Partida Rol por web

menuda pifia de batalla estaba haciendo. Los ataques que habia realizado los habia esquivado con suma facilidad y encima ahora apenas puedo ponerme en pie. Me intento poner en pie no sin cierta dificultad, pero le miro decidida a darle otro golpe, si me rindo ahora sera peor que atacar y fallar. Mi orgullo no me permite rendirme. Vuelvo a intentar herirle en el estomago.

Anko ataca a la desesperada. El problema es que las fuerzas le fallan y su vista empieza a nublarse, pero aun así no piensa rendirse. Desgraciadamente sus movimientos no aciertan con Lartius.

Tiene toda la pinta de que Lartius va a terminar el combate...

Dos golpes más fueron lanzados por la muchacha, pero ninguno de ellos logró acertarle, carentes de fuerzas como iban. El dudoso caballero soltó un bufido, sus intentonas cada vez eran más débiles, y él cada vez encontraba el combate más insulso. Al fin y al cabo, no eran bandidos a los que podía barrer, era una compañera del gremio, y había un límite de cosas que él podía hacer.- Aburrido -Sentenció, como dando por finalizado el combate.

A pesar del límite, el peliazul no se contendría. Volvió a alzar la espada para lanzar un tajo directo a su pecho. 

Lartius, cansado ya del combate, decide ponerle fin con una estocada en el pecho. Anko, haciendo gala de su agilidad felina, consigue evitar que le impacte en el pecho, pero el golpe le hiere en el hombro.

La chica-gata suelta un chillido de dolor antes de caer inconsciente. Lartius la observa de pie, con la hoja aún ensangrentada.

Lex: ¡Acabó el combate! ¡Lartius es el vencedor y pasa a la final!

Las sanadoras se acercan rápidamente a Anko para sanarla, y la recuperan por completo.

No pudo sino levantar una ceja al ver la última intentona de su oponente para evitar su derrota. Sin embargo, no se movió lo suficientemente rápido y el ataque la terminó alcanzando, solo que en otra zona a la apuntada. Durante unos segundos se la quedó mirando ahí en el suelo, inconsciente. Entonces cayó en la cuenta de que era la chica que había viajado con él al gremio, la primera que conoció de por allí. Como fuera, eso para él no significaba nada, así que no tardó en darle la espalda y marcharse de allí. Los sanadores ya se ocuparían de su salud, y el herrero no iba a quedarse allí para felicitarla por un combate en el que se había aburrido.

Doy las gracias a la sanadora que ha venido rapidamente en mi ayuda y gracias a la cual estaba otra vez consciente. Veo como Lartius me da la espalda y se marcha con aires de desilusion. Hincho mis mejillas, realmente habia estado patetica... Vuelvo a las gradas cabizbaja, necesito descansar.