—¿Bromeas? Nathan tiene ese poder por herencia familiar. Yo también tengo el don de poder ver a veces el futuro. Y veo que subestimas la clarividencia, no hay poder que pueda detener perpetuamente el tiempo porque en algún momento tendrás que dejar de usarlo, ¿no? Puedes limitar el tiempo pero no lo que podemos ver, las visiones trascienden el tiempo. De todos modos, diría que ahora mismo si pelearas contra Nathan tú saldrías victoriosa siempre y cuando tuvieras cuidado con su katana. Y de todos modos dudo mucho que pelease al 100% contra ti, y no precisamente porque no te respete sino por todo lo contrario— te guiña un ojo.
—Hm...
Cruzo los brazos, cerrando los ojos para pensar.
—Es una forma de interpretarlo. Pero si esa habilidad le permite ver, supuestamente, diez segundos en el futuro, ¿qué son esos diez segundos? ¿Cuánto tardarán en ocurrir si el tiempo no existe?
Otra vez mencionan la katana y trato de contener la risa.
—Sí, hay que tener mucho cuidado con esa espada, puede ser un peligro —comento, mirando a Nathan con los ojos entornados y labios fruncidos—: Sobre todo si la usa indiscriminadamente.
Pero la risa se me quita al momento, poniéndome más seria, aunque no del todo.
—Sobre eso que dices, fuera de bromas, me preocupa. Adoro que me vea así, de verdad, pero, ¿y si alguien se hace pasar por mí para hacerle bajar la guardia? Ya he visto en el gremio ninjas y asesinos con esas técnicas raras de cambio de apariencia, incluso saben imitar auras. Me da un poco de miedo pensarlo. Ya sucedió una vez... más o menos... No fue adrede. Y me asusté mucho igual.
—Me daría cuenta de inmediato. Y aunque no fuese así mi clarividencia me avisaría. No te preocupes, no sería la primera vez que intentasen engañarme— enarca una ceja —¿Se puede saber por qué te ríes al hablar de mi arma?
—No le hagas ni caso, seguro que está pensando en algo infantil.
Bianca no ha dicho nada en todo este tiempo. Está en shock por el espectáculo que disteis hace un momento.
—No sé tú, pero yo ahora necesito un buen baño.
—Oh, claro —reprocho, poniendo de nuevo mala cara—, ¿y cuando Saya bebió esa poción repugnante y se te abalanzó? Creíste que era yo. ¿O esa no cuenta? Para mí cuenta y mucho. Tonto.
Mi expresión se relaja cuando oigo la palabra "baño" y enseguida estoy dando saltitos alegre.
—¡Baño! —repito con entusiasmo—. También necesito uno, urgente. ¿Habrá alguno aquí? Y ahora que lo pienso... ¿este lugar no le pertenece a Eimi? ¿Estará bien que nos quedemos aquí dentro sin su permiso?
—Hermana, si haces memoria recordarás que no tardó mucho en reconocerme. Especialmente por... el pecho que me robaste— termina inflando los mofletes molesta —No te preocupes por eso, tenemos permiso para usar las instalaciones. Y me apunto, lo necesito urgentemente. Bianca, Anabella, os venís con nosotras.
—En ese caso me quedo con Nathan. También nos vendrá genial un baño relajante.
Vais al baño para mujeres, donde ya está allí Cassandra quien está tan concentrada que no se ha percatado de vuestra llegada.
—¡Se tardó lo suficiente como para...! Para...
La besó a ella antes que a mí. Pero no importa, no quiero traer ese recuerdo ahora, con lo lindo que estamos pasando. Rápidamente me interrumpo a mí misma, cambiando mi humor casi al instante.
—¡Baño baño! —exclamo con entusiasmo—. Por cierto, ¿dónde está Takeru? Me hubiera gustado que charlara con el abuelo de su abuelo.
Al llegar al baño, sumamente feliz, demoro en darme cuenta de que allí está Cassandra. Sin embargo, al notarla, la saludo efusivamente.
—Hola, Cassandra. ¿Entonces tu armadura puede salirse?
LLevamos las toallas del pudor o bien hay haces de luz súper convenientes y oportunos.
—Ni idea, estaba con Lei, quien al parecer andaba un poco extraña. Más seria de lo normal.
Cassandra abre los ojos al escucharte y te recibe con una sonrisa.
—No llevo la armadura puesta todo el tiempo, Miyu. ¿También venís a relajaros? Ya escuché lo de Nathan, os felicito.
