Lianne escucha con calma a Miyu hasta que acaba.
—No soy estúpida, entiendo que no confiéis en mí. Solo un estúpido lo haría ciegamente. El mero hecho de haber formado parte del Cónclave Negro ya me deja en muy mal lugar, y no pienso excusarme con que era "joven y estúpida" por muy cierto que fuese. Soy consciente de que ayudé a cometer actos abyectos y eso pesará en mi conciencia el resto de mis días— da un par de pasos hacia un lado y se cruza de brazos —Mirad, no pienso hacer la pantomima de jurar que seré buena y todo eso, prefiero que mis actos hablen por mí. Si por algún momento sospecharais que os fuese a traicionar podéis tomaros la libertad de ocuparos de mí como consideréis.
Lianne mira con decisión a Miyu y Eimi y les extiende la mano.
—Espero que nuestra alianza sea fructífera.
Es otra cosa —llego diciendo, y abandono el tema cuando nos plantamos en la escena donde se presenta una situación desconocida a la que hay que prestar atención.
—¿Tú también la conoces, Uwyn?
—Sí, de mi época cazando a miembros del Cónclave Negro. Intenté cazar a esta arpía con la ayuda de unos asociados y ella los volvió en mi contra— frunce el ceño —¿Qué quieres decir con "también"?
Observo con interés el momento hasta que se crea una bola de fuego sobre la mano de la felina. Saya alza la mano pidiendo una pausa, pero me interpongo entre ella y Uwyn sin dudarlo. Cuando se apaga la bola de fuego me acerco a Lilianne curiosa.
Entre Saya y Miyu hacen que Lilianne entre en razón y deje ver sus vulnerabilidades. En medio de la conversación saya dice algo muy interesante:
—Así es, nosotras sabemos lo que es perderlo todo, y lo mismo podría decirse de nuestra compañera Eimi. Mi hermana tiene razón. Date tiempo, ahora no lo verás posible pero se puede remontar, volver a empezar.
No tengo ya la sensación de haberlo perdido todo. La vida cambia y quienes te envuelven, pero sigo siendo yo misma y tengo determinamientos importantes que cumplir, aunque sean distintos. Echo de menos a mi familia de antes, es verdad, sin embargo ahora tengo otra familia. En definitiva todo ha cambiado pero continúan apareciendo seres importantes y misiones para protegernos y evitar que sucedan las mismas desgracias del pasado, y por ahora va mejor.
Después de hablar un rato todos decidimos que hacer con Lilianne, no me apetece meterme en el asunto si no es necesario, pero viendo que hay dudas decido intervenir también.
—Si estáis enfrentándoos al Cónclave Negro estamos en el mismo bando. Si me aceptarais os prestaría mis conocimientos y mi poder. A cambio pido comprensión y espacio para sobrellevar mi luto.
Dime, ¿has oido a hablar de Haemi? —pregunto repentinamente mientras me planteo extender mi mano hasta ella.
Dime, ¿has oido a hablar de Haemi?
Lianne se gira hacia Eimi con interés, mostrándolo por cómo agita sus orejas gatunas.
—Tengo entendida que fue una poderosa adepta de Aeria, de hace 10.000 años, una usuaria de grandes poderes telekinéticos capaz de mover países enteros (aunque creo que los textos donde los leí exageraron ese detalle). Por lo que sé ella murió luchando contra Nemesis, junto a su prometido y otros adeptos de los dioses, habiendo sobrevivido a esa ordalía únicamente el campeón de Mistandor. ¿Por qué lo pregunta?
—Tengo entendida que fue una poderosa adepta de Aeria, de hace 10.000 años, una usuaria de grandes poderes telekinéticos capaz de mover países enteros (aunque creo que los textos donde los leí exageraron ese detalle).
Asiento on orgullo hasta que habla de exageraciones.
Ah, no, antes el mundo era así —disimulo.
¿Por qué lo pregunta?
Creí que quizá sabía algo más, aunque no está mal —me aguanto las ganas de preguntar más y le doy la mano—. Esa bola de fuego se veía preciosa.
Esa bola de fuego se veía preciosa.
—Gracias— responde Lianne con una sonrisa cortés.
—¿Estáis bien?— os pregunta Nathan, quien llega acompañado por Arkan, Nizel, Pyros, Naomi y Gepy. Miyu lo pone al día y mira fijamente a la sacerdotisa capturada —Por lo que a mí respecta puede quedarse ahí colgada un tiempo más, hasta que venga la guardia a arrestarla. También han capturado a Tertulio, estaba donde lo dejó Kiara.
Regresasteis al Coliseo, donde todo se había calmado. Los guardias que se descontrolaron recuperaron el juicio, y el resto arrestó a los perpetradores del atentado. Miyu se prepara para reanudar la final contra Nathan pero el personal indicó que el torneo se había cancelado definitivamente, declarando que repartirían el premio entre los finalistas.
Aquello evidentemente decepcionó y desanimó a Miyu. Nathan se acerca a ella y la abraza para animarla.
—¿Sabes qué? En el momento en el que se suspendió la final me veía ya escaso de recursos. Por lo que a mí respecta tú habrías acabado ganando la final. Eres muy fuerte, cariño— tras esas palabras le da un beso en la mejilla.
Miyu le mira con cara de no creerle en absoluto. Está convencida de que seguramente se guardaba algún recurso o truco para voltear la final. De todos modos acepta el abrazo y el beso.
Con el torneo cancelado y el asunto zanjado, decidisteis regresar a la posada para tomar un merecido descanso.
Cerramos la escena. Continuaremos en Interludio: Visitas inesperadas.