Partida Rol por web

Esbozó una fiera sonrisa que mostró todos sus dientes.

- Bien, hora de jugar. ¡No le deis a los que duermen o despertarán! Tremi, ¡lanza las pelotas!

Blandiendo el mandoble con ambas manos, Alais se lanzó a por el Trol. Estaba atacando de frente, por lo que no le quedaba otra que hacer lo mismo.

- Quien esté a su espalda, ¡golpear detrás de la rodilla!- un trol derribado sería más fácil de apalear.

Os lanzáis al ataque a por el enorme trol. Vas al cuerpo a cuerpo y el grandullón se dispone a atacarte pero Valaren intercepta el golpe con su escudo.

—¡Te cubro!

Lanzas el ataque y logras asestarle un tajo de lleno, invocando además tu furia barbárica para profundizar más en el golpe. La herida que le causaste es importante pero ves que ya empieza a curarse.

Los demás tratan de seguir tus instrucciones mientras Tremi busca afanado en su bolsa.

—Cielos... ¿dónde he puesto mis bolas explosivas?

Valaren estuvo ágil al protegerle.

Tremi parecía ser más torpe de lo que le había parecido en un principio, siendo incapaz de encontrar las bolas de fuego que sabía que íbamos a necesitar (y podría haberse preparado por si las moscas mientras entonaba la nana de los trols).

- Bien, podemos con este- estaba segura de ello. Al menos si el resto del equipo daba la talla.

Volvió a arremeter contra el trol jefe, esta vez con menos furia que antes.

Ves con rabia cómo las heridas empiezan a regenerarse cuando una bola roja le impacta en el torso y estalla en una llamarada.

—Tranquilos niños, solo quería darle un poco de emoción a la actuación— dice Tremi manteniendo la serenidad.

La bestia está envuelta en llamas y trata de apagarse el fuego a manotazos. Aprovechas su ataque de pánico para lanzar un ataque pero andas un poco torpe. Sin embargo notas cómo tu cuerpo se llena de energía y recuperas algo de impulso, logrando asestar otro terrorífico golpe.

—Vamos, aprovecha y golpea con todas tus fuerzas— te dice Uwyn.

Alais se sentía con más fuerza después del ataque anterior y, viendo que el troll se palmeaba para quitarse las llamas de encima, su boca lució una sonrisa aún más sádica.

-¡Ven pa'ca 'joputa!- con la emoción y la rabia, el acento de pueblo de Alais había salido a la luz.

Tomó impulso desde el suelo, luego a una de las paredes y, finalmente, hacia el cuello troll con toda la fuerza acumulada. Estaba dispuesta a cortarle la cabeza y llevársela de trofeo.

Y con ese espectacular movimiento final decapitas al troll, cuyo cuerpo se desploma pesadamente. Tras aquello Valaren baña en aceite su espada y lo prende para rematar uno a uno a los que siguen dormidos.

—Cortadles un dedo a cada trol como prueba de que los hemos eliminado y luego prendedles fuego, no sea que luego de alguna extraña forma resuciten— indica Uwyn mientras le corta el dedo a uno de los troles —Alais, deja la cabeza en paz, también la quemaremos por si las moscas.

Una vez recolectado los trofeos y quemado sus cadáveres podéis seguir investigando la cueva.

—Pues ya está, niños, ahora podemos seguir buscando ese arma-instrumento— comenta alegre Tremi, quien se te acerca —Por cierto, Alais, querida, cantas muy bien ¿sabes?. Podríamos formar un buen grupo de artistas si nos juntáramos con Eleanor. Sé tocar un par de instrumentos pero mi especialidad es hacer más vistoso el espectáculo con mis bolas de malabares.

Investigando la caverna descubrís un pasillo que conduce a otra sección que lleva a una sala más pequeña. Allí encontráis los restos de alguien alto y grueso, y por las características de su cráneo encaja con la complexión de un orco. Parece que los restos llevan muchos años allí.

Junto a los restos hay una bolsa destrozada por el paso del tiempo, un diario bastante desgastado y los restos de algo de madera que se ha podrido. Cuando sostienes el diario y lo lees ves que se trata del armero que buscabas.

