Parecía una fruta y olía muy bien. Lo siento, mami.
Apenas pasa un minuto cuando aparece Blasa con un tazón. Cuando lo olisqueas huele a algo tremendamente amargo.
Venga, moza, bébetelo de un trago y échate una siesta. Esto y la brisa marina harán milagros.
El contenido de ese tazón y su olor hace que pienses que eso tiene que saber terrible.
-No has hecho nada que no habría hecho tu madre- le dije a Reiko con una gran sonrisa que acabó en una mueca mientras me volvía a retorcer en la cama.
La Blasa no tardó demasiado en aparecer con un tazón que contenía algo que parecía de todo menos apetitoso, ¡y mira que soy de las que se comen casi cualquier cosa! -Igual el dolor se va solo... Puedo aguantar...- dije con un hilo de voz mientras tragaba saliva. A no ser que me obligasen, no pensaba tragarme ese mejunje.
Nada, nada, sé buena moza y bébetelo tó - dice mientras te sujeta por la barbilla y te mete el mejunje por el gaznate. ¡Es la cosa más horrible que has probado jamás! - Eso es, y ahora descansa que verás cómo se te pasa en un ratejo.
Blasa vuelve al interior dejándoos solas.
¿Cómo te encuentras, Anko? - se interesa Eleanor.
Pese a intentar negarme, la Blasa hizo que la comida entrase por la boca, lo quisiera o no. Cuando se fue, mi tono pasó de un pálido a un azulado.
Alcé la mirada débilmente hacia Eleanor cuando me hizo la pregunta. -Creo que si no me mata lo que he comido lo hará lo que me ha dado esa mujer- me llevé la mano a la boca, conteniendo una arcada. -Lo que tenga que salir no sé si lo hará por arriba o por abajo...- tragué saliva y me recosté, esperando no morir.
Tal mal te sientes que en cuanto te echas un rato quedas profundamente dormida. Sueñas con algo agradable el rato que estás dormida.
Cuando despiertas ves que a tu lado está Irvine, con un atún enorme entre sus manos. Reiko está al lado, mirándote aliviada.
¿Cómo estás? Me han contado lo que pasó. Mira, he pescado un atún que tiene una pintaza tremenda, pero no sé si vas a tener ganas de que se cocine...
Piensas que es una pena que te encuentres tan mal, pues... pero te paras al pensar que te encuentras bastante bien. ¡Sabrá a rayos, pero ese caldo de Blasa hace milagros! Te sientes distinta, pero también genial.
Había terminado por dormirme profundamente, con una sonrisa tonta y la boca abierta de par en par, haciendo que la baba se me cayera. Algo me hace despertarme, una sensación familiar. Voy abriendo poco a poco los ojos, tengo la boca seca.
-Mmmm, ¡buenos días!- me desperezo, animada. -Uh- mis ojos se dirigieron hacia el gran pescado que traía Irvine y luego a él mientras asentía con la cabeza. -¡Me lo comeré!- ¡aunque me doliese la barriga y pudiese estallar! Pero... Llevé una mano al estómago con gesto de extrañeza. -Vaya, eso que me dio la Blasa parece que hizo efecto, ya no me duele- ahora sí que babeé abundantemente al mirar el atún. -¿Lo cocinarás entonces?
Irvine enarca una ceja.
¿Estás segura de que te encuentras bien? Igual deberías comer algo más ligero.
¡Papi! ¡Si mami dice que está bien es que está bien! ¡Vete a cocinar ese delicioso pescado!
Reiko mete en la cabaña a Irvine a empujones, dejándote sola de nuevo. Tras una espera de 1 horas (que se te hizo eterna) ya está listo un delicioso plato que Irvine hizo con el atún. El plato que te sirve parece delicioso, y en cuanto lo pruebas está riquísimo. Los demás también parecen disfrutarlo, sobre todo Blasa quien parece sorprendida.
Irvine, quien está sentado a tu lado, suspira aliviado al ver la expresión de tu cara.
¡Pero bueno, mozo, esto está p'a morirse del gusto! Ahora entiendo por qué esta moza está contigo y tan bien alimentada.
¡Síii! ¡Está riquísimo! ¡Ojalá me pudiera salir cola para poder ir a pescar más y poder repetir! ¿No crees, mami?
