Partida Rol por web

 Auriel, no te preocupes. A mí no me importa cómo fuese nuestra boda, sino con quién. Pero entiendo que prefieras que fuese algo más especial y no por necesidad. Vaya, parece que nos pasa igual que a Nathan y Keyleth, pero ellos ni lo recuerdan. Tranquila, vamos a...

Escucháis cómo se abre la puerta y entra Walter Bluequill con prisas.

 Cielos, sí que me ha costado encontraros. Es que os fuisteis apresuradamente sin firmar los papeles matrimoniales - os enseña los documentos sin firmar.

 Espera... no me digas que...

 No estáis casados aún de forma oficial. Sin la firma y sin registrar el documento el enlace no tiene validez alguna - os entrega los documentos.

Caray, si llegaras a llevar a cabo tu plan... ¡habrías acabado casada de verdad con Kathos! Eloril deja que tú cojas los papeles y te dedica una mirada de complicidad.

 Tú dirás, cariño.

Miró extrañada a Eloril cuando dijo que le importaba con quién se casaba y no el cómo. Tardó un poco en reaccionar. Se preguntó si realmente le habría comprendido, pero lo que dijo a continuación le demostró que sí. Era casarse por necesidad, por conveniencia, porque no habría nacido de ninguno de los dos hacerlo sino que había surgido como parte de un plan lo que se le atragantaba a la elfa.

¡Si no fuese por ello, no estarían casados!

Y sí, estaba dispuesta a renunciar a lo que había imaginado, ¡pero caray! Una cosa era casarse en secreto por amor y otra era vivir una farsa, en la que al menos ella, ni tan siquiera se había enterado de lo que había dicho Walter Bluequill.

Éste entró como un torbellino y Auriel se quedó petrificada al escuchar que no estaban casados. ¡Papeles! ¿En qué había estado pensando? Pues estaba claro, en el puñetero libro que finalmente no hubiese servido de nada. Ahí tienes toda la atención que había prestado. Apretó los puños, sintiéndose como una estúpida. ¡Habría estado casada con Kathos! ¡Qué horror! No quería ni pensarlo.

Eloril la miró con complicidad. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Le dejaba la decisión a ella? Hacía un momento había dicho que lo entendía y se disponía a divorciarse y ahora... ¿acaso se lo estaba replanteando? Le miró confusa. ¿Qué significaba aquello? Tal vez él lo aceptaba pero no lo compartía.

Dejó que ella cogiese los papeles. Auriel no los miró, solo los sujetaba, mientras decenas de ideas bombardeaban su mente. ¿Qué debía hacer? ¿Qué esperaba él que hiciese? Se mordió el labio, estaba realmente nerviosa. ¿Si no firmaba entendería que no le quería? ¿O que era una caprichosa que quería una boda de cuento? Porque no era lo uno ni lo otro. Firmaría. Aunque no estaba convencida. ¡No! No deseaba firmar. Ya lo había explicado. Definitivamente todo había sido un error.

Dejó los papeles sobre la mesa y colocó la palma de su mano encima. Cuando la retiró, el anillo que Walter le había entregado reposaba sobre ellos.

-Perdona... Creo... creo que no te merezco -le dijo apenada con la mirada en el suelo.

Salió a toda prisa de la habitación y se perdió entre las calles de la ciudad. No deseaba ver a nadie, ni encontrarse con nadie. Quería estar sola. Caminó hacia el bar de Nick Faraday o lo que quedase de él.

 ¡Auriel, espera! - exclama viéndote ir a toda prisa. Mira a Walter y se encoge de hombros sorprendido.

Abandonas la sede a todo correr, y por las calles vas deambulando hasta llegar al Calcetín Púrpura. Ves que hay un carruaje grande y varios hombres metiendo piezas de muebles en el interior, y dentro ves a Nick, un chico castaño con el flequillo de punta y una chica de pelo anaranjado, con Anko e Irvine. No esperabas encontrarte a la pareja de felinos.

 Anda... ¡hola Auriel! Por favor, acompáñanos.

Nick se gira hacia la entrada, y cuando lo hacéis vosotros veis a Auriel en el umbral, con semblante serio.

 Anda... ¡hola Auriel! Por favor, acompáñanos - le invita a entrar. ¿Acaso conoce a Auriel?

Miró sorprendida a Nick. Deseaba tomarse algo en el local pero no tenía ganas de hablar y todavía menos de asuntos de parejas. Aunque seguro que en otra ocasión habría disfrutado de la compañía de Anko y su novio, decidió irse a otro lado.

-Ehm... hola Nick. Me alegro de verte. Tal vez en otra ocasión. Tengo algo que hacer. ¡Hasta la vista!