El contenido del mismo habla de su búsqueda, por lo general infructuosa. Probaba diseños pero éstos acababan rompiéndose, así que iba probando nuevos diseños y materiales, pero nada. Empiezas a pensar que fracasó en su búsqueda cuando pasaste la siguiente página.

"Este nuevo diseño parece aguantar mejor su uso como arma, pero sigue sin ser lo suficientemente resistente. Esta vez es el problema del material. Hace un par de semanas que encontré algo que creo podría ser zetrinio, creo que con eso podría finalmente crear un hacha-guitarra irrompible. Desgraciadamente este trozo de metal del demonio no se funde de ninguna manera, y había olvidado que muy pocos herreros fueron capaces de trabajar con este tan extraño y escaso material a lo largo de la historia. Y esos herreros desgraciadamente ya no existen, su conocimiento se perdió hace siglos.

Estoy cansado y llevo 2 semanas sin comer porque estuve demasiado centrado en el diseño. Cuando lo dibuje descansaré un poco y luego saldré a buscar algo de comer."

Junto al texto está el esquema de un diseño, pero las páginas siguientes están en blanco.

—Parece que ése fue la última entrada que escribió antes de morir— comenta Uwyn —Si no te importa me gustaría santificar sus restos y darle una sepultura digna.

- ¡Jaaa! ¡A mama'la, ogro de mierda!- se sentía pletórica tras el golpe final. No tardaría en carraspear y recuperar la compostura de "persona decente" de un buen bardo, así como un acento neutro.

- Uwyn- acercó la base del cuello a la fogata que había sido uno de sus compañeros, de forma que se quemara la carne de esa zona. - ¿Y así habría problema? No se regenerará de cuello para abajo. Es un buen trofeo.

Se pasó los pelos del ogro de la espalda al pecho, pasándolo por debajo de los brazos, de forma que la cabeza quedara colgada a su espalda como una mochila. Aún despedía una olorcilla a carne quemada que abría el apetito.

Avanzaron por la cueva, investigando diferentes salas y pasillos, hasta que dieron con una pequeña sala en la que se encontraba un esqueleto cuya forma recordaba sin duda alguna a un orco.

- Pues al final sí murió aquí- parte del misterio era si realmente había encontrado la forma de forjar el hacha-guitarra, pero había decidido desaparecer del mapa con el secreto.

- Sí, sí, haz lo que quieras- ya no había mucho más que rascar del esqueleto. Tenían los diferentes diseños y ahora sabían que el quid de la cuestión estaba en ese material. - No sé si tendrá algo del zetrinio que intentó trabajar por aquí- rebuscó entre las piedras y cerca del cuerpo por si acaso.

- No sé si le daría una pájara antes de ir a comer o si algo le atacó mientras estaba débil... Como sea, ¿sabéis de alguien que sepa trabajar el zetrinio? Algo me dice que voy a estar igual de jodida que antes de entrar...

- No sé si tendrá algo del zetrinio que intentó trabajar por aquí- rebuscó entre las piedras y cerca del cuerpo por si acaso.

Vas a buscar por los alrededores pero no tienes ni idea de cómo se ve el zetrinio, por lo que no tardas en desistir en la búsqueda.

- No sé si le daría una pájara antes de ir a comer o si algo le atacó mientras estaba débil...

—No parece que hubiese sido atacado. Es probable que muriera de inanición— explica Uwyn —Será mejor que purifique sus restos y le demos sepultura. Lo último que me apetece es que llegue un nigromante y alce sus restos.

Como sea, ¿sabéis de alguien que sepa trabajar el zetrinio? Algo me dice que voy a estar igual de jodida que antes de entrar...

Ante tu pregunta todos se giran hacia Valaren.

—De hecho hace poco he terminado de fabricar una daga de zetrinio por encargo— Valaren saca de su bolsa una daga soberbia, muy pulida y con unos detalles hermosos que os muestra —Mi maestro y yo somos los únicos capaces de trabajar con ese material— explica el elfo mientras se acerca a una piedra que había cerca de la bolsa —Y sí, parece ser que encontró algo de zetrinio. Es un material extremadamente raro y escaso, solo este fragmento bruto puede valer una fortuna.