Inflé los mofletes molesta por la inseguridad de Irvine acerca de mi estado. -¡Que estoy bien!- me encontraba estupendamente y, aunque no fuese así, no pensaba echar a perder ese atún que tenía una pinta tan deliciosa.
Decidí esperar en la cama, reposando, hasta que el pescado estuviese listo. No esperaba que tardase tanto, por lo que no tardé en desesperarme y comenzar a caminar por la estancia mientras mi estómago gruñía al notar el delicioso aroma en el aire. -¿Falta muchoooo?- preguntaba de vez en cuando con tono quejicoso.
Al fin estuvo listo, por lo que fui corriendo a ocupar mi sitio en la mesa. Una posición privilegiada que me permitiría comer una buena cantidad del atún de las mejores partes y cargarme yo el plato en el seguro caso de querer repetir. Comencé a dar buena cuenta de la comida. -Ñum, ¡eftá delifiofo!- ayudaba a pasar la comida con el agua, pero sin pasarme para no hincharme con el líquido.
-Uhm- me llevé una mano al mentón mientras con la otra seguía llevándome pescado a la boca. -No sé si tener cola sería buena idea. ¿No sería canibalismo?- aunque así fuera, tampoco me quitarían la deliciosa opción. -Además, me entrarían ganas de comerme a mí misma- o eso creía si me imaginaba con cola de pescado. -Por cierto, podríamos mirar de dónde venía esa dichosa fruta que me ha dado el dolor de estómago- de solo pensar que con el malestar me habría perdido semejante delicia, me enfadaba. -Igual se tenía que cocinar... Estar estaba muy buena.
Dime que Anko no está embarazada xDD
No digas bobadas. Las sirenas comemos pescado y no se considera canibalismo. Pero la idea de que una felina como vosotras tenga cola de pez la encuentro muy perturbadora.
En el momento en el que te imaginaste con cola de pez para descartar la idea notas algo extraño en tus piernas. Agachas la mirada para ver debajo de la mesa y con sorpresa ves que... ¡tienes una hermosa cola de pez!
Sobresaltada te resbalas del asiento y en la caída golpeas de lleno a Irvine, quien sale despedido por la ventana. Por fortuna para Blasa, ésta estaba abierta.
Dolorida miras tu cola de pez, y luego a la ventana por donde salió despedido Irvine a quien escuchas quejarse del dolor. Y luego ves a Reiko quien tiene la mirada fija en la cola, babeando más que nunca.
Mami... ¿te importa si te doy un mordisquito? Uno chiquitito y suavecito...
No, no está embarazada. Va a pillar un nuevo poder y va a perder otro :P
-Uhhhhmmm- no terminaba que un pescado pudiese comer otros pescados. Pero entonces caí en la cuenta de otra cosa. -¡Ah! ¡Como los tiburones! Claro, supongo que para vosotras los peces no dejan de ser otro animal más, como para nosotros un pollo o Proyectil- parecía que había descubierto un nuevo mundo al comprenderlo.
Pero mi discurso de persona de alto nivel de inteligencia se vio truncado cuando comencé a notar algo raro en mis piernas y perdí el equilibrio, cayendo al suelo y golpeando por el camino a Irvine. -Ay... ¿pero qué-?- miré hacia donde debían estar mis piernas, pero solo había una cola de pez. -¡Oh! ¡¿Soy una sirena?!- traté de mover la cola, pero lo hacía con mucha torpeza, pareciendo un elefante en una chatarrería.
-Muerde a tu madre y me aseguraré de que no pruebas bocado en una semana- una amenaza así debería ser suficiente para frenarla. A mí me amenazan con un solo día sin comer y me planteo seriamente lo que fuese a hacer.
Menudo conflicto interno xDDDD ¿comerme o no comerme? that is the question XDD
Reiko te mira con cara de tener un gran dilema.
Entiendo... ¿y una chupadita? - pone las manos sobre tu cola y se acerca poco a poco - Prometo que no te morderé, es solo que me intriga cómo sabes...
La expresión de Reiko no te inspira ninguna confianza y no parece que vaya a esperar tu respuesta cuando saca la lengua para catarte. Por fortuna Melinda la agarra del cuello de su camiseta y la aparta de ti.