Esbozó una escueta sonrisa y se despìdió con la mano. 

Tras excusarte vuelves a salir y te largas. No llegas muy lejos, pues te intercepta Eloril, quien parece ser que fue detrás tuya. Con los papeles en la mano.

 ¿Qué ha sido eso de que no me mereces? Auriel, no vuelvas a decir una estupidez así - tras reñirte te alarga el documento - Esperaba que le prendieses fuego, la verdad. No quiero estar casado si la boda no es de tu agrado, quiero dejarlo claro. Estar casados o no me da igual, no va a cambiar lo que siento por ti, así que coge este papel y préndele fuego de una vez. Si tú no quieres estar casada de esta manera yo tampoco quiero. Me niego a que seas infeliz.

La mirada de Eloril muestra una convicción absoluta, no hay duda alguna en sus palabras.

Mi hermano se despide, y no tarda en marcharse. Se marcha sin mirar atrás, y yo no puedo evitar dejarme caer al suelo, de rodillas con la cabeza agachada. Era una vorágine de sentimientos. Bien. Mal. Un hermano. Padres Muertos. 1600 años. Cataclismo probocado por tus padres. Guerra. Muerte. Resurgir. Tenía tantas preguntas... y tan pocas respuestas...

Así, no se cuanto tiempo pasaría, no se cuanto corrió el sol por la sala mientras estuve en silencio. No sabía ni como sentirme, pasando las manos por el suelo, haciendo que las rocas cambiaran de forma, tomando formas imposibles, antinaturales. Intentando recrear con ellas los trostros de aquellos que había visto en aquella visión, como mis padres. Pero mi memoria no daba para tanto.

Y a pesar de la voz de la peliazul, no fue hasta que se acercó que reparé en ella.

- He conocido a mi hermano. - Fue lo único que le dijo con la cabeza agachada, cerrando los ojos, aun de rodillas y con las manos acariciando el suelo.

 A tu hermano... - musita, viendo claramente que no estás del todo bien, sobre todo cuando ve los signos de transmutación que hiciste. Se agacha a tu lado y te abraza - No me separaré de ti hasta que te encuentres mejor. Y no quiero ninguna pega, soy experta pegándome como una lapa, Claire te lo puede contar.

Esboza una sonrisa amable y se queda a tu lado, esperando a que tus ideas se aclaren o despejen.

Mira puso sus pechos en la cara de Jendry 

-Eso es trampa- Le dijo "Una muy buena" Pensó.

El mago se levantó a la vez que Mira y también se sacudió el agua de la ropa. -Si, mejor volvamos antes de que mi ausencia llame demasiado la atención- 

Caminaron un poco por la playa. -Amigos... No son algo tan cercano como para llamarlos amigos. Apenas no acabamos de conocer. Tampoco se si estaré lo suficiente para llamarlos amigos...- La maestra dio fe de que no tenían miedo de Ojo de Demonio. Y ya habían derrotado a La Manos Negra... Pero aún así no acababa de creer estar a salvo. -Pero te presentare a mis... Nuevos compañeros. Al menos a los poco que conozco- Anko, Cassandra, Keyleth... Iba contando con los dedos mientras pensaba. -Como mínimo puedo presentarte a tres de ellos- El mago no se acordaba de ninguno mas (sorry, tengo memoria de pez con nombres y caras)

 Seguro que reconozco a la mayoría, que solo he estado un par de años fuera. Pero no está de más que me presentes a los más recientes, me encantará hacer nuevas amistades. Y Jendry, yo que tú me plantearía en serio establecerte en el gremio, te aseguro que te encantará el ambiente y la comida.

Regresáis a la sede, donde veis al resto trabajar. Junto a vosotros pasa Cassandra, quien se detiene y mira fijamente a la chica.

 ¿Mira? ¿Eres tú?

 ¡Cuánto tiempo, Cassandra! ¿Sigues cuidando de Freya y tu noviete Eloril?

 Eloril no es mi novio, y no necesita protectores - esboza una sonrisa audaz - Te sorprenderá saber que fue entrenado por Alakatar Maetyl

 ¡¡¡QUÉEEEEEEEEEEEE!!! ¿Ha tenido el mismo maestro que Reiner el Rojo? - Mira está flipando con lo que le ha contado la rubia, y flipa más cuando ve la espada que cuelga de su cinto - Espera... esa espada...

 Sí, pertenecía a Reiner. Tuve la ayuda de Nathan, Eloril y Auriel. Bueno, a ella no la conoces, es una amga elfa, y la novia de Eloril.

