Valindra agacha la mirada ante tu respuesta.
... entiendo. No tengo ningún derecho a ejercer como tu madre, te abandoné por completo. Ésa es la verdad por mucho que me duela. Al menos me consuela saber que conociste a tu padre - esboza una tímida sonrisa - Estaba dispuesta a sacrificar el poco tiempo de vida que me queda, pero veo que has heredado mi cabezonería.
Finalmente se aparta acompañada por Eforos.
Por favor, Einar, invoca una llama blanca.
El chaval asiente con la cabeza y extiende su mano derecha. De ella brota una pequeña llama blanca que arde tímidamente.
Si estás totalmente segura, adelante y devora esa llama.
Observó a Valindra en silencio, sin añadir nada más. Al menos respetaba su decisión sin inmiscuirse más.
Sus ojos se clavaron en la llama blanca que había invocado Einar. Era preciosa... y poderosa, muy diferente a lo que Kally era capaz de crear. Magia athariense. - Espero que tengas razón, diablo devorador de llamas- su tono sonaba amenazante, como si tuviese claro que, de un modo u otro, si moría lo buscaría hasta en el Más Allá para torturarlo.
Asintió con la cabeza con firmeza. Todavía con la mirada clavada en la llama, Kally abrió la boca y comenzó a aspirar. Si su vida terminaba ahí no pensaba arrepentirse.
Aspiras y tragas la llama. Lo primero que notas es que no quema en absoluto, ni siquiera emite calor alguno. Acto seguido notas un dolor inmenso, como si las llamas estuvieran quemándote hasta tu misma esencia. Caes al suelo paralizada por el dolor y sueltas un grito desgarrador y por tu boca salen ascuas blancas. Notas cómo tu piel se resquebraja poco a poco, como si estuvieras a punto de explotar en mil pedazos. Puedes verlo en tus brazos.
Sientes que alguien te coge de la mano y tú la aprietas con fuerza mientras soportas ese dolor tremendo. Es horrible. ¿Vas a morir?
Tras lo que para ti ha parecido una eternidad el dolor empieza a menguar rápidamente hasta desaparecer por completo. Aquella experiencia ha sido horrible, muchísimo peor que cuando Prometeo intentó devorar tu esencia. Lo curioso es que te sientes más ligera y limpia que nunca, como si te hubieras quitado un peso de encima. Te sientes mejor que nunca. Observas tus brazos para comprobar que han vuelto a la normalidad y alzas la mirada para comprobar que Valindra te ha tomado la mano, claramente muy preocupada y con los ojos llenos de lágrimas.
Menos mal... menos mal... creí que ibas a morir - musita entre sollozos mientras te abraza.
Megara está apoyada en una pared, aún reponiéndose del enorme susto.
Maldito Eforos... ¡CASI LA MATAS!
No ha sido así al final, ¿verdad? Si mi teoría es correcta, el devorar esas llamas blancas deben haber eliminado los vestigios infernales además de purificar y eliminar las heridas. Y si es así debería poder usar esa habilidad sin ningún riesgo - se gira hacia Einar, quien aún está con cara de espanto tras ver por lo que has pasado - Por favor muchacho, trae a un sanador para que la examine.
Einar asiente con la cabeza y se retira corriendo. Un minuto después trae a Dayla (la maldita sanadora que incendió un cubo de agua a saber cómo). La chica te examina rápidamente y parece sorprendida.
¿Cómo es posible? Las heridas malditas desaparecieron. Y no solo eso... es como si nunca hubieran existido.
Eforos sonríe triunfal.
Eso quiere decir que mi idea funcionó. Imaginaba que en un mortal las llamas blancas eliminarían esas "impurezas". ¿Cómo te sientes, joven devoradora de llamas?
Al principio creyó que todo iba mejor de lo que habrían esperado en un principio. Soltó un bufido desdeñoso, pensando que habían sido unos exagerados... Pero de pronto el dolor comenzó. Un dolor que comenzaba en sus entrañas, extendiéndose como raíces ardientes por todo su cuerpo. Ardía, dolía, sentía que iba a estallar. Ni siquiera fue consciente del desgarrador grito que había salido de ella, pero le dolía la garganta.