Ni hablar, tu madre no es comida para catar - te mira de reojo - ¿Entiendes ahora cómo me siento cada vez que miras fijamente mi cola? Es incómodo y violento.
Eleanor se acerca para mirar tu cola y lo acaricia con curiosidad.
Es muy curioso, la cola es escamosa. ¿Creéis que pueda respirar bajo el agua?
No lo sé, pero si ése fuese el caso también podría deshidratarse si pasa demasiado tiempo fuera. Y me preocupa si esa transformación es temporal o permanente. Por lo pronto hay que llevarla al agua.
No se preocupen, yo me encargo de que llegue al agua - asegura Frederick, quien solo lleva un bañador largo, teniendo su musculado y titánico torso al descubierto.
El fornido soldado te coge en brazos y te lleva afuera de la cabaña, y una vez en el porche te agarra a una mano y se dispone a lanzarle.
¡¡¡LANZAMIENTO DEMOLEDOR DE LOS VAN BRONSTOOOON!!!
Frederick te lanza por los aires muy, muy alto. ¡Está loco! No puedes evitar gritar del miedo mientras vuelas por los aires hasta que caes a plomo en el agua, bien dentro del mar. Tras el impacto se te escapa el aire y temes ahogarte, pero rápidamente descubres que puedes respirar bajo el agua. Y no solo eso, también puedes ver y escuchar bien. ¡Resulta ventajoso!
Observas a tu alrededor para observar el fondo marino, pudiendo ver todo tipo de peces de colores y la vegetación submarina del fondo. Es un escenario bastante bonito, lo que hace que sientas un poco de envidia por Melinda. Ahora entiendes por qué siempre que puede va a nadar al mar.
Precisamente ves acercarse a Melinda, quien te indica que emerjas hacia la superficie. La sigues hasta allí con algo de torpeza, pues aún no te has acostumbrado a la cola.
Veo que puedes respirar bajo el agua y que tus sentidos se han adaptado. ¿Qué te parece tener la cola de una sirena?
Habría apartado a Reiko poniéndole un pie en la cara de haber contado con ellos. En su lugar, solo podía mover la cola con torpeza, tratando de alejarme de su hambruna.
Desvié la mirada cuando Melinda comparó a Reiko conmigo y la incomodidad que le suponía que babeara al mirar su cola. -Es que es inevitable...-. Mientras, Eleanor se acercó para acariciar las suaves escamas. -¿Me voy a quedar así para siempre?- pregunté con preocupación. No podía evitar querer probarme... Y vivir así para siempre sería una tortura.
Frederick no dudó en acercarse hasta a mí y ayudarme a salir de la cabaña. En un visto y no visto me lanzó por los aires. Comencé a chillar al ver la velocidad y altura que tomaba, sin estar muy segura de que el soldado supiese que los peces no volaban... Caí pesadamente en el agua, con un gran chapuzón. Iba hundiéndome sin poder evitarlo, aunque moviese la cola no hacía más que moverme en círculos con torpeza.
Tenía la boca y la nariz tapadas para que no me entrase agua, pero ya me quedaba sin aire. Solté el agarre, dándome por perdida, pero para mi sorpresa, mis pulmones no se llenaron de agua, ¡podía respirar con normalidad! Me fijé entonces en el paisaje submarino que se abría a mi alrededor, era realmente precioso, mucho mejor que nadar por la superficie. -Vaya...- era muy colorido y animado.
-¡Melinda!- vi a la sirena llegar hasta mí sin mayor complicación, pero yo seguía sin poder mantener una postura erguida ni mover correctamente la cola. -¿Me ayudas?- agarré su mano para que me arrastrara hasta la superficie. Su pregunta me dejó pensativa. ¿Qué me parecía tener una cola de sirena? -Pues aparte de darme hambre a mí misma... Supongo que no está mal, aunque hubiese estado mejor que me hubiese salido unas alas de dragón- miré a la sirena -, no te ofendas. Pero creo que me habrían sentado fabulosas- saqué la lengua mientras movía los brazos de forma frenética para no hundirme de nuevo. -¿Crees que me quedaré así para siempre? ¿Será cosa de esa dichosa fruta?
