella lo tiene pero Aaron no. Teniendo en cuenta que tus padres tienen esa cualidad, tienes como un 50% de probabilidades de tenerlo, pero aunque sea así es posible que nunca lo despiertes.

Reiko ladea la cabeza escuchando a Lex.

 No he entendido una palabra, pero suena a algo guay que no tienen todos.

Empieza a escucharse bullicio, e intrigados vais a mirar. Descubrís con sorpresa que un par de soldados han regresado con algunas de las elfas secuestradas. Algunos de los habitantes rescatados van a donde ellas, visiblemente alegres.

 Disculpen, ¿está aquí el oficial al mando?

El capitán Altris se acerca a él, con expresión intimidante. El soldado al percatarse de él siente escalofríos.

 No está aquí, pero puedo encargarme yo. ¿De qué se trata? - mira a las elfas rescatadas - ¿Esto ha sido cosa vuestra? Buen trabajo, soldados.

 No... no ha sido cosa nuestra, señor. La capitana Danika se encargó de los tipos que las tenían retenidas y de liberarlas. Está buscando a un coronel para entregarle a los criminales aprisionados.

 Con que Danika, ¿eh? ¡JAJAJAJAJA! - se gira haca sus hombres e Irvine - ¡Parece que vuestra nueva jefa está por aquí!

 ¿Nueva jefa? Espere... ¿ustedes son de la unidad especial?

 Así es, chaval... - esboza una sonrisa sádica - ¿Quieres cruzar espadas conmigo? Quiero ver cómo eres de fuerte...

Irvine traga saliva.

 Ya me está dando pena el pobre...

Ladeé la cabeza hacia un lado sin enterarme demasiado de lo que trataban de explicarme. Por suerte tenía a Reiko para traducirlo a unas palabras más simples. -Entonces, ¿podría haberla matado?- miré preocupada a nuestra hija sin estar muy segura de que fuera posible. Aunque... bueno, en esos momentos solo podía centrarme en atacar y descuartizar al pirata. -¿Y no puede ser alguna maldición de Sawyer? Tú has dicho que también te despertó esa furia en su presencia.

El jaleo proveniente de fuera llamó nuestra atención y, tras cruzar miradas, nos pusimos en pie para acercarnos a curiosear. Algunas de las elfas que se habían llevado prisioneras ahora volvían a estar en el Asentamiento y, según había dicho el soldado, había sido obra de la nueva capitana. "¿CAPITANA?" noté cómo mis pelos se erizaban ante dicha afirmación mientras miraba algo nerviosa a Irvine. -Oye, ¿y si me uno al ejército?- no me gustaba acatar órdenes y seguramente no duraría ni dos días pero no podía ni imaginar a una mujer dándole órdenes a Irvine. ¿Y si le obligaba a hacer cosas indecentes? Me obligué a sacudir la cabeza con fuerza para sacar estas ideas de mi cabeza. ¡Yo había prometido no volver a ser tan celosa! "Pero estamos hablando de su superior...", mordiéndome el labio me acerqué un poco más para ver si conseguía visualizar a esa capitana.

Con la llegada de algunos guardias con elfas secuestradas y algunos terroristas zivalios capturados por parte de la capitana Danika, el ambiente general y los ánimos mejoraron.

Pasaron unos días hasta que todo empezó a ponerse en orden y los habitantes empezaron a reparar los daños con la ayuda de los soldados presentes.

Ya sin nada más que hacer, con los heridos bastante recuperados y tras recibir el agradecimiento de algunos habitantes, decidís regresar al gremio para reponer fuerzas. Y en el caso de Kally y Athan, entregar el diario al misterioso Bernard.