Había caído de rodillas al suelo, encogida sobre sí misma, mientras seguía gritando. Había perdido la visión panorámica, apenas podía centrar la vista, pero cuando se miró la piel creyó que se agrietaría y rompería como el cristal. Cerró los ojos con fuerza, esperando que todo aquello pasara rápido, incluso si el fuego athariense tuviera que acabar con ella.
Sin embargo, todo pareció pasar. Como cuando has sobrevivido a un huracán, la calma se hizo extraña, difícil de asimilar. Al fin pudo respirar con normalidad, viendo que la mano que había sujetado, o más bien estrujado, todo ese tiempo había sido la de su madre. Aflojó el agarre, añadiendo un leve apretón con cierto afecto y una mirada comprensiva en Valindra, que la sorprendió con un abrazo. - No creo que hubieses sobrevivido- murmuró. No era un reproche hacia su madre sino una dolorosa verdad.
Tras separarse de ella, se puso en pie, encarando a los demás con una renovada energía. Su piel se veía con un brillo diferente, sus ojos refulgían. No medió palabra hasta que el joven semi-athariense trajo a la sanadora cafre, quien le confirmó que todos los estragos por los que había pasado su cuerpo habían desaparecido.
Le dedicó una media sonrisa afilada a Eforos cuando le preguntó cómo se encontraba. - Con ganas de estrujar tu cabeza entre mis manos hasta que estalle en mil pedazos, para después pisotear tus sesos- alzó una ceja y rió. Era evidente que mostraba su extraño sentido del humor, además de su genio habitual. - Joder, ¡estoy como nueva! Ya podrías ser tú quien lidere a los ineptos de la secta, al menos no tendrían la cabeza metida en el culo.
Aspiró aire, llenándose los pulmones. - ¿Entonces ya está? ¿Ya no volveré a tener problemas al devorar llamas?
Eforos esboza una sonrisa divertida tras lo primero que le respondes y se acomoda en el asiento mientras escucha atentamente tus demás impresiones.
Si vas a estrujarme la cabeza solo te pediría que lo hicieras rápidamente. No me haría ninguna gracia emular tu agonía de antes. Y no, gracias, paso de liderar sectas llenas de descerebrados incompetentes. Ya tengo bastante con liderar en secreto a la resistencia que lucha contra Nemesis en los Planos Infernales y lograr no ser traicionado, delatado o apuñalado por la espalda en el proceso mientras fijo ser neutral de cara a ese dragón demoníaco.
Cuando aspiras aire notas con claridad que respiras mucho mejor.
Si, ya no tienes vestigios demoníacos así que las llamas que devores no se corromperán ni te dañarán. Puedes usarlas sin miedo para potenciar tu magia, tu fuerza física o incluso sanar tus heridas. Creo que olvidé mencionar eso último, pero también puedes curarte usando las llamas que devores - se gira hacia Valindra - No pienso dejar esto así, quiero sanar también a tu madre pero, como bien has observado, difícilmente sobreviviría a ello. Tengo que pensar en algo rápidamente, pues no le queda mucho tiempo.
Dayla se acerca para analizar a Valindra, y su expresión muestra mucha preocupación.
Su caso es crónico. Creo que no le queda más de una semana de vida - mira con decisión a Eforos - No sé qué hicísteis, pero podemos probar de la misma forma que habéis hecho con Kally. Yo estaré aquí para sanarla lo que haga falta - te mira decidida - Puede que sea penosa en la cocina, pero soy muy buena sanando heridas.
En ese caso podremos proceder siempre y cuando ella quiera. ¿Qué opinas, Valindra?
Valindra mira fijamente a Eforos.
Si eso me dará más tiempo para enmendar el abandono al que sumí a mi hija y compensarla, lo haré. Además quiero ayudarle en su cometido, jefe. Digáis lo que digáis quiero hacerlo - afirma con absoluta determinación.
Que así sea.
Rayos, se parece tanto a ti que me están entrando ganas de enrollarme con ella - te murmura con una sonrisa traviesa.
Eforos acompaña a Valindra, quien se acerca a la llama blanca que conjura Einar. Tu madre devora la llama y rápidamente empieza a sentir un dolor intenso. Se agarra con fuerza a Eforos (concretamente a su cuello, estrangulándolo inconscientemente a una mano) mientras pone muecas de un terrible sufrimiento. No tarda en ir al suelo tras soltar al archidemonio, encogiéndose y retorciéndose mientras exhala llamas blancas por la boca y su piel se agrieta rápidamente. Aún más rápido que en tu caso.