Todas os metéis en el agua, la cual está bien calentita. Kiara se sienta y se deja caer hasta que se sumerge por completo para poco después volver a emerger.
—Aaaah... ¡qué relajante!
—Sí, se siente como unas aguas termales. ¿Cómo lo han hecho?
—No lo sé y no me apetece darle vueltas. Seguramente Eimi habrá pedido a alguien que meta encantamientos que calienten el agua.
LLevamos las toallas del pudor o bien hay haces de luz súper convenientes y oportunos.
Lo que quieras. Puede haber luces y vapores convenientes y oportunos.
—¿Más seria? —repito, pensando—. Deberíamos haberla invitado. Me gustaría poder ayudarla.
Me empieza a dar un poco de envidia Eimi, teniendo esto en su casa portátil. Significa que puede llevar su baño a todas partes.
—Es demasiado lujo esto, no es justo —comento mientras me siento en el agua y me pongo a asearme el cuerpo. Saya y yo nos ayudamos mutuamente a lavarnos el pelo y después nos relajamos hasta que se nos arrugan los dedos.
—¿Hace mucho que no ves a Eloril? —le pregunto a Cassandra, acercándome un poquito a ella para hablarle—. Yo también lo extraño, tengo recuerdos muy bonitos del gremio y es otro gran amigo al igual que tú y los elfos.
Cassandra niega con la cabeza.
—No. No le he visto desde que partimos hacia aquí. Sé que él tenía que ir a otra parte y que le iba a llevar bastante tiempo.
Desde aquí podéis escuchar el baño de los chicos, y parecen estar muy tranquilos durante todo el rato. Te imaginas que Nathan y Kathandrix estarán relajados. Sin embargo escuchas el chillido de una chica.
—¿Eh? Eleanor, ¿éste no era el baño de los chicos?
—Lo... ¡Lo siento mucho, me he equivocado!
Poco después la veis entrar totalmente sonrojada, se mete en el agua y se sumerge hasta la nariz sin decir nada, haciendo burbujas con la boca al lado de Cassandra.
—Eimi debería colocar carteles...— farfulla.
Kiara sonríe divertida.
—Parece ser que ha espiado accidentalmente a nuestros chicos.
—¿Que qué?
Inmediatamente me levanto, con un par de zancadas estoy frente a Eleanor y de milagro no me he resbalado.
—¿Cómo que espiando?
Entonces mi mirada se pega en el muro, como si estuviera mirando a través de él y apuñalando a Nathan con los ojos.
—Eso significa que él te ha visto así. No puede suceder, sólo me puede mirar a mí.
Con la cara roja de rabia voy corriendo hasta la salida.
Eleanor se sonroja y tartamudea mientras agarra firmemente su toalla, la cual había arrojado a un lado antes tras entrar.
—N... ¡No, no! Yo... esto... solo...
Saya va rápidamente a detenerte, poniendo las manos sobre tus hombros y mirándote cara a cara a los ojos.
—Hermana, cálmate, respira hondo y piensa antes de hacer una tontería. Primero ha sido un accidente, no es como si Nathan hubiese ido a espiarla a cosa hecha. Y segundo, ¿acaso pensabas ir al baño de los chicos sin nada? ¿Desnuda?
Mientras Saya te sermonea escuchas alboroto al otro lado.
—¿Kiara? ¡Qué diablos...!— escuchas a Kathandrix nervioso.
—¡CONQUE ESPIANDO A BONITAS ELFAS DESNUDAS MIENTRAS NO ESTOY VIGILANDO, MALDITO DRAGÓN PERVERTIDO!
Parece ser que Kiara salió mientras Saya te detenía y ella está armando un espectáculo en el baño de los hombres.
—Eh... tatarabuela, que... esto... estás desnuda...
—¡TÚ NO TE METAS Y SIGUE MIRANDO HACIA LA ESQUINA! ¡LUEGO HABLARÉ SERIAMENTE CONTIGO, QUE SE SUPONE QUE TIENES NOVIA, MALDITO TARUGO!
Sigues escuchando la bronca monumental que Kiara le está echando a Kathandrix, y luego la toma con Nathan. Saya suelta un suspiro bien largo.
—Rayos, ella tenía que ser igual que tú, hermana. ¡Es demasiado trabajo vigilar a vosotras dos, dimito!
—Pero... pero... fue culpa mía. Entré donde no debía, ellos no hicieron nada malo y tenía puesta la toalla— balbucea tímidamente Eleanor, enseñando la toalla que había llevado puesta.
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