Preocupada te alejas de la mansión hasta estar en un lugar seguro. Los prisioneros no pueden más especialmente una adolescente humana que está al borde de un ataque de nervios.
Mientras estáis descansando Neeryl te mira.
Preocupada por Nizel, ¿verdad? Siento que os hayáis metido en este lío por mí, Rash.
- Es lo que hay. Yo no le pedí que viniera. Él me sorprendió ya dentro de la misma mansión de mi madre, no es culpa tuya. Además, ahora mismo hay personas que necesitan consuelo más que yo. - Contesto a Neeryl, con fingida indiferencia. Lo cierto es que esta incertidumbre me da rabia, y encima tengo que encargarme de esta gente. Los compadezco, pero soy demasiado egoísta como para pensar en ellos ahora mismo, y aun así, ahora mismo todo lo que puedo hacer es ayudar a esta gente por la que Nizel se ha arriesgado, así que me acerco a la humana intranquila.
- Eh, estate tranquila. Ya estamos a salvo de Dedrith, y si alguna de sus perras intentara acercarse yo me haría cargo de ellas, si no lo ha hecho el elfo ya. Ahora debemos descansar, discretos, antes de marcharnos de aquí de una vez por todas. ¿Es que hay algo más que te preocupe? ¿No te fías de mí? No soy como... La gente de por aquí, sabes. - Intento reconfortarla, aunque por algún motivo dudo seriamente que se me esté dando bien en absoluto.
La muchacha te mira al principio con miedo.
Adolescente: ¿Acaso no nos vas a... vender como esclavos? Esa matriarca era tu madre, ¿no? ¡Lo siento, no me castigues!
¡Claro que no, Rash no es así! No te preocupes, nos llevará de vuelta a la superficie, a vuestra casa.
Adolescente: ¿A casa? ¿Volveremos a casa? ¡Quiero volver a casa, disculparme por madre y padre por esa pelea que tuvimos por no querer hacer las tareas de casa! Quiero... quiero... ¡AAAH! ¿Qué es eso?
La chica os alerta señalando hacia un grupo de rocas, donde se ve una silueta.
Oye, ni que fuese tan feo - bromea Nizel, quien era la figura de la silueta. Parece encontrarse en perfectas condiciones salvo por un arañazo en la cara y un raspón en el brazo, aparte de estar cubierto de suciedad - Oye, Rash, tu madre va a tener caos para rato. Me parece que he generado una leyenda a la altura de tu padre: "El elfo que hizo que las asesinas y los guardias se enfrentaran entre sí por un panecillo rancio que estaba en la cabeza de la matriarca".
- Sí, Dedrith es mi madre, pero no quiero nada suyo, sólo que me deje en paz. Si compartiera sus intereses dejaría que Achrya recibiese sus sacrificios en lugar de tomarme tantas molestias. - Contesto, haciendo un gesto de desdén con la mano. - Cuando salgamos de aquí eres libre de volver o ir donde quieras. - Añado, antes de que la muchacha pierda los nervios con una silueta, y no cualquier silueta.
- ¡Nizel! - Lanzo mi nueva daga al suelo frente a él cuando lo veo, sólo para acercarme más rápido que a pie cuando la uso para transportarme a su lado y tocarle la cara y el brazo, nerviosa. - Luego. - Contesto a su leyenda, que aunque, curiosa, no es mi prioridad. - ¿Estás bien? ¿Está Arkan aquí realmente? ¡¿Cómo se te ocurre seguirme y liarme todo esto de repente sin contarme tu maldito plan?! - Le recrimino al final, subiendo el tono y dejando el cuidado al tocarle, si no apretándole los brazos.
No lo percibiste cuando te pusiste frente a él, pero tras un rato puedes notar que Nizel apesta a ganado.
Estoy bien. Arkan no está aquí (fue un farol que salió bien). Y se me ocurrió proque estaba realmente preocupado por ti. Quise dejar que te ocuparas de tu asunto sin intervenir hasta que esa asesina mató al guardia que te camelaste.
La muchacha se acerca para ver a Nizel.
Muchacha: ¿No eres un mercenario de esos de la emperatriz sombría?
Abuelo: Muchacha, yo sé quién es. Es uno de los 4 miembros del Pacto del Dragón, el grupo de élite del gremio de aventureros. Me acuerdo de ti, elfo, estabas con el bueno de Nathan cuando rescatasteis a las mujeres de mi pueblo de aquellos esclavistas. Aún os debo mucho por rescatar a mi nietecita, ni siquiera quisisteis la recompensa.
No es nada, señor, era nuestro deber. Espero que su nieta se encuentre bien.
Abuelo: Sí, estos elfos oscuros me atraparon cuando estaba en el bosque buscando seticas. Me sorprendieron con mi reuma, pero de no ser así les habría dado uno de mis ganchos asesinos - el abuelo pone pose de boxeo, hace un par de movimientos y se va al suelo tras un crujido - ¡Ay, mi espalda!