En ese momento Eforos (aún algo tocado por el estrangulamiento) trata de sostenerla mientras Dayla aplica conjuros de sanación mientras Valindra grita de dolor.
Esto está durando más de lo normal. ¿No está funcionando con ella?
Poco a poco las grietas y el dolor van a más, y ves cómo los brazos de Valindra se van consumiendo lentamente.
Cuando creíais que todo está perdido las grietas empiezan a menguar y el cuerpo de Valindra se recupera poco a poco hasta que vuelve a la normalidad. No, se la ve bastante más sana.
La mujer se levanta lentamente a la par que Eforos suspira aliviado.
Vaya susto que me has dado. Pensé que te perdíamos, y si eso llega a pasar tu hija me mata.
Valindra respira profundamente y abre los ojos con una expresión de paz.
Nunca me había sentido así de bien - os mira y esboza una sonrisa - Siento haberos preocupado.
Bueno, con esto he cumplido mi promesa - se acerca a ti - Ahora solo queda enseñarte a potenciar tu fuerza física y a sanar tus heridas con las llamas devoradas. Si quieres aprender deberíamos ir a la zona que tenéis aquí para entrenar - se aproxima a tu oído - Por cierto, esto ya no será gratis y tendrá un precio muy alto. Necesito de ti que consigas que Megara acepte tener una cita conmigo.
- Debes de ser un demonio más listo de lo que aparentas si has conseguido darle esquinazo a Némesis y sus secuaces todo este tiempo- "felicitó" la piromante a Eforos.
Kally se miró las manos, las cerró en dos puños y sonrió. Ahora era más poderosa de lo que jamás hubiera podido imaginar. Le gustaba esa sensación y lo que ello conllevaba.
Miró a su madre con cierta sombra de preocupación cuando Dayla hizo un cálculo aproximado del tiempo que le quedaba de vida. No era demasiado, pero podría ser suficiente. No esperaba que fueran una familia feliz, incluso le daba igual, pero al menos vería a sus dos padres juntos y sentir indiferencia al respecto, confirmándose que albergaba un corazón de piedra.
Sin embargo, contra todo pronóstico, Valindra hizo acopio de valentía y se lanzó como una inconsciente a realizar el mismo acto suicida y tortuoso por el que ya había pasado Kally. Quiso interponerse, impedirle que lo hiciera, pero cuando quiso abrir la boca para replicar ya era tarde.
Conteniendo el aliento, esperó. En cuanto su madre comenzó a reaccionar, tratando de ahogar a Eforos, Kally corrió en su busca, tratando de calmarla como ya había hecho con ella antes. En el suelo, apoyó la cabeza de su madre en su regazo. No dejaba de convulsionar y gritar, su cuerpo se agrietaba. ¿Ella se había visto tan mal? Alzó la mirada preocupada, buscando la de Eforos, esperando que el demonio estuviera tranquilo y le confirmase que eso era lo normal. Pero, en su lugar, se mostraba inquieto y preocupado. - ¡Aguanta, joder! ¿No alardeas por ser mi madre? ¡Pues demuestra de lo que eres capaz!- notaba las lágrimas arder en sus ojos con rabia, pero no llegaban a caer. No lloraría.
Tras unos minutos que se le hicieron eternos, y en los que realmente creyeron perder a Valindra, ésta se recompuso como si nada, despertando como nueva. Kally se restregó los ojos con rabia, se levantó para estar a la altura de su madre, clavando en ella su mirada. De pronto, sin comerlo ni beberlo, le encajó un puñetazo en el pómulo. - ¡Maldita inconsciente!- comenzó. Estaba elevando la voz, pero no le importaba. - Una semana, ¿acaso no era suficiente? Al menos un par de días antes de decidir suicidarte- si no hubiese salido de esa...
Clavó en Eforos una mirada cargada de odio. No era tan ingenua como para pactar con un demonio que no contaba toda la parte del trato. - ¿Una cita? ¿Y qué pasaría si no la consigo?
Valindra parece sorprendida por el puñetazo. Se toca la mejilla con expresión pensativa.