 Joooo... me he perdido un montón de cosas chulas... - parece alicaída, pero recupera el ánimo muy rápido - ¿Dónde está Nathan? Ahora sí que pienso calzármelo...

 Hmmm... me temo que llegas tarde. Se casó con una elfa paladín, compañera del gremio además.

 Nooo... - su cara es de absoluta depresión.

Cassandra esboza una sonrisita y te mira de soslayo.

 Veo que conoces a Mira.

Paró en seco cuando Eloril la interceptó. ¡La había seguido con los documentos en la mano! Escuchó boquiabierta todo lo que le dijo. Cuando él acabó de hablar estuvo a punto de hacerle una pregunta pero su mirada despejaba cualquier duda que pudiese tener.

Cogió cuidadosamente los papeles y le miró con emoción contenida antes de que una llama, débil al principio, fuese extendiéndose por los papeles hasta hacerlos desaparecer. Cuando el fuego se extinguió, en sus manos solo quedó un puñado de cenizas.

Volvió a mirarle, como si comprobase que nada había cambiado y entonces inspiró aire lentamente. Elevó las manos acercándolas y sopló con suavidad dejando que el aire las esparciese frente a ellos.

Ya estaba hecho, o siguiendo sin estar hecho, según se mirase. Abrazó a Eloril durante unos instantes y luego besó su mejilla con dulzura.

-Este es el bar que quería mostrarte -señaló el local que había a su espalda- No lo juzgues a primera impresión, porque a simple vista parece un tugurio pero tiene su encanto. Si te apetece te invito a una copa. ¡Qué menos! -se encogió de hombros con cara de no haber roto un plato aunque se sentía como quien rompe la vajilla entera. 

Eloril observa con una sonrisa los restos de aquel documento. Te mira de soslayo y cuando te ve más calmada suspira aliviado.

 Ya está - sonríe cuando le das un beso en la mejilla. Mira hacia el bar que le señalas - Auriel, créeme si te digo que me estado en tascas mucho peores. Si el bar pertenece a un buen amigo de Michael no veo motivos para no ir. Es más, igual le conozco y todo.

Ambos cruzáis el umbral y ahí siguen todos. Nick os observa sorprendido.

 Espera... ¿Eloril?

 Cuánto tiempo, Nick. Ya me contó Michael que retomaste la carrera de abogado.

Estás extrañada por la reacción de Auriel, es como si quisiera estar sola. Pero no pasa mucho rato cuando ella regresa acompañada por Eloril, más animada. Nick observa con sorpresa a Eloril, como si le conociera.

 Espera... ¿Eloril?

 Cuánto tiempo, Nick. Ya me contó Michael que retomaste la carrera de abogado.

 Lo abrazo más fuerte y agacho mi cabeza con una amplia y tímida sonrisa cuando me dice que me quiere, queriendo con ello ocultar ese vergonzoso gesto. 

 - Y yo a ti. - 

 Finalmente nos vestimos y nos vamos a comer. Neer espera que haya carne, con cuya sola mención se me hace la boca agua. - Sí, ojalá haya carne. - Repito casi como un zombi, hambrienta, y trago saliva. Tengo tanta hambre que me comería a mi propia madre. - Hmm... Seguramente no sería la primera drow en hacer algo así, je. -

 Casi prefiero que no te comieras a tu madre, que igual te sienta fatal - bromea.

Al bajar e ir a las mesas ves que está repartiendo platos de asado de jabalí. ¡Carne! Neeryl es raudo dejándote atrás y tomando asiendo, babeando.

Los demás van tomando sitio. Arkan y Nizel están en una mesa diferente a la de Neeryl, sentados junto a ese espadachín pelirrojo que apalizó de lo lindo a ese capullo alado de Zero.

Ambas pasáis un rato agradable acompañadas por Irvine y Eloril. Auriel se dedicó a escuchar anécdotas graciosas de los tribunales tanto de Nick como se Linus Maxwell, el chico de cabello castaño, mientras Anko despluma a Irvine jugando al póker. La suerte del novato, dirían muchos.

Cuando os disponíais a marchar aparece Stacey, con un gran sonrisa y una aún más grande bolsa de viaje.

 ¡Esperad, me voy con vosotros!

Tras no tener más preguntas empezáis a regresar hacia la sede de Diente de Hidra, corriendo por la arena. De alguna forma esta arena te recuerda un poco a los campos de ceniza que hay cerca de los volcanes.

Durante el camino os reunís con Deekin, quien parece satisfecho con sus hallazgos.

 ¡Deekin tener próximo best-seller en mente! - proclama enseñando sus dientecillos a modo de sonrisa.

Y los 3 hacéis en camino de vuelta juntos.

