Ha pasado un tiempo desde que fuiste expulsado de la orden Espectro. Un tiempo desde que te quedaste libre y sin cosas que hacer. Te dedicaste a deambular buscando algo que hacer cuando te llamó la atención un par de carteles de se busca que, pese a no ser oficiales, llamaban la atención los las personas buscadas y sus abultadas recompensas.
Y esas personas buscadas llaman la atención ya que son aventureros archiconocidos y nietos del legendario Lord Celdric: Nathan Filofirme y Pyros Fuegorrojo. Descartaste ir a por el mago, pues debido a su dominio de la magia podría resultar muy problemático y esquivo. En cambio con el espadachín confías en tu talento natural con la lanza para vencerle, pues total, él pelea con una espada curva, piensas.
Así con todo decidiste a buscar un rastro de él o pistas. Sabes que es tontería buscarlo en el gremio, sería el primer lugar donde buscaría la orden del Puño de Plata (quienes le buscan), así que optaste por buscar en el último sitio donde se le vio: Retiro del Dragón, una aldea de la zona norte del reino. Fue muy difícil, pero lograste encontrar un rastro que conduce hacia el Bosque de los Perdidos. Siguiendo las escasas pistas te adentras en la zona boscosa hasta llegar a un claro donde hay una choza lúgubre.
Cerca de la choca hay una tumba, y a su alrededor hay plantados varios geranios que parecen muy bien cuidados. Definitivamente hay alguien viviendo aquí, pero eso es lo de menos. Sabes que Nathan al menos ha estado aquí.
Escuchas unos pasos a tu espalda, y te giras rápidamente para encontrarte con una mujer de pelo negro, cuyos ojos están mirando en la nada.
Ale, aquí empieza la historia de Athan
Llevaba un rato deambulando por el bosque, siguiendo el rastro del pelirrojo. Con algo de torpeza y dificultad, llego a un claro, momento que aprovecho para tomar una gran bocanada de aire más fresco y estirarme un poco.
En el claro puedo ver una choza algo destartalada, cerca de ella, una tumba y varios geranios por el suelo que no parecían silvestres, si no obra del trabajo de alguien.
Con cuidado de no pisar el trabajo del jardinero, me acerqué a la choza para ver si había alguien, y, de paso, preguntar por el esquivo fugitivo. Dicho eso aun no sabía como ser descendiente de podía hacerte un criminal pero bueno. La pasta nunca sobra.
Apenas di un par de pasos en el claro cuando escuché unos pasos a mi espalda. Me gire rápidamente, llevando mi mano derecha a la lanza colgada en mi espalda para desenfundar en caso de ser necesario. Pero ante mi se alzaba una muchacha, que, por su mirada parecía ciega. -Eeeeeh... Buenos días, creo... Con todo el follaje es difícil saberlo- Mientras hablaba hacia gestos con el otro brazo, comprobando que no me veía. -¿Vives aquí? Estoy buscando a un tío llamado Nathan, así de alto, pelirrojo... Algo apuesto, pero no tanto como yo- Como si la chica supiera como era en caso de conocerle. -Su rastro me ha traído hasta aquí ¿Sabes donde está?
¡Anda, pensaba que eras mudo! - afirma enérgica - ¿Un tipo pelirrojo? Espera, déjame pensar... no sabría decirte, porque estoy ciega. Permíteme presentarme, me llamo Lei Fong y me dedico a enseñar y soltar chistes sobre ciegos.
Tiene un sentido del humor tan extraño como sus vestimentas, un tanto exóticas. ¿Puede que sea extranjera?
Lo siento, pero no soy de aquí. Estaba de visita con mi discípulo. Así que buscas a un criminal... ¿me dices qué crímenes ha hecho? A lo mejor he escuchado algo interesante.
