Candy te mira con timidez y levanta la mano para saludarte, esbozando una sonrisita encantadora. Elsa reacciona apachuchándola.
—¡Pero qué mona es mi hermanita!
Jurgen se ríe al ver a ambas en ese plan. Cuando mencionas lo que quieres encantar recobra la seriedad.
—No merece la pena encantar una pelota. El aplicar un encantamiento es muy caro, te saldría mucho más barato conseguirle un barril lleno de pelotas. Acerca de la 7 Runas, tendrás que preguntarle a Cesar. Creo que ahora está en el patio trasero descansando un poco.
—Uhh... ¿Cuánto puede llegar a costar? Dudo que un barril lleno de pelotas contentase a Michi... Su pelota es muy especial para ella.
Suspiré. Quizás me tocaría esperar a ser rica... y seguramente ese día tampoco llegara nunca.
—Le preguntaré a Cesar. Quizás haya algún otro hechizo más sencillo y barato— ¡rácana hasta la muerte!
Salí entonces hacia el patio, buscando al señor al que le lloverían preguntas como panes.
—Un encantamiento así puede salirte caro. Y me parece bien que ese animal le tenga tanto cariño a esa pelota, pero dudo muchísimo que le dure más de una semana con esas garras y colmillos.
Vas en busca de Cesar, a quien ves con la dríada tratando de cultivar unas plantas. El cocinero alza la cabeza y te mira por encima de sus gafas.
—¿Todavía quieres más comida, Anko? Está bien que tengamos una celebración, pero no podemos vaciar toda la despensa a no ser que queráis pasar hambre mañana.
—Uy, no, no. Lo último que quiero es volver a tener hambre...
Me aclaré la garganta y me asomé para ver lo que hacían.
—Quería preguntarte por unos hechizos. Uno que aumente el aguante de un objeto, que no se rompa, y otro para vincularlo a su dueño y evitar que lo pierda. A poder ser, que sean hechizos no muy caros, porfa— sonreí algo apurada después de semejante petición.
Cesar se acaricia el mentón.
—El encantamiento de reforzamiento no es precisamente caro, y puede aplicarse a casi cualquier objeto haciendo que pueda durar el doble. El otro es un conjuro de retorno, ése es más complicado de aplicar. Solo puede usarse en objetos que no tengan ninguna clase de encantamiento y es bastante caro.
—Iiih... Ese sí es caro— puse expresión de derrota mientras lloraba por dentro.
—Y... ¿algún hechizo que sea como un hilo elástico invisible? Que algo no se vaya muy lejos. Es para una pelota...
—¿Para... una pelota? Mira, jovencita, los encantamientos son cosas intricadas y costosas como para usarlas en cosas tan... mundanas como una pelota. Y no conozco ningún encantamiento que haga eso, lo siento mucho.
Cesar vuelve a trabajar en su intento de cosecha.
—Boh, los magos sois unos aburridos a los que les gusta enrevesar todo... Seguro que hay formas fáciles de hacer las cosas pero, oh, entonces no serían cosas de magos, porque las cosas de magos tienen que costar y ser súper complicadas.
Al ver que se daba la vuelta, dando por concluida la conversación, me giré para irme por donde había venido, dispuesta a encontrar alguna otra solución menos mágica.
A pesar de tu empeño, no lograste encontrar una solución alternativa para la pelota de Michi, por lo que al final te rendiste.
Anótate 3 puntos de mejora. Pasamos a la siguiente escena.