En cuanto logras despejarte miras a Natasha, quien te dedica una sonrisa amable.

 ¿Te parece bien si regresamos a la sede?

Y sin poder responderle ella te agarra del brazo y tira de ti para iniciar el camino de vuelta.

Cuando todos llegáis veis que ya están sirviendo la comida (jabalí asado), y que Rasheda y Neeryl ya han empezado con avidez a hincar el diente a sus platos.

Anko y Auriel vienen acompañadas por Irvine y Eloril, además de una chica llamada Stacey. Al parecer es hija de Nick Faraday, el jefe del chico que logró la inocencia de Claire.

Por otro lado llegaron los 3 reptilianos, al parecer de buen humor (especialmente Deekin, murmurando algo de un relato erótico protagonizado por Dayla, o al menos eso os parece entender pero creéis que habéis entendido mal). También aparece Ian Victus, acompañado por Natasha Gale. El mago parece impactado por algún motivo, pero no dijo nada al respecto.

Jendry vino después, acompañado por una atractiva chica de cabello negro. Se llama Mira y resulta ser una antigua discípula de Akane Stalker, o al menos eso afirma Cassandra y otros veteranos. Y curiosamente la propia Akane aparece en escena arropando a su antigua discípula.

La comida se hace animada, con todos recuperando el ánimo. Excepto, extrañamente, Pyros, quien no solo no ha probado bocado sino que parecía preocupado por algo. Stacey, la chica, se acerca a él y le entrega una nota.

 ¿Eh? - el mago lee atentamente la nota, y mira a la joven muchacha - Ah, ya veo. Así que vas a ser mi discípula.

 ¡Así es! Espero aprender mucho de ti, maestro.

 Cuento con ello. Esperemos que tengas el talento de tu madre. Perdona si ando un poco distraído, pero es que no estoy muy... aquí.

 Es verdad, estás raro. Normalmente andas siempre tranquilo y despreocupado. ¿Qué es lo que ocurre?

El mago vuelve a tener expresión seria, y no suelta prenda. Mira de reojo a Milene, quien cierra los ojos y suspira.

 Yo sé por qué está así. Es sobre los descendientes de Némesis.

Es verdad, recordáis que algunos de los aliados de los enemigos del vacío mencionaron que los descendientes de Némesis estaban en la isla, pero que no les estaban ayudando.

 Es verdad. Había olvidado ese asunto, pero es algo que me escama. ¿No deberíamos estar buscando a ese primogénito suyo y sus descendientes?

 Concuerdo con Cassandra. Deberíamos haber ido a identificarlos, buscarlos y saber sus intenciones. Lo mismo ahora podrían estar a punto de desatar otra crisis, y no estaríamos en condiciones de volver a detenerlo.

 No hace falta, conozco la identidad de todos ellos - ¿Milene lo sabe? Ella está seria, señal de que es algo grave.

 ¡Y a qué esperamos! ¡Deberíamos ir tras ellos!

 ¡SILENCIO! Nathan, esto va a ser muy duro para ti... el primogénito de Nemesis no es otro que tu tatarabuelo Kathandrix.

Nathan se pone pálido de momento, con una expresión de absoluta incredulidad.

 No... no bromees con eso, maestra...

 No es ninguna broma, Nathan...

 Eso quiere decir que... yo... - Nathan toma asiento y se lleva las manos a la cabeza, en un estado de shock absoluto. Keyleth, igual de incrédula, no sabe si acercarse a darle consuelo o si dejarle tranquilo, pero finalmente le abraza.

 Lo cierto es que hacía años que lo sospechaba, pero tuve la certeza cuando Ragnarok me llamó "descendiente de Nemesis" mientras peleábamos y me propuso aliarme con él. Obviamente me negué. Y si por lo que sea pensáis que puede ser una treta suya, fui a preguntarle a nuestro tatarabuelo, quien nos lo ha confirmado.

Se produce un silencio ante semejante bomba. Jamás imaginasteis que Nathan, Pyros o el mismísimo Lord Celdric fuesen descendientes del gran enemigo de la humanidad.

 Escuchadme bien - rompe el silencio la propia Milene - Aunque seáis descendientes del señor de los infiernos, ¡qué más da! Vosotros sois vosotros, que seáis descendientes de ese monstruo no borra vuestros actos, no olvidéis eso. Nathan, Pyros, vosotros no sois otra cosa que compañeros, aventureros, héroes, amigos... no dejéis que eso os derrumbe.

Pyros esboza una media sonrisa.

 Por mí no te preocupes, maestra. Yo ya lo veía venir y ya lo tengo algo asumido. El problema está en mis primos. Fíjate cómo está Nathan. Imaginad cómo se sentirá Anna cuando se entere.