Curiosa chica la ciega. Al parecer no le importaba nada su discapacidad, de hecho, hasta se reía de ella y se dedica a hacer chistes. -Encantado, Lei Fong. Yo soy Arcturus- Prefiero presentarme con mi apellido y dejar le nombre para la gente más cercana. -En cuanto a sus crímenes, existir al parecer. Se le busca por se descendiente de Némesis- Vaya tontería, cuanto más lo pienso más tonto me parece el motivo, que sería lo siguiente ¿Se busca a alguien por llevar gafas?. -No hace mucho armó un gran alboroto en el pueblo cercano- Miré alrededor en busca del discípulo. -¿No decías que estabas con tu discípulo? Porque no lo veo y la ciega eres tú-
Mi discípulo idiota número 2 está haciéndome un recado, por eso no está aquí. Y no busques a la número 1, está en Pelidia. Pero oye, tengo curiosidad. ¿Por qué es un crimen existir? ¿Acaso puedes elegir existir o no? Aunque decidas suicidarte, ya has existido, y uno no puede elegir si empezar a existir o no. De todos modos para poder elegir tendrás que existir, ¿no?. Pero oye, cuéntame más sobre ese criminal, es posible que pueda ayudarte.
¿Que qué sabes sobre él? La verdad es que has escuchado muchas historias, todas sorprendentes pero seguramente exageradas, suele pasar con las leyendas. Que si era el terror de los orcos, que si sobrevivió a la caída desde lo alto de una torre de cristal agarrad a un ángel de alas negras, que si tiene la fuerza de 5 troles... sin mencionar que es considerado uno de los espadachines más fuertes del reino.
-Yo no hago las normas. Cuanto más lo pienso mas tonto me parece el motivo para tacharlo de criminal, pero oye, mientras paguen no me importa que haya hecho. Lo capturaré, a cobrar y a otra cosa mariposa- El plan sencillamente es genial. -En cuanto a él. Pues realmente solo conozco las historias. Que es fuerte como cinco troles, que se peleó con un tipo con alas negras mientras caían de una torre... Vaya imbécil el de las alas, caerse y no volar y dejar que el otro se haga puré contra el suelo. También dicen que es uno de los mejores espadachines... Pero en el pueblo me enteré de que fue de los primeros en perder el torneo de combate y que lo ganó un palurdo salido de la nada. También es conocido por ser nieto de Lord Celdric- Y no me dejo nada mas, creo. -¿Te viene a la mente algo sobre él?-
Lei Fong esboza una sonrisa de oreja a oreja, enseñando los dientes.
La verdad es que solo quería estar segura del todo - se gira y pone las manos junto a la boca - ¡Discípulo idiota número 2, otro cazarrecompensas viene a buscarte!
Detrás de la cabaña aparece otra persona, un varón, pelirrojo, alto y de complexión atlética. Ojos grises y penetrantes, con la mirada de un depredador alfa. No hay duda alguna, se trata de Nathan.
Bueno, Arcturus, yo no me interpondré en esto. Si consigues derrotarle es todo tuyo. ¡Nathan, tienes prohibido usar armas!
Lo sé, lo sé. Solo tengo que partirle la cara, ¿verdad? - te mira intensamente - ¿Otro que solo viene a por una fortuna fácil o granjearse fama?
Ahí le tienes, al mísmisimo Nathan Filofirme frente a ti, desarmado. Es tu gran oportunidad para sacar algo de dinero.
Vaya vaya. Había encontrado a su presa. Bien. Unos golpes por ahí, un lanzazo por allá y millón y medio para mi. No pude evitar esbozar esa sonrisa de villano sádico que en tanto problemas me metía -A por la fortuna fácil. La fama me la trae al pairo- Clavé la lanza en el suelo y me crují los nudillos, a la vez que sonaban los agudos chasquidos metálicos de la armadura, dando a entender que le seguiría el juego y pelearía sin usarla. -Venga, discípulo idiota número dos- Le hice un gesto con la mano para que se acerque, claramente provocativo. -A ver como me partes la cara. Espero que no resten recompensa por cada diente que te falte- Adopto una posición de guardia. No tengo tanta destreza desarmado como con la lanza, pero él estaba igual, un espadachín sin espada.
Apenas te pusiste en guardia y ya tenías a Nathan en frente. ¡Es muy rápido! Y más rápido y potente fue el golpe que te llevas a la cara. ¡Casi te arranca la cabeza!
Estás en el suelo, dolorido, mientras tu oponente te mira fijamente con un aura de viento a su alrededor.
Tú eres el peor de todos: idiota y demasiado arrogante - agarra tu lanza y te la arroja para que la cojas - O peleas en serio o acabarás muerto.
Hay algo en su mirada, sus ojos estaban rasgados, se veían como los de un dragón. Y su presencia ahora resulta agobiante y aterrador. Jamás habías sentido nada, es simplemente terrorífico. Definitivamente este hombre no es normal.