¿Se encuentra bien, señor?
Abuelo: No puedo moverme, me duele la espalda... esto es el fin. No os preocupéis por mí, he tenido una vida muy larga. Dejadme atrás y salvad a los demás, que mi sacrificio no sea en vano...
No digas tonterías. Yo me haré cargo de llevarle si hace falta.
Nizel se explica, y me confirma la ausencia de Arkan, así que prefiero dejarlo estar. Uno de los prisioneros además reconoce al elfo, para tranquilizar más a la muchacha, y explica cómo ya les ayudó una vez en el pasado. Debería haberlo explicado más quietecito.
- Bien, pues asunto arreglado. Alguien te llevará, tu aprovecha ya que estás en el suelo para descansar. - Le quito importancia al asunto. Sólo se ha caído, no es que se vaya a morir de repente... ¿No? - Y tu... ¿Por qué hueles a vaca...? - Pregunto al elfo, confundida.
El elfo se ríe.
Verás, eso ha sido mi forma de escapar. He liberado todo el ganado que tenían allí y huí montado en un cerdo enorme. Claro, en el primer intento acabé encima de una montaña de mierda. Lo sé, necesito un baño. O dos. O treinta...
Podéis descansar unos minutos, en los cuales Neeryl y Nizel vigilan la zona. Después volvisteis a poneros en marcha, avanzando por las inhóspitas Profundidades, evadiendo en la medida de lo posible todo peligro. Un gusano gigante estuvo a punto de asaltaros pero otra vez el elfo os sacó del apuro con una flecha incendiaria que de paso atrajo a más amenazas hacia el monstruo.
Tras varias horas en unas grutas laberínticas finalmente lograsteis llegar a la superficie. La luz del sol te ciega momentáneamente, costándote varios minutos adaptarte nuevamente. Puedes escuchar a los que os acompañaron hablar con alegría y alivio.
Abuelo: ¿Veis? ¡Ya decía yo que lo conseguiríamos! - afirma el anciano, sobre la espalda de Neeryl.
¡Pero si usted quería que lo dejáramos atrás como un héroe caído!
La muchacha se ríe. Resulta reconfortante ver que esta gente recupera la sonrisa. Nizel se acerca y te abraza.
Oye, Rash. Voy a encargarme yo de estas personas (aunque me va a tocar cargar con el viejo fanfarrón). Tú acompaña a Neeryl con tu hermana.
- Eugh... Qué original... - Comento, alejándome discretamente de él después de lo de la montaña de mierda. Descansamos un rato más antes de salir, con el viejo y todo, hasta que volvemos a salir de la superficie. El impacto cegador del sol, aunque esperado, es desagradable, y me recuerda a la primera vez que salí de las profundidades.
El anciano de repente parece optimista, y Nizel no tarda en remarcar su incoherencia, para después ofrecerse a encargarse de los liberados.
- Sí, los tortolitos estarán impacientes por reencontrarse, y yo por que se quede tranquila. - Accedo. - Gracias, Nizel. - Me despido antes de dividirnos, casi como si no tuviera importancia, algo tímida. No me gusta mostrar afecto delante de extraños, ni cuando huele a vaca.
Tras despedirte de Nizel acompañas a Neeryl hacia el asentamiento de refugiados. Los guardias se sorprenden al veros, y uno de ellos va hacia el interior. Después de pasar el umbral podéis ver que sale Mielikki de una de las casas. Tras ver a Neeryl corre a abrazarlo.
¡Neeryl! - tras mencionar su nombre le besa con anhelo, con lágrimas de felicidad en su rostro - Temía que no volvería a verte más.
Si estoy aquí es en gran parte gracias a Rash - responde con una sonrisa, volviendo a besar a Miel.
Tras besar a Neeryl y estar un buen rato abrazados, Miel va directa a abrazarte afectuosamente. Hora de abrazos.
Me alegra que volvieras de una pieza, Rash. He estado preocupada, incluso tras la visita de Nizel. ¿Llegaste a encontrarte con él?
Me cruzo de brazos para ver apartada como la pareja se reúne, esbozando una escueta media sonrisa, hasta que Miel viene hacia mí y recibo su abrazo con fuerza.
- Estoy bien, y sí. Gracias a él todo salió de maravilla. - Contesto, soltándola para apartarme un poco y mirarla, también preocupada. - ¿Tú estás mejor? -
Me alegra saber eso. Sí, me encuentro mejor, sobre todo sabiendo que os encontráis bien. Gracias, hermana. Me alegra tener una hermana como tú y no la que le habría gustado tener mamá.
Siento interrumpir, pero debería ir a descansar. Aún no estoy recuperado del todo, y sigo agotado de cargar a ese anciano tan cargante. Aún tengo en la cabeza esa historia en la que peleó a puños y sin camisa con un oso pardo.
