Partida Rol por web

Por fin llegaste a Ojo de Leviatán. El viaje en barco ha sido largo pero bastante tranquilo y relajante. Te sorprende el aspecto de la capital del Reino del Agua, tan luminoso y lujoso.

La ciudad parece un paraíso terrenal con sus hermosos edificios, el castillo amurallado, sus playas... pero la información que te dieron los espíritus te hace estar al tanto de que es pura fachada.

Hay un gran desequilibrio entre ricos y pobres, tanto que los que no pueden pagar una deuda acaban "legalmente esclavizados", sirviendo a un noble. Y está la otra cosa, que allí hay otro sacerdote del vacío como Darill Reacher. Los espíritus han sido incapaces de identificarle, su aura los bloquea.

Pero tienes claras dos cosas: la primera es que tanto tus antiguos compañeros del gremio (entre ellos Sheppard) como Raymond Valentine están en la isla, y los chicos del gremio están alojados en la sede del gremio Diente de Hidra. Y la segunda cuestión es que los espíritus te han aconsejado buscar a un tipo encapuchado y enmascarado llamado Glenn.

Tienes total información sobre el misterioso Glenn, como que anda ejerciendo como ayudante de Lord Celdric, y que en realidad se trata de Nathan Filofirme, uno de los nietos de Celdric a quien conoces bien, pues era una de las personas que te visitaba cuando estabas convaleciente.

Por fin desembarcas en Ojo de Leviatán. En el puerto ves espíritus campando por todas partes, muchos de ellos con lamentos. El espíritu de un niño aparece a tu lado. El mismo espíritu que te ha mantenido informada.

Espíritu: Glenn está ahora mismo en una posada cerca de aquí. ¿Vas a ir a verle?

La joven bajó del barco, apenas había vuelto a casa le habían encomendado aquella misión, ni se preocuparon por preguntarle si quería vacaciones ¿que era eso?, claro, la joven no las merecía. Reclamó  e hizo un gran berrinche, quería unas piñas coladas y estar en la playa, pero le dijeron: "Vio, deberás ir, te necesitan", ¿la necesitaban?. Siempre la necesitaban, ¿acaso no valía nada esos casi dos años en que quedó fuera de combate por cumpla de la mano negra?. No, claro que no.

El viaje no fue muy distinto, su mal humor era evidente, y ladró más de alguna vez, Violett había despertado completamente, y ese carácter  fuerte se había manifestado.

- ummm quiero mi piña colada...- hizo pucheritos, además, vería a sus ex novios, eso no era NUNCA una buena idea, jamás.  Incluso Sheppard, con el que las cosas no quedaron claras, cuando ella le dijo que el ejercito la había llamado a una misión muy importante y que debía irse. él sólo asumió, y en esa misión no podía contactarlo. Así que ahora "volverlo a  ver", era incómodo, pero imaginó que al volver a casa, se lo encontraría. Rodó sus ojitos azulitos, y también sabía que estaba Nathan, ahora comprendía porqué la había cuidado.

- eh... claro peque, a eso vengo, aunque no me gusta eso que sea tan misterioso, como que da yuyo - se ríe, y saluda a un par de marineros fantasmas que conversaban. Ella, al ser una medium, era una verdadera lumbrera para todos las almas en pena. 

- ¿me guías?, era muy pequeña cuando estuve acá - se cruzó de brazos,  y acomodó en su hombro la mochila  con conejitos que traía.

Niño: ¡Claro! Sígueme, no está lejos.

El pequeño te guía a través del puerto y por las calles, donde ves a muchos espíritus vagar. Muchos de ellos se lamentan, unos han perdido mucho y otros han sufrido verdaderos tormentos en su vida. En cambio hay otros espíritus de lo más variopinto, como espíritus pervertidos que levantan las faldas a las mujeres, o traviesos que hacen que los transeúntes tropiecen.

Finalmente, y tras dar esquinazo a un par de espíritus traviesos, llegas a la posada gracias a la indicaciones del pequeño. A bote pronto percibes el aura de Nathan, tan poderoso y resplandeciente como siempre. Y con él un aura todopoderosa, ligada al fuego.

Niño: Ese amigo tuyo está hablando con alguien muy poderoso.