Ese golpe me dejó con la cabeza dando vueltas durante unos segundos. "Qué bestia. Joder casi me la arranca" No dudo en coger la lanza. Sin ella no tengo posibilidad. Además, está usando una aura rara. No es que usarla sea hacer trampa. Me pongo en pie de un salto y preparo la guardia con lanza. -Menudo puñetazo. Esos cuentos de que tienes la fuerza de cinco trols no son muy desacertados. Esta bien. Vamos en serio- Apenas dije eso cuando me lancé al ataque. Haciendo gala de mi destreza con la lanza dí una serie de punzadas dirigidas a la cara y pecho, para luego continuar el combo con un barrido a las piernas. Una vez en el suelo le clavaría la lanza en la pierna más cercana para incapacitarle.
Intentas asestarle punzadas, pero tu oponente pelirrojo las esquiva con una facilidad insultante. Y de igual modo evita el barrido frenándolo con el pie.
¿Eso es todo? - pregunta antes de girar sobre sí mismo y darte una potente patada en la cara, viéndote otra vez en el suelo - Vienes a capturar a alguien sin conocer siquiera sus habilidades. ¿Qué eres, un niño mimado al que se lo daban todo hecho? Lárgate a casa antes de que termine matándote.
El ambiente se vuelve más y más agobiante. Su presencia se engrandece más y más, tomando dimensiones descomunales. Es como si te estuvieras enfrentando a un dragón de verdad.
La facilidad con la que Nathan esquiva y para mis ataques es insultante. Eso, sumado a esa presencia que no deja de crecer, hace que empiece a ponerme nervioso. Sacudo la cabeza para intentar despejarme. Sin duda el millón y medio que ofrecen por su cabeza es bien merecido. -Solo así conseguirás que te deje tranquilo. Mas te vale tener las agallas para hacerlo- Le miro fijamente, intentando igualar la intensidad de su mirada. Me lanzo a la carrera a por él con la lanza por delante con la intención de ensartarlo como a un pincho. Sin embargo, cuando estoy lo suficientemente cerca, hago un rápido movimiento con la lanza y la uso de pértiga para dar un buen salto hacia arriba. En el aire, preparo el ataque y golpeo con toda mi fuerza más la que me otorga la gravedad. Es momento de usar mi mejor truco, el salto.
Nathan se prepara para tu ataque y espera en tensión. entonces ejecutas tu jugada y saltas en el aire. Tu contrincante pelirrojo observa... ¿maravillado?
Vaya, así que eres un dragontino.
Lanzas con toda tu fuerza el ataque, pero tu objetivo lo evita dando un solo paso. En cuanto la lanza se clava en el suelo intentas sacarla para atacar de nuevo, pero antes de eso ves el puño del pelirrojo ir directo a tu cara. Y todo se torna negro.
Cuando recuperas la consciencia estás maniatado a un árbol, y Lei Fong está en cuclillas frente a ti, mirando hacia la derecha.
Pensaba que le darías más pelea. Rayos, voy a tener que ser yo quien le ponga en su sitio.
¿Ya ha despertado? - pregunta Nathan, quien tiene en sus manos tu lanza. Se acerca a donde estás - Ha sido una sorpresa ver que eres un dragontino. No eres el primero que conozco, pero sí el primero que pelea contra mí.
Te sorprende verle relajado y tranquilo, como si nada hubiera pasado. En cambio la cabeza te duele horrores.
Ya lo tengo, eso golpe lo va a empalar. Pero en el último momento, y con un simple paso, Nathan esquiva el ataque. Casi parece que mire el ataque maravillado. Lo siguiente es un chasquido y un fundido en negro.
Despierto desconcertado. Todo esta borroso y las voces suenan distorsionadas. Poco a poco todo se va volviendo más nítido. Intento levantarme, para darme cuenta de que estoy atado a un árbol -El cazador cazado- Murmuro. Lei Fong dice algo. -Pues hazlo, por mi no te cortes- Le respondo mientras forcejeo intentado desatarme sin éxito. Chasqueo la lengua y aprieto los dientes ante la relajada actitud del pelirrojo. Me acaba de partir la cara y actúa como si nada. Cuando estaba lo bastante cerca intento darle una patada donde sea que tenga a mi alcance. -¿Que hago vivo?- Pregunto con una evidente furia contenida. -¿Después de amenazarme no puedes matarme? Para eso haberme ahorrado la palabrería- Tras mis palabras, escupo algo de sangre hacia un lado.