Pues no lo sé, la verdad. Lo más sensato sería que permanecieras en el agua para evitar que te deshidrates por el momento. Veamos qué podemos hacer para distraerte y evitar que te muerdas a ti misma... - se acaricia el mentón - ¡Ya está! Te enseñaré a usar esa cola para nadar en condiciones. Solo fíjate en cómo la muevo y no te distraigas imaginando cómo querrías comerme. Y claro, intenta imitarme.
Contemplas cómo Melinda mueve su cola y nada con gracilidad. Tratas de imitarla, pero al principio solo logras chapotear o moverte en círculos, pero tras un par de minutos por fin empiezas a nadar hacia donde quieres.
Poco a poco vas pillándole el tranquillo y empiezas a moverte con más agilidad, y te aventuras a explorar más al fondo para contemplar ese hermoso paisaje marino más de cerca. Es tan hermoso que te quedas absorta.
De repente desaparece tu cola volviendo a tus piernas y empiezas a ahogarte. ¡Has vuelto a la normalidad en un momento muy inoportuno! Tratas de llegar a la superficie pero estás muy profunda. Te falta el aire, y poco a poco vas perdiendo el conocimiento. Puedes ver la sombra de Melinda tratando de llegar hasta ti, pero todo se torna negro.
Empiezas a recobrar el conocimiento. Notas que estás en el suelo, en la arena, y que alguien te... ¿besa? No, está insuflando aire dentro de ti. Entreabres los ojos y ves que se trata de Irvine haciéndote el boca a boca, ante la preocupada mirada de las chicas.
¡Aparta, mozo, que no lo estás haciendo bien! Deja que la Blasa la infle de aire como un globo - advierte la señora acercándose a vosotros.
Y mientras tanto Basker está lejos hablando con las bañistas que vio antes.
Motivo: boca a boca
Tirada: 1d4
Resultado: 2 [2]
Dados: 1.- Eleanor | 2.- Irvine | 3.- Melinda | 4.- Blasa
-Boh, pero yo no quiero vivir en el agua para siempre...- miraba a mi alrededor y todo era azul, azul y oscuridad. Sí, todo era muy colorido y vivo bajo nosotras, pero daba vértigo no ver más que agua. ¿Qué vida era aquella para una felina acostumbrada a dormir en las ramas de los árboles? ¿Y la comida? No habría nada a la brasa o al horno, o pollo, o cerdo, o patatas ni guisos... Aquello sería una tortura.
Al final opté por no darle demasiadas vueltas a todo aquello o terminaría por deprimirme. Decidí tratar de seguirle el ritmo a Melinda, aunque al principio me resultó de lo más engorroso y complicado. Poco a poco comencé a familiarizarme con los movimientos de cola, aleta y brazos, equilibrándome lo suficiente como para nadar más o menos bien.
Continuamos avanzando hacia el fondo. No sabía si la sirena quería vengarse de mí con algún tipo de monstruo feo de las profundidades marinas, las cuales daba por hecho que serían oscuras y temibles. Sin embargo, nada más lejos de la verdad. -Guau- observé boquiabierta el lugar. -¿Esto es magia?- me acerqué hasta las cositas que brillaban, pero justo cuando la iba a tocar algo cambió. No podía mantenerme en posición horizontal, ¡mis piernas habían vuelto a aparecer, hundiéndose! Miré a Melinda con horror, pero ahora no la veía bien, solo borrones luminosos y una figura borrosa. Intenté decir algo, pero el aire se escapó por mi boca sin sonido.
Traté de nadar con las piernas y brazos, como una rana un poco coja, solo notaba una gran masa de agua sobre mí, mis pulmones ardiendo. Sin poder contener más la respiración, solté el aire que me quedaba en los pulmones mientras seguía pataleando a la desesperada. Todo se fundió a negro.
Creía que había muerto, o al menos se sentía así. Sin embargo, la luz del Sol comenzó a doler incluso a través de los párpados. Cerré los ojos con más fuerza mientras un arranque de tos me terminaba de espabilar. Me estaba ahogando, ¿o me había ahogado? No estaba segura, pero la garganta me ardía y no hacía más que toser y escupir agua.