Fue una historia graciosa de escuchar, sobre todo con lo mucho que gesticulaba siendo cargado por Neeryl, a quien casi se le cae al suelo varias veces. Miel se ríe discretamente tras escuchar el comentario.
Tras excusarse Neeryl se retira, dejándote a solas con Miel.
Oye, Rash... sobre Neeryl, siento habértelo robado. Entendería que estuvieras molesta conmigo.
Neeryl se marcha a descansar, dejándome con una Miel que remueve el pasado. Un pasado que no me gusta, no por que guarde ningún sentimiento hacia Neeryl, si no por que me quitó lo que era mío, me ganó, y odio que Miel me gane, sobre todo si luego me deja tirada, pero eso ya es agua pasada.
- No pasa nada, si me conseguí a uno mejor. - Le quito hierro al asunto. - Además, para que te lo quitara mamá después de que tú me lo quitaras a mí para hacer a otra hija que nos cazara, prefería devolvértelo. Pero en serio, está bien. Sé que no lo habría cuidado como tú. - Sobre todo por que empecé mi aventura con Nizel una noche antes de que me cambiara por mi hermana, pero no creo que necesite saber eso. - ¡Ah! ¿Sabes que ya eres tía? - Le doy la noticia, esperando divertida su reacción.
Miel se queda mirándote fijamente.
Tú y tus bromas. Deberías probar con algo más creíble. Me interesa más ese "conseguí a uno mejor". ¿Qué quieres decir? ¿Tienes otro novio? No te preocupes, no pienso robártelo. Ya me siento bastante mal por lo de Neer, de verdad. Mejor pasa dentro y te sirvo algo mientras hablamos un poco más. Qué demonios, te he echado de menos.
Miel espera que aceptes su invitación.
- Ohhh... - Miro hacia arriba, fastidiada por su incredulidad. En esta dimensión no, pero en otra sí, osea que mentira mentira... No es, ¿No? No sé, es todo muy complicado. - Ah, es cierto. - Caigo cuando me pregunta sobre mi chico. - Todavía no sabíais nada de Nizel y yo antes de iros. Bueno, acababa de pasar... - Le cuento mientras voy pasando dentro, aceptando su invitación. Me detengo, cayendo en que justo hasta ese momento ella y Neeryl no volvieron a estar juntos, e intento cambiar de tema. ¡Además, tengo que poner a mi hermana al día! - Yo también. Han pasado cosas, ¿Sabes que Baelor es mi padre? Baelor, entre todos, entre él y Dedrith no sé como he salido tan genial, jejeje... Oh, y puedo fundirme con las sombras, y ahora tengo el Asalto del Vacío. - Alzo la daga y el anillo. - Mola, ¿Eh?
Miel te escucha atentamente y se sorprende mucho al ver esa daga y el anillo.
¡Tienes el Asalto del Vacío! ¿Qué ha sido de la Silenciadora Sombría?
Rash la mató - dijo Neer, sin entrar en detalles.
Miel te mira con una mezcla de orgullo y temor. Más bien lo primero.
Yo... estaba preocupada por si podrías valerte por ti misma y veo que te has vuelto muy fuerte. Lo admito, me siento orgullosa de ti, y me das miedo. Supongo que será mejor no hacerte enfadar, ¿verdad? Me gustaría ver una demostración de eso de fundirte en las sombras, tiene pinta de ser muy útil.
Sonrío ante la noticia que Neeryl da a mi hermana, orgullosa. Lo único que me preocupaba de... La obtención de la daga, fue que Nizel lo presenciara, y lo que pudiera pensar de ello. Aún me preocupa si lo pienso, pero mi hermana, Ikki sabe tan bien como yo cómo funcionan las cosas en las profundidades, y aunque no va a conocer los detalles, confío en que lo entendería, y es por ello que no reparo en mostrar mi orgullo.
- Mira esto. - Lanzo la daga al techo y no tardo en desaparecer en el suelo, para entonces caer con una pirueta al mismo instante, casi como si se tratase de un portal, del techo, y finalizar con una reverencia teatral, como si agradeciera al público mi actuación. - Ya sabes que nunca ha sido buena idea haberme enfadar... - Contesto, vacilona, pero pronto recupero la compostura. - Te dije que todo saldría bien. - Añado finalmente en un tono conciliador, sonriente.
¡Eso puedo verlo! Parece mentira, pero por fin has madurado un poco.
Pasas casi todo el día en casa con Miel y Neer, contándoos diversas historias desde cuando os separasteis. A Miel le costó creer que tengas medio hermanos dracónicos y sirenas, mientra que ellos te comentaron su intención de dedicarse a proteger esta aldea y a sus habitantes.
Se hizo de noche más rápido de lo que pensaste, por lo que te quedarías a dormir con ellos. Por la mañana te despides de ellos y marchas de regreso al gremio.
Fin de escena. Continuamos en Pluma de Fénix :3