Al entrar en la posada ves a unas pocas personas allí, comiendo y bebiendo. En una de las mesas del lateral están sentados dos personajes peculiares: un tipo encapuchado y enmascarado, y un reptiliano con prendas elegantes.

Al reptiliano lo reconoces, fue uno de los invitados del Festival de Promoción. El consejero de Rox Kharjar, el amo y señor del Imperio del Fuego. Sin duda el aura todopoderosa es la suya. ¿Será un dios como Milene?

El encapuchado sin duda alguna tiene que ser Nathan, su aura dracónica es inconfundible.

Ambos están hablando discretamente, y de vez en cuando miran a su alrededor.

Y dieron con ellos, no costaba, eran como dos antorchas, ¿que antorchas? eran dos malditas fogatas encendidas en medio de ese lugar, cualquier otro con la misma habilidad de la joven, podría notarlos, Violette suspiró, y agradeció al espíritu, inclinando ligeramente su cabeza. Acto seguido entró en la taberna. Venía con el rostro al descubierto, su larga cabellera rosada ondeando al viento, y ese cuerpo que seguramente atraería alguna mirada indiscreta, aunque eso se debía más a la actitud de la chica, tan segura. 

Llegó ante la mesa, y nuevamente la pregunta su acaso aquel reptiliano en realidad era un dios, Milene se había quedado callada mucho tiempo con ese pequeño secreto, quizás por eso la mandó tan lejos. En fin, la chica carraspeo, a medida que se acercaba, si no supiera quien era el reptiliano, se sentaría sin más, pero como sabe quien es, es mejor guardarse las actitudes fantoches,  pero lanza una inquisitiva mirada a Ethan, bajo todo ese disfraz, ella sería mejor disfrazándose que él, aunque claro, ella era espía.

- buena luna - saluda con una reverencia. Se yergue y espera que ambos le dirijan la palabra, baja sus brazos, y sonríe con sus ojos cerrados -¿interrumpo? ¿puedo acompañarlos, ? -les pregunta,  esperaba que no tuviera necesidad de presentarse, eso  sería ofensivo. 

 De hecho yo estaba a punto de irme, así que no me es molestia alguna - responde con suma educación, inclinando la cabeza a la vez que que incorpora, y se dirige a Nathan - No te preocupes, se lo comunicaré al emperador. Bueno, que tengan un buen día.

Rakko se despide cortésmente antes de marcharse.

Nathan te mira fijamente, o eso parece por su máscara.

 ¿Puedo ayudarla en algo?

Se despide cortezmente del hombre, y se sienta justo en la silla que él desocupa, aun puede sentir el calor de su aura. La medium mira al chico, y luego mira sobre su hombro, habían muchos espíritus, y no tardarían en acosarla. Suspiró  pero apoyó los codos en la mesa, y sus manos  sostuvieron su mentón.

- imagino que no pretenderás continuar con esa treta - a chica levanta su dedo y lo pone en su frente - recuerda que puedo ver más allá de lo que otros pueden ver - le sonríe, había una dulzura inquietante en la medium, que parecía ser inocencia, pero estaba bastante lejos de serlo, Violette Szabo era muchas cosas, menos una frágil florecita. - me enviaron a ayudarte, sé que hay varios acá... y Milena me encomendó venir, considera que no pude ni tomarme vacaciones, ni hablar de mis piña coladas... y el bikini que me compré... así que.. ¿hablamos de negocios... o quieres seguir ocultándote de mí,?... ah sí, recordé todo - suspiró sentenciando con la última frase para que le quedara completamente claro que ya no tenía que seguir ignorándola, o mejor dicho, ella sabría que si quería seguir ignorándola, y bajó las manos, había hablado con un suave tono, mantenía esa dulce manera de comportarse, que contrarrestaba con la fiereza de sus palabras.

Puedes ver los sudores que le salen a Nathan, aun a través de capucha y máscara.

 Rayos... entonces será mejor que me acompañes a la habitación que tengo alquilada. Allí tendremos más intimidad para hablar.

Te indica que le acompañes, así que subís las escaleras. Tanto los espíritus como los vivos os miran y silban, dedicándote varias obscenidades, pero en cuanto Nathan se gira hacia los mortales todos (espíritus incluidos) callan, dándote un respiro. Desde luego, sabe intimidar.