No está mal, pero espero que no recurras a eso para defenderte. Te falta fuerza, hija. Ah, lo siento. Te preocupé demasiado y por eso reaccionaste así, ¿verdad? Lo lamento de veras, pero me dolía tener tan poco tiempo para recuperar y tratar de compensar lo que te negué al abandonarte, aunque nunca podré expiarlo.
Valindra guarda silencio y se aparta un poco. Luego miras muy seria a Eforos y éste suspira tras tu comentario.
Tienes razón, es completamente imposible que logres convencerla. Además, y aunque me duela decirlo porque lo mío son los tratos, es mala idea para un mortal hacer tratos con un demonio. Olvídalo, te lo iba a enseñar de todos modos lo intentaras o no. Acompáñame por favor.
Si decides acompañar a Eforos iréis a la zona de entrenamiento del gremio. Ahora mismo no hay nadie aparte de Silvan, quien se dedica a observar desde la distancia con actitud relajada. Vanille, Megara y Valindra os acompañan.
Eforos se detiene en mitad de una de las arenas de combate.
Bien Kally, primera lección. Cuando devores llamas trata de concentrar su poder en tus músculos para potenciarlos. Es sencillo, inténtalo. Prueba a devorar las ascuas de tu familiar y carga de poder tu brazo derecho.
Vanille te mira con atención esperando tus órdenes.
Miró con rabia a su madre y cómo el golpe le había dejado indiferente. A ella le dolían los nudillos.
- No te flipes. Que hayas actuado como una insensata no te da derecho a pensar que me preocupaste o que tienes alguna posibilidad de recuperar a una familia que nunca tuviste- dicho esto, le dio la espalda a Valindra para centrarse en Eforos.
De nuevo le recriminaban por pensar siquiera en hacer un trato con un demonio y, aunque Kally estaba segura de que conseguiría convencer a Megara para la cita, al final le enseñaría de forma gratuita a sacar el máximo rendimiento a su habilidad de devorar las llamas. Ya buscaría la oportunidad de sacarle partido a su deseo de salir con Megara para pedirle algo mejor.
Así pues, llegaron a la zona de entrenamiento, donde Kally se preparó para seguir lo mejor posible las instrucciones de Eforos. Tras escuchar sus palabras y centrarse, miró a Vanille y le asintió con la cabeza. - Vamos- se preparó con la boca abierta para absorber las llamas que le lanzara su familiar. Solo tenía que canalizar la energía hacia su brazo, pensar en el recorrido que debía realizar, como si controlase el cauce de ese río de magia.
Vanille maúlla y lanza sus llamas hacia arriba, las cuales devoras. Te tomas tu tiempo para canalizar y concentrar el poder de esas llamas en tu brazo, y pronto notas cómo los músculos de esa extremidad empiezan a ganar volumen y dureza, hasta adoptar un aspecto muy musculado. Notas que tienes mucha fuerza en ese brazo, como si pudieras levantar o derribar cualquier cosa.
¿Puedo ayudar? - Silvan pone la mano sobre el suelo y hace emerger un pilar de tierra - Adelante, golpéalo.
El pilar, a pesar de ser de tierra, parece macizo y muy resistente. Con ciefrtas reservas te acercas y te dispones a golpearlo con un puñetazo. El resultado es cuanto menos sorprendente, pues tras el impacto el pilar saltó en mil pedazos y se desmoronó. Notaste claramente que aquel pilar era muy resistente, y aun así...
Buen trabajo. Concentrándolo en una sola parte del cuerpo obtienes una gran potencia. En cambio si repartes ese poder en todo tu cuerpo, el resultado no es tan potente pero también ganarás en agilidad.
Seguiste entrenando con las indicaciones de Eforos, aprendiendo todos los secretos de los devoradores de llamas. Tras aquello, Eforos se despide y desaparece junto a tu madre por teletransporte. Poco después descubriste que tu madre y tu padre pudieron hablar un poco.
En resumen, con devorar llamas puedes hacer lo siguiente:
- Potenciar tus conjuros de fuego.
- Potenciar una parte de tu cuerpo, ganando una gran fuerza.
- Potenciar todo tu cuerpo, aumentando un poco tu fuerza y agilidad.
- Sanar heridas.
Perdona si la escena parece que se cierra de forma un poco abrupta, pero quería acabar ya. Si quieres postear algo más, aprovecha.
No te preocupes, está bien así. Podemos cerrar la escena ya (y mola mucho lo tocha que es ahora Kally)