El pelirrojo se queda a la distancia justa para que no puedas patearle, y te mira serio.
No soy un asesino. Pretendía disuadirte de cometer una estupidez - guarda silencio un momento - ¿Puedo preguntarte una cosa? ¿Te parece bien ganar dinero de cualquier forma? ¿Incluso si te pagasen una fortuna por asesinar a un niño? La orden que me busca son una panda de fanáticos que torturan a inocentes. Puede que no me creas, y no tienes por qué creerme - Nathan empuña tu lanza y corta las ataduras. Cuando te levantas te devuelve la lanza - Si tanto necesitas el dinero deberías buscar una manera más digna.
No puedo ocultar mi cara de sorpresa cuando Nathan usa mi lanza para desatarme. Ya estaba preparado para lo peor. Lo primero que hago es mover un poco las manos, para relajarlas de haber estado atadas. Después me pongo en pie, comprobando si estoy bien y cojo mi lanza para enfundarla. -Si me pareciera bien eso, no habría perdido mi trabajo- Contesto algo molesto al pelirrojo por la acusación. -Puedo parecer un bastardo sin escrúpulos, pero tengo mis límites. Y realmente no necesito el dinero. Simplemente me han enseñado a luchar, y eso hago. La recompensa es solo un añadido que nunca está de más, la verdad sea dicha- Solo queda un cosa por solucionar, -Si no me vas a matar ¿Qué?¿Soy libre de largarme de aquí?¿Así de fácil?- Había dejado claro que no pensaba matarle, y el cortar las ataduras mostraba que tampoco lo iba a mantener prisionero
Está bien que quieras usar tus habilidades de lucha, pero hazlo por una causa y no solo por usarlas. Si no tienes una causa por la que pelear, búscala. Mientras tanto, te sugiero que pruebes con algún gremio de aventureros para pulir tu técnica. Estoy seguro de que en Pluma de Fénix te aceptarían sin dudarlo.
Nathan se gira y empieza a alejarse. Lei Fong te observa con los brazos cruzados, o al menos lo aparenta.
¡No te estoy mirando! Recuerda que soy ciega - se acerca un poco - Mira, no voy a decirte cómo tienes que vivir la vida, pero no vivas una que esté vacía.
Chasqueo la lengua ante su discurso. Estos críos de hoy dándoselas de guays. No lo reconozco, pero lo que ha dicho tiene bastante sentido. Antes, usaba su lanza por el reino. Y había sido casi imparable. Ahora, la uso una vez y acabo siendo utilizado como papel higiénico. -Tal vez lo haga- Contesto al pelirrojo. Mientras Lei Fong dice eso, vuelvo a menear los brazos comprobando que, efectivamente, esta ciega. -Al menos puedo jactarme de ser el cazarrecompensas más despreciable que ha venido por aquí- El golpe no me había dejado sin sentido del humor. -Algún día- Comencé a hablar. -Tendremos la revancha, y usaras tu espada- Casi sonaba a orden. -Espero poder ganarte esa vez- Sin duda me queda un larguísimo camino para eso.
Y, sin más que decir, me dispuse a marchar rumbo al gremio mencionado por Nathan.
Nathan esboza una media sonrisa tras tus palabras.
El tiempo dirá - dice levantando la mano a modo de despedida.
Tras esas palabras te retiras de allí. Supones que ellos no se quedarán mucho tiempo y se largarán, y serán imposible de rastrear. Empiezas a alejarte cuando Lei Fong te corta el paso con agilidad.
Si vais hacia la capital, buscad a mi señor. Responde al nombre de Cyric Filofirme, y es el rey de las islas zivalias. Debéis darle esta nota - sin dejar que respondas empieza a irse - ¡Ni se te ocurra hacerme burlas, puedo verte! ¡Ah, no, si soy ciega! ¡Jajajaja!
Y con esas palabras Lei Fong vuelve a alejarse, yendo de vuelta hacia la cabaña.
Fin de escena. Anótate el salto dragontino como habilidad :P
Seguiremos en Pluma de Fénix. Si quieres cerrar la escena con un post, tú mismo