Miráis a Nathan quien está cabizbajo, totalmente mudo. Ninguna palabra ni gesto logró que él levantase la cabeza.

Pasó una semana más, y los magos estuvieron preparando el teletransporte de vuelta a vuestra sede. Nathan siguió completamente callado y reflexivo, como si hubiese hecho un voto de silencio. Apenas sonríe, y solo lo hace por amabilidad. Pyros en cambio parece llevarlo muy bien, pues se ha mantenido ocupado aleccionando a Stacey quien parece entusiasmada por sus enseñanzas.

Valaren se despidió de Auriel y Shariel (una atractiva elfa amiga de ambos y maga espectromante que decidió unirse al gremio), y le confió a Eloril el cuidado de ambas.

Por otro lado, Taro y Dainn deciden quedarse en Ojo de Leviatán. El primero se queda con Diente de Hidra para estar con su hermana Kassandra, mientras que el enano quiere adiestrar a los soldados del reino para espabilarlos, pues los ha encontrado muy blandos e indisciplinados contra los siervos del vacío. En cambio os sorprende saber que Claire y Natasha se va con vosotros. Mayor fue la sorpresa cuando Ian Gale, el hasta hace poco escolta de la nueva reina, pidió a Milene que le dejase unirse al gremio, petición que la maestra aceptó.

Y otra persona más que se une: Eleanor Nhaatar, la hija del antiguo Rey del Aire. Su padre le pidió a Milene que cuidase de ella pues tenía unos asuntos que atender que podrían ser muy peligrosos. La despedida padre e hija fue muy dura. También lo fue la de Nick con su hija adoptiva Stacey, aunque fue bastante más cómica. El abogado lloraba a moco tendido y la chica estaba sonriente, animándole.

Una despedida inesperada fue la de Ayame, quien comentó a sus hermanos Anko y Aaron que volvería a donde estaba su hogar familiar para reconstruirlo. Aunque les costó mucho, al final aceptaron la decisión de su hermana, despidiéndose de ella.

También se despidió Valeria, quien decidió irse con el campeón de Mistandor.

La reina Diana Everfrost fue a despedirse de su hermano Arthur, estando acompañados por Sir Jorik Legna, el nuevo consejero real. Al menos ahora sabéis que está en buenas manos, pues este caballero se mantuvo fiel a ella hasta el final. Tras despedirse de su hermano, la princesa se dirige a vosotros.

 No sé por dónde empezar... habéis hecho muchísimas cosas no solo por el reino, sino por mí. Habéis salvado a mis conciudadanos y la vida y el alma de mi hermano, eso es algo por el que voy a estar eternamente agradecida. Os prometo que seré una reina que cuidará de todos y cada uno de mis súbditos y que luchará contra las injusticias, e invertiré todas mis energías en ello.

 Tampoco te esfuerces mucho hermanita, cuando eso encasquétale el trabajo a otros - interrumpe Arthur con esa sonrisa descarada tan propia de él.

La reina se ríe de forma que se salta todos los protocolos, llevándose las manos al estómago. Incluso le salen lágrimas de los ojos.

 Ay... - su mirada se torna triste, mirando a su hermano - ¿En serio no puedes quedarte conmigo?

La mirada de Arthur se ensombrece.

 Ojalá... pero tengo una deuda enorme hacia mis amigos del gremio y pienso saldarla. Además necesitan mi talento - afirma mientras juguetea con una bolsa de oro.

 ¡ESA ES MI BOLSA, MALDITO LADRONZUELO! - se queja la paladín, quien coge al vuelo la bolsita cuando el pícaro se la lanza.

 Ya veo... al menos cuidan bien de ti. Vuelve a visitarnos cuando puedas...

 Lo haré, descuida - vuelve a abrazar a Diana - Cuídate, pequeñaja.

 Lo haré - se dirige a vosotros - Puede que no sepa cómo agradeceros, pero al menos puedo daros una buena gratificación.

 No hace falta, princesa. Hemos ayudado porque quisimos.

 ¿En serio? Qué pena, había preparado para usted una selección de dulces que...

 ¡Lo acepto! Aceptamos la gratificación - se gira hacia vosotros mosqueada, inflando los mofletes - ¿A qué diablos esperáis para darle las gracias, panda de desagradecidos?

Tras recibir la recompensa y despediros de todos, los magos ejecutan el conjuro de teletransporte masivo para llevaros de vuelta a la sede de vuestro gremio, con todo ya resuelto. O casi todo, pues nadie sabía lo que tenían en mente Nathan y Keyleth.