Melinda se acerca para contemplar la daga de cerca.

—¿Esto va a ser el regalo de Miyu y Saya a Kiara?

—Así es— vuelve a guardar cuidadosamente la daga y te muestra el trozo bruto de zetrinio —¿Te importa si me quedo con el trozo? Lo usaré para fabricarte el hacha-guitarra y a cambio me quedaré con el sobrante, si te parece bien.

- Ya es mala pata morir así- suspiró y se encogió de hombros para continuar la búsqueda, aunque lo cierto era que todas las piedras le parecían... piedras.

Hasta que Valaren, una vez más, le salvó con su presencia.

- Eres un herrero de lo más curioso y valioso. Serás un gran maestro el día que decidas coger a un alumno-. Como ya había pensado en su momento, se trataba de un elfo de lo más peculiar. Fuerte, carismático y con habilidades variadas, además de ser excepcionalmente bueno en su gremio. Tras valorarlo unos segundos, asintió con la cabeza. - Me parece buen trato. ¿Hay algún cachito que no te valga ahora y pueda vender a buen precio? Ando algo escasa después de estar tanto tiempo sin dar conciertos.

Con la cabeza del troll, el pedrolo de zetrinio y tras santiguar los huesos del muerto (o lo que hubiese hecho Uwyn), el grupo puso de nuevo marcha hacia la salida.

- Ahora que no hay nada en la cueva, quizás sea buena idea echarla abajo. No sabemos si pueden llegar trolls de algún otro sitio o si habían criado. Lo mejor sería prevenir.

- Me parece buen trato. ¿Hay algún cachito que no te valga ahora y pueda vender a buen precio? Ando algo escasa después de estar tanto tiempo sin dar conciertos.

—Yo siempre trato de aprovechar todo el zetrinio. Hay que refinarlo y darle forma y no sé cuánto quedará. De todos modos dije que me quedaría con el sobrante como pago por hacerte un hacha-guitarra que no se rompa tan fácilmente— explica el elfo.

—De todos modos el capitán del puesto nos va a recompensar por limpiar de troles el lugar— añade Uwyn —¿Por qué crees que dije de cortarles un dedo a cada trol como prueba?

- Ahora que no hay nada en la cueva, quizás sea buena idea echarla abajo. No sabemos si pueden llegar trolls de algún otro sitio o si habían criado. Lo mejor sería prevenir.

—Eso deberían decidirlo ellos— afirma el clérigo respondiéndote —En todo caso nosotros dejaremos el aviso y que decidan qué hacer. Ya no es nuestra responsabilidad.

Al salir de nuevo al exterior Uwyn se ocupa de explicar los sucedido al capitán del puesto, y minutos después el clérigo regresa con una carta.

—Tenemos que regresar a Tarin e ir al cuartel para que nos paguen. Ya hemos acabado aquí.

El camino de regreso se hace ameno gracias a la compañía de Tremi, quien demuestra ser un tipo animado y alegre. Ya de vuelta a la ciudad vas con Uwyn a la sede del cuartel general, deteniéndoos en la entrada.

—¿Me ocupo yo o te encargas tú? ¿O prefieres que vayamos los dos?— pregunta dubitativo el clérigo.

Alais solo quería saber si podía quedarse un cachito del metal, pero si eso hacía que su arma fuera más débil, no le interesaba. Además, iba a conseguir su tan ansiada arma a cambio de que se quedara el material que le sobrara, fuera mucho o poco, lo importante ahí era que no sabría dónde encontrar a otro forjador capaz de trabajar el material ni el precio que le cobraría. Así mucho mejor.

- Bien, trato hecho entonces.

Sabía que el punto de cortar los dedos de los trols era demostrar que los habían matado, aunque seguía sin estar segura de dejar la cueva tal cual.

 - Venga, pues vamos.

Esperaba algunos elogios más o que