-¡Estoy bien, estoy bien!- me apresuré a asegurar viendo que la Blasa se lanzaba, dispuesta a hacerme el boca a boca. Me incorporé un poco, volviendo a respirar. -Vuelvo a tener piernas...- observé con alivio. No terminaba qué había pasado, pero prefería no volver a pasar por eso.
-¿Seguirá habiendo tanta cola en la feria?- pregunté de repente, como si nada hubiese pasado. -Pero picaría algo antes de ir, vuelvo a tener hambre- anuncié con una gran sonrisa.
Qué suerte con esos dados xDDD
¡Vaya, así que al final hiciste bien la maniobra, mozo! - le da un par de fuertes palmadas en la espalda a Irvine. Tras eso te mira, gira la cabeza rápidamente hacia ambos lados y luego vuelve a mirarte con la lengua fuera, la cual vuelve a meterla en la boca lentamente - Oye, moza. La fruta rara que te sentó mal, ¿era algo así?
La señora te enseña un dibujo que se asemeja mucho a la fruta que te comiste antes.
¡Sí, era así!
Hum... ¡¡¡HUMMMMMMMMMMMM!!! Recuerdo una historia de nuna isla con árboles frutales que daban a los que la comían el poder de "obtener la fuerza de aquello que comen" cuando quieran poseer de aquella fuerza. Es una historia rara que me contaron cuando yo era chiquitita, me decían que si me comía un león y quería tener melena, me saldría una.
¿Dónde está esa isla?
Ni idea, de todos modos la historia terminaba con la isla hundiéndose porque los que vivían en ella abusaron de su poder y desataron guerras que la destruyeron - te mira - Si ese cuento es verdad, puede que te hayas zampado la última fruta.
Cuando la Blasa me enseña su dibujo, no tardé en reconocer la dichosa fruta. -Pues sí, era como esa. Vaya, parece igual de deliciosa que la que me zampé...- pasé la lengua por los labios al recordar su dulce sabor.
-¿"La fuerza de aquello que comen"?- repetí las palabras de la señora, ladeando la cabeza hacia un lado. -Pero yo no mordí a Melinda...- pero sí había dado buena cuenta del manjar que me había preparado Irvine. -¿La fuerza del atún?
Me quedé pensativa, sentada en la arena. -La verdad es que es una lástima que no pueda volver a probar esa delicia- admití pensando en la isla que había desaparecido.
Teniendo en cuenta la historia tiene sentido que adquirieras la fuerza del atún.
Casi lo olvido, en el cuento también se menciona que otorga ese poder a cambio de otra cosa. Esa otra cosa suelen ser cosas que hacen únicos a las personas que lo consumen. No sabría decirte mucho más, no recuerdo bien ese cuento, es de cuando yo era chiquitita.
¿Algo que les hace únicos? - te mira y pone ojos llorosos - Mami, creo que te vas a quedar calva.
No digas tonterías. Lo importante es que está bien - te dedica una sonrisa - Porque yo no veo nada raro en ti.
-¿Algo que me hace única?- pregunté con preocupación. Me llevé una mano al estómago, que gruñó con la furia de un dragón. -Uf, menos mal, sigo manteniendo mi hambruna a raya- sonreí, aliviada. En realidad, si aparentemente seguía igual y mi hambre seguía como siempre, no había de qué preocuparse.
-Entonces, ¿qué? ¿Comemos algo y vamos a la feria?- volví a preguntar.
Lo siento mucho, aún tenemos que reportar todo lo ocurrido.
Frederick pone su enorme mano sobre el hombro del felino.
Yo me ocupo de ello. Pasa el rato con tu novia y sus amigas.
Irvine mira emocionado a Frederick.
E... eres el mejor, teniente...
Tras comer algo vais de regreso a la feria. La cola no solo sigue ahí, sino que es aún más larga. Hora y media de espera, aunque esta vez decidisteis aguantar la espera. Y esa espera mereció la pena por la diversión que tuvisteis entre la noria, la montaña rusa, los rápidos mortales (típica atracción de parque acuático) o la mansión encantada (en la que nada te asustó, bastante más miedo te dio tu primer encargo).
Tras eso fuisteis a un hotel a descansar (pagado por Basker) y al día siguiente tomasteis un carruaje para regresar a la capital.
Cerramos escena.