Una vez llegáis a la puerta te invita a pasar primero, y él te sigue al interior para acercarse al armario. Allí se quita la máscara y se retira la capucha, desvelando su rostro. No ha cambiado un ápice, sigue igual de apuesto.

 ¿Cómo has estado, Violette? Lamento que te quedaras sin tus vacaciones, seguro que te apetecía tomarte unos buenos refrescos bajo una sombrilla. ¿Y qué quieres decir con que recordaste todo?

No necesitaba ser protegida, pero Nathan parecía  si estar en la necesidad de hacerlo, la chica lo miró, y sonrió de medio lado.

- estas acostumbrado a tratar con florecillas - se rie de nuevo, y caminó a su lado, hasta la habitación que había reservado para él. La chica entró primero, pero se quedó contra la puerta mirándolo y dándose cuenta de lo que preguntaba, la chica se cruza de brazos, lo que hace que se marquen más sus pechos. 

- pues... de todo...- frunce sus labios - recuerdo que me decías cerecita, creo que al único que le he permitido darme un nombrecito así, qué puedo decir, fuiste muy dulce - le cuenta, sin hacer mayor gestos, ni mirarlo - ¿en verdad quieres que te cuente lo que recuerdo?, creo que no es necesario, ahora estas casado o algo así, y no viene al caso, Nathan - levanta su mano y mueve la mano de arriba a bajo, y se pone roja, llevando su otra mano cerca de sus labios, marcando el puño.

- en... en fin... no vine a recordar aquellos años... etto... viene a ayudar, y que valga el haber perdido mi vacaciones... estoy cansada- se masajea su hombro, el haber hecho aquella misión en aquella zona tan fría, la había desgastado mucho, pero estaba ahí, dispuesta a patear algunos traseros.

- sé que están los demás, - y Sheppard, también, pensó - realmente no me dieron tanta información, sólo que buscara a Gleen, pero al verte, supe que eras tú, por todos los dioses, eran dos antorchas en medio  de la taberna...

 Anda, entonces sí que eras tú la de aquella noche... - comenta poniendo una expresión graciosa - Tienes razón, estoy felizmente casado con Keyleth. En serio... ¿cómo se me ocurrió llamarte cerecita? - se ríe - La verdad es que nunca está de más recibir ayuda. Solo sabemos que va a ocurrir algo malo por las visiones de Iris: que la ciudad iba a quedarse en ruinas, criaturas vacías y un ángel de alas negras matándonos a todos.

¿Un ángel de alas negras? Es la primera noticia que tienes de ello. Pero lo de las criaturas vacías confirma lo que te informaron.

 Violette, ¿sabes algo al respecto? Estaría bien saber a qué podríamos enfrentarnos para que mi abuelo, Erion y Milene puedan preparar algo.

Así que Milene también está aquí. De hecho percibes en la isla su espíritu y el de Silvan, y otro espíritu todopoderoso más, en otra parte. ¿Acaso cuatro de los cinco dioses están en la isla, al igual que en el Festival de Promoción? Te cuesta precisar ante tal magnitud de esos espíritus, te está causando ciertas interferencias. De hecho, no habrías podido detectar a Nathan si no llegas a estar cerca.

Se molesta, mucho, una vena aparece en su frente, y aprieta su puño.

- eres un imbecil - le dice sin mas - si, detecto algunas cosas, pero no quiero hablar mas contigo -se gira y abre la puerta, ¿cómo puede ningunearla así?¿ah, parecía ser ella? Imbecil.

- ¿donde esta Lady Milene?- le pregunta seriamente y abre la puerta - bah, ya puedo sentirla - fue una mala idea juntarla con él, pésima.

 Eh, eh, espera un momento. Lo siento si no dije nada antes, pero no sabía si eras tú o no. Aquella noche recordarás que me diste hasta 3 nombres falsos, y ninguno era Violette o Snow White. Y con tu estado de amnesia tampoco quería complicarte más las cosas, por eso no dije nada - se rasca la cabeza, algo nervioso - Mira, a veces soy un completo patán con las mujeres respecto a ese tipo de temas. No quiero poner excusas, pero entiende que en esa época andaba mal por temas personales. Si te sirve de algo, aquella noche pude olvidar mis problemas gracias a ti. Lo que quiero decir es que jamás olvidé ni olvidaré aquella noche, ni a ti... aunque no conociera tu nombre hasta hace unos meses.

