Cuando terminamos la batalla miro a mi alrededor, por una vez todavía no tengo nada en mente, la única prioridad era hacer efectivo el fin de Urske. Encuentro a Aeria, sosteniendo a Kiara «No...» por un momento sentí la felicidad por la victoria, aunque no se desvanece, ahora es una sensación agridulce.
Me dirijo hacia las dos, me duele ver esas grietas en Kiara mientras me arrodillo al lado de Aeria. Cuando vienen a buscar a la diosa del aire, alzo la mano para tomar la suya y retenerla, pero, bajo la mano antes de tiempo consciente de quienes se la llevan, deshaciendo mi voluntad. Ahora sostengo yo a Kiara, le daría un abrazo, pero sólo pongo mi mano y mi falda para que sean su apoyo, ya que sobre sí misma se rompería.
—¿Vosotros también? ¡Vamos, habéis conseguido una victoria increíble! ¿Dónde están esas sonrisas?— relaja un poco su actitud —Lo sé, no me queda mucho tiempo. He consumido mi vida para que pudierais vencer, y no me arrepiento de ello. Sabía que venceríais.
Hubiera hecho lo mismo, Kiara, sin arrepentimientos. Cualquier cosa para romper las cadenas del destino que hoy se han roto.
—Eimi, mi hermana. Siento dejarte ahora pero me ha encantado conocerte y pasar tiempo contigo. Antes de irme quiero dejarte un consejo de hermana mayor: ahora tienes un mundo y toda una vida por delante,aprovéchalo y vívela al máximo. Hazlo por mí, ¿vale? Te quiero mucho, hermana.
He... —sonrío agriamente—. Te lo prometo, mamá me hizo jurar lo mismo. No lo olvidaré
Veo a Uwyn entonces, desearía que esto fuera sanable... Recuerdo entonces a Milene, aunque no puedo moverme ahora. Escucho los agradecimientos de Nor y me sumo a ellos.
S-sí, gracias —digo con dificultad, hubiera preferido ocupar su lugar de algún modo, sin saber del todo el porqué—. Os lo debemos todo.
Nor, ¿Sabéis qué ha sido de la gema del agua? ¿O la aguja de laquelis? Tal vez pudiéramos devolver poder a Marina. —me comunico vía telepática, buscando como poder ayudar immediatamente.
—Anda, venid las dos a darme un último abrazo. Y tú también Eimi, mi "hermana espiritual".
Empiezo el abrazo con Kiara, y a la que pierde mis ojos de vista se me encharcan, mi labio empieza a temblar y siento que no puedo respirar.
Nor —digo con tono elevado y exigente, pero que devalúa a una voz trémula y suplicante—. ¿No puedes cambiar las propiedades de Kiara verdad?
Conozco la respuesta, pero no sólo es demasiado tarde para no preguntar, quiero hacerlo, no quiero controlarme en nada ésta vez.
No podré hacer feliz a Aeria nunca, Kiara —digo con un nudo en la garganta, y me doy cuenta de que podría estar cargando de negatividad a Kiara con estos pensamientos—, lo siento. Estaré a la altura —digo luchadora, la situación merece esperanza...
He... —sonrío agriamente—. Te lo prometo, mamá me hizo jurar lo mismo. No lo olvidaré
Kiara sonríe satisfecha ante la promesa de Eimi.
Eimi pregunta a Nor un par de cosas, pero lamentablemente el erudito no tendría respuesta afirmativa para ninguna de ellas.
No podré hacer feliz a Aeria nunca, Kiara —digo con un nudo en la garganta, y me doy cuenta de que podría estar cargando de negatividad a Kiara con estos pensamientos—, lo siento. Estaré a la altura —digo luchadora, la situación merece esperanza...
—Creo que sobrevaloras la capacidad de hacer feliz a mi madre. Es suficiente con que tú seas feliz para que ella lo sea. Confía en mí, ¿vale? Y te tomo la palabra, haz que tu vida deslumbre y sé la envidia del resto. No pienso esperar menos de mi hermana.
—¿Tú a dónde irás a parar? ¿Al purgatorio también? ¿Esa es tu recompensa por haber dedicado una vida al amor y la justicia?
—Eres una bobeta sin remedio, ¿eh? Al purgatorio van las almas que deben ser purgadas, como por ejemplo Urske. Yo iré con Jaina y le mandaré recuerdos de tu parte.
Y ya se los he dicho, me he pasado la vida llorando, ya agoté mi cuota de lágrimas hace tiempo. Parece como si la vida fuera una sucesión de eventos sin sentido hasta que al final uno deja el mundo y sólo queda en el recuerdo. ¿Qué sentido tiene existir entonces?
—También pasé por ello, abandoné a tu antepasada para buscar la muerte y acabe conociendo a Kath. Mira, Miyu, esto es lo que tiene la vida, te da momentos felices y momentos tristes. Si alguien querido muere lo que debemos hacer es vivir por ellos y ser felices por ellos, ése es el sentido de vivir. Lo entendí cuando conocí a mi marido y desde entonces me dediqué a ser feliz por mis amigos y compañeros caídos. Y salvo por haberme perdido el crecimiento de mi hija no me arrepiento de nada.
—Supongo que conocerás a alguien que nos pueda ayudar, ¿verdad?
—Eso pregúntaselo a los dioses. Seguro que saben algo.
Eimi, Miyu y Saya abrazan a Kiara. Cuando se separan de ella los dragones empiezan a posarse por los alrededores de la pareja para despedirse de ellos, y Palax y Rox adoptan formas humanas.
—Siempre pensé que yo sería el primero en morir, Kathandrix— asegura Rox, mostrando una estoicidad absoluta —Voy a echarte de menos, viejo amigo.
—Cuídate Rox, y por favor no calcines nada a la mínima que te molestes.
—Sabes que no puedo prometerte eso— esboza una media sonrisa desafiante —Hasta siempre.
A Palax no le salen las palabras, muy apenada. Aquí las palabras sobran y la pareja no dice nada en absoluto.
—Cuídate amiga mía, y cuida de Eimi y tu hijo. ¿Vale?— le pide Kiara.
Palax asiente con la cabeza.
El viento sopla y empieza a llevarse las partículas de Kiara y Kathandrix, quienes empiezan a deshacerse a mayor velocidad.
—Ésta es la despedida. Ha sido un honor haber podido conoceros. He sido muy feliz y ahora por fin podremos reunirnos con mi pequeña. Me apena tener que dejaros pero sé que estaréis bien— dirige la mirada a vosotros —Que digan los dioses lo que quieran, pero lo que habéis alcanzado hoy no es vuestro techo. El límite vuestro potencial lo debéis determinar vosotros, nadie más— esboza una sonrisa enseñando los dientes —Hasta siempre amigos míos.
Kiara y Kathandrix desaparecen, convertidos el polvo que se lleva el viento.
Os lleva varios minutos sobreponeros a la despedida de Kiara y Kathandrix. Lianne se acerca a Mistandor preocupada.
—Disculpe, me gustaría saber cómo se encuentra la maestra Milene.
Mistandor mira a la felina con seriedad.
—No sé cómo decirlo, pero ella se ha excedido y ha pagado muy caras las consecuencias.
Mistandor os conduce a un edificio en ruinas y os muestra el panorama. Estáis preocupados por su estado y por motivos fundados, pero no os esperabais ésto:
Veis a Milene con aspecto de una niña pequeña, acompañada por Silvano quien está terminando de hacerle las coletas. Tiene puesta ropa de su talla y la otra está debidamente doblada a un lado en el suelo.
—¿Has acabado ya? Tengo hambre y me dará vergüenza si esos cabrones me ven en este estado— se queja Milene, la cual tiene una voz más aguda y aniñada.
Pese al aspecto parece que sigue siendo la Milene de siempre (la tonta y caprichosa). Cuando os ve se queda boquiabierta y muda.
—... ... ... ¡¡¡MIERDA!!!— grita antes de taparse la cara avergonzada —¡Largo, que no estoy presentable! Quisiera ocultarme en una montaña de chocolatinas ahora mismo...
Podéis escuchar a Mistandor reírse.
—¡Maldito Mistandor, lo has hecho a propósito! ¡Juro que cuando vuelva a la normalidad iré a tu tienda para inundarla!— amenaza Milene, cuyo enfado se ve muy gracioso.
La Chibi Milene ha vuelto (aunque ninguno de los presentes pillará la referencia).
Nor, ¿Sabéis qué ha sido de la gema del agua? ¿O la aguja de laquelis? Tal vez pudiéramos devolver poder a Marina.
Escucho la voz de la señora Eimi en mi cabeza y por un momento me sobresalto, girándome hacia donde están reunidas con la señora Kiara. «No, lo lamento mucho. Durante la batalla he perdido el rastro.»
Cuando la señora Eimi vuelve a preguntar en un tono urgente sobre cambiar las propiedades del cuerpo de la señora Kiara solamente puedo negar con la cabeza y agachar la mirada. Nada me gustaría más que poder intervenir pero lo que sucedía al cuerpo de Kiara era el resultado del trato con un dios en el que yo no podía intervenir.
Me quedo junto al grupo para despedirlos con respeto hastq que ya no queda nada de sus cuerpos.
La voz de la señora Lianne capta mi atención y me recuerda que tenemos heridos y personas a las que debemos atender, entre ellas a nuestra maestra de gremio. Me adentro con el resto a las ruinas, preparado para encontrarme con la maestra inconsciente o con debilitamiento mental. Lo que no esperaba encontrarme era a una infante.
He de esperar a que acabe toda la interacción entre el señor Mistandor y la infante para que mi mente pueda procesar que lo que estoy viendo, el cuerpo de aquella niña, era la maestra.
- ¿Cómo? ¿Cómo sucede algo así? ¿Les pasa esto a todos los dioses al agotar su poder? - Sigo mostrándome cordial y respetuoso, que ahora tenga este aspecto no implica que haya dejado de ser la persona que es o haya perdido el estatus que tiene, pero mi curiosidad sobre el misterio de los dioses se dispara. - ¿Cuánto tiempo puede tardar en recuperar su aspecto habitual? ¿Es gradual o de golpe?
Al llegar donde está Marina frunzo el ceño confundida.
¿Cuánto tiempo puede tardar en recuperar su aspecto habitual? ¿Es gradual o de golpe?
Ha estado casi diez mil años sin recuperar su verdadera consciencia, así que si no podemos devolverle sus poderes tardará todavía más tiempo que ese.
Me dirijo a Mistandor entonces, puede que sepa algo al respecto.
¿Podemos hacerlo? Si no podemos... —algo me dice que no me permitirán acompañarla, pero es mi deseo—. Me gustaría ver a Aeria.
- ¿Cómo? ¿Cómo sucede algo así? ¿Les pasa esto a todos los dioses al agotar su poder?
—Esto le pasa a Marina cuando ha estado al borde de la muerte, y no es la primera vez que le pasa— explica Silvano —Al debilitarse tanto su cuerpo mortal mengua hasta adoptar el aspecto de una niña pequeña, tal y como veis ahora. Ha ido demasiado lejos para lograr vencer a Urske, podría haber muerto.
—Habría dado mi vida gustosa sí así teníais vosotros un futuro sin Urske— añade Milene.
¿Cuánto tiempo puede tardar en recuperar su aspecto habitual? ¿Es gradual o de golpe?
Ha estado casi diez mil años sin recuperar su verdadera consciencia, así que si no podemos devolverle sus poderes tardará todavía más tiempo que ese.
—La anterior vez que me pasó fue hace un par de años, cuando el gremio fue atacado por la Mano Negra— desvela la maestra —Su líder me capturó y me sometió a un ritual para absorber mi esencia, y estuvo a punto de lograrlo. Necesité unos meses para recuperarme, tuve que pedirle a Lord Celdric que hiciera de líder del gremio sustituto mientras me recuperaba. Esta vez puede que me lleve unos pocos años.
—Puede que antes de que se recupere su cuerpo crecerá de forma natural— añade Mistandor esbozando una sonrisa divertida.
¿Podemos hacerlo? Si no podemos... —algo me dice que no me permitirán acompañarla, pero es mi deseo—. Me gustaría ver a Aeria.
Mistandor esboza una sonrisa y señala con la mirada hacia otra parte. Allí está Aeria acompañada por Vulcano, Palax y Rox, quienes se unieron a ella una vez Kiara y Kathandrix desaparecieron.
—Le vendrá bien tu compañía, Haemi.
Aparece Keyleth, algo magullada y malherida pero bastante entera.
—¡Gracias a los dioses que estáis bien!— comenta la paladín, alegre —He ayudado al rey de Azurdistán y a Selenia a derrotar a esa diablesa que había tomado el control del palacio. Se encuentran bien— la paladín empieza a mirar a sus alrededores y nota que algo no cuadra, especialmente cuando nota a Aeria tan abatida —Un momento, ¿ha ocurrido algo?
Le explicáis lo ocurrido y que Kiara y Kathandrix fallecieron y que Nathan fue enviado al Purgatorio. Eso impactó a la paladín.
—No... no puede ser...— murmura horrorizada —¿Vais a hacer algo respecto a Nathan?
Si nadie va a mencionar lo del Purgatorio lo omitiré, y eso significará que Nathan no será salvado.
—No... no puede ser...— murmura horrorizada —¿Vais a hacer algo respecto a Nathan?
Me giro interesado hacia la elfa.
- ¿Es que hay algo que pueda hacerse? Quiero decir, de verdad. Personalmente no sé demasiado sobre ese lugar más que lo que he oido desde que el señor Filofirme fue enviado allí. Parece un espacio fuera de este, al que no tengo claro cómo se llega... si no contamos con la magia de Urske. Un lugar peligroso donde hay sufrimiento y donde lo más probable es la eliminación completa y cuyo resultado es el borrado de tu existencia en los recuerdos de todos los que te conocieron, según habladurías. ¿Es correcto? ¿Sabe usted cómo llegar y conoce algo más del terreno para poder buscar al señor Filofirme una vez se encuentre allí?
—Dijeron que si aún lo recordamos es porque todavía se puede hacer algo. Como que se supone que debería haber sido borrado también del pasado o algo así, de nuestros recuerdos. ¿Tal vez es tan guay que ni el purgatorio puede eliminarlo del todo?
Necesitamos ponderar las opciones y decidir el mejor plan de acción. Además si vamos sin recuperarnos podríamos perecer todos; os parece que vayamos a la posada y lo hagamos? Me da mucha ansiedad esperar, pero creo que es lo mejor para Nathan y para el resto, podemos tardar mucho si lo hacemos mal.
¿Tal vez es tan guay que ni el purgatorio puede eliminarlo del todo?
—Si todavía resiste debe ser porque está aferrado a la vida con todo su ser y está luchando por algo o por alguien— teoriza Lianne.
- ¿Es que hay algo que pueda hacerse? Quiero decir, de verdad. Personalmente no sé demasiado sobre ese lugar más que lo que he oido desde que el señor Filofirme fue enviado allí. Parece un espacio fuera de este, al que no tengo claro cómo se llega... si no contamos con la magia de Urske. Un lugar peligroso donde hay sufrimiento y donde lo más probable es la eliminación completa y cuyo resultado es el borrado de tu existencia en los recuerdos de todos los que te conocieron, según habladurías. ¿Es correcto? ¿Sabe usted cómo llegar y conoce algo más del terreno para poder buscar al señor Filofirme una vez se encuentre allí?
—No tengo ni idea, solo sé que no quiero quedarme de brazos cruzados— admite con franqueza la paladín.
—Para que unos mortales puedan ir al Purgatorio y poder regresar a salvo necesitáis un permiso de nosotros los dioses— explica Mistandor —Además, necesitáis una forma de llegar hasta aquí. Normalmente para nosotros sería sencillo si dispusiéramos de nuestros poderes divinos, pero éstos están en el Amuleto de los Seis Elementos y éste se agotó cuando lo usamos para maximizar vuestro potencial. Para que podamos volver a usarlo necesitará varios siglos para recuperar el poder.
—¿Hay alguna otra forma de viajar al Purgatorio?— pregunta Keyleth.
—También podría hacerlo el Guardián del Espacio, pero éste fue asesinado por Urske. Solo queda su discípulo, pero ignoro cuán capacitado está para llevar a cabo esa tarea.
—Así que dependemos de Jules Capablanca— suspira Milene —Creo que lo mejor que podemos hacer es regresar al gremio mientras encargo a Arthur y Akane que lo encuentren lo más pronto posible. De todos modos no se puede ir allí de ninguna forma ahora mismo, así que concuerdo con Eimi acerca de que es mejor preparar con cuidado el próximo paso. No habéis sobrevivido a Urske para tirar vuestras vidas estúpidamente en un viaje al Purgatorio, no permitiré eso.
—¿Y qué hay de Megara? O sea, Eloril y mi hermana han ido con ella a los Planos Infernales— pregunta Anabella.
—No podemos hacer nada por ellos, se han metido de cabeza en muy seguramente una Guerra de Sangre que podría durar años— explica Milene —No os preocupéis, Eloril y Farran son muy fuertes y me consta que Megara posee aliados importantes, sin mencionar que en cuanto recupere todo su poder será muy difícil de derrotar. En ese momento Eloril y Farran podrían regresar, suponiendo que ellos quisieran volver. Es un asunto que deberíamos dejar a ellos. En fin, será mejor que volvamos al gremio. Lo que siga pasando aquí será mejor que se lo dejemos a los demás.
Pasamos a la escena Arco de Azurdistán: El Purgatorio