El pelirrojo suspira largo.

 Vale, dejemos el tema. Te diré que la maestra está en la sede de Diente de Hidra, para ahorrarte la molestia. Ah, y por favor, no digas a nadie que estoy aquí. Casi todos creen que estoy recuperándome en Pelidia.

Espíritu de niño: El muy bruto peleó contra toda una jauría de troles de roca por conseguir una rosa de piedra para curar a su esposa - te chiva el espíritu- Casi acaba convertido en una estatua de piedra para siempre.

¡Pero qué bruto! ¡Un solo trol de roca es capaz de aniquilar a un escuadrón mal preparado!

Se detuvo a medio camino, y lo miró sobre el hombro, su disculpa, y si, era verdad, nunca daba su nombre real, era parte del juego, y sí, esa noche había sido realmente intensa, la chica rodó los ojos, y se giró hacia él, pero miró hacia un costado, escuchando al niño, levantó una ceja, y se acercó a él.

- eres un bruto - resopla, - disculpa aceptada - mueve su mano con desdén y desinterés - intenta mantenerte a salvo entonces, ya me dijeron qué hiciste, y no deberías estar acá, preocuparás a todos, eso es muy egoísta - se giró completamente hacia él, y volvió a quedar a unos pasos del chico, ambos eran de la misma raza, compartían varias cosas.

-me pregunto su soportarías otro asalto similar, en fin - lo olisqueo, aun con él en el dintel de la puerta- realmente dudo que no sepan ya que estás acá, como dije, eres demasiado notorio, nuestras auras se pueden sentir en todos lados, así que ve con cuidado, y sobre lo que dijiste, sólo puedo saber sobre un sacerdote del vacío, pero los espíritus no pueden acercarse, imagino que está relacionado con esto... y también puedo sentir fuertes presencias en la isla, casi me costó localizarte, causan interferencia, así que procura mantener un bajo perfil, y no hagas idioteces, para eso, estoy yo aquí, para meterme en líos - se indicó así misma, y pasó su mano por el cabello rojo del chico, en un gesto muy coqueto y  sensual.

- te estaré vigilando - se aleja, ahora iría con Lady Milene, ella había pedido su presencia en la isla, y aunque la mandaron con "Gleen". Si, en lo profundo de su corazón esperaba encontrar a Sheppard, aunque eso se le hacia masoquista. 

Ya fuera de la taberna, se rascó la cabeza, desordenando un poco sus cabellos rosados, 

-"¿ y donde queda la sede?, ummm mejor sigo su presencia," - pensó, - uff... que se siente abrumador tenerlos todos acá - pasó su mano por su frente

Nathan te mira a los ojos, con seriedad.

 Tranquila, estoy perfectamente. Si hice aquello fue porque no estaba dispuesto a quedarme viudo, y la rosa de piedra solo crece en el Valle del Dragón Muerto - Ese lugar es espantoso, por lo que sabes. Miles de personas han perecido allí víctimas de los centenares de troles de roca que moran el lugar, o por calor extremo, o bien por deshidratación - Créeme, evitaré volver a meterme en situaciones así mientras pueda evitarlas, así que no te preocupes. Seré temerario, pero no suicida.

Ante tu gesto coqueto esboza una sonrisa. Por un momento llegas a sentirte tentada por ir más allá, pero el pelirrojo deja claro que no busca nada al apartarse un poco.

 No te preocupes, me mantendré en la sombra, como hasta ahora. Muy pocos saben que estoy aquí, y hasta ahora lo he hecho bastante bien manteniéndome oculto y vigilando que nadie se meta en problemas graves. Y lo mismo pienso hacer contigo - se acerca a ti y te da un beso en la mejilla - Ten cuidado, "cerecita". Si necesitas mi ayuda, solo avisa a mi abuelo. Anda por el castillo real con mis suegros.

Nathan se despide con una sonrisa antes de marcharte. Ahora toca llegar hasta la sede de Diente de Hidra. Confías en que rastrear el aura de Milene te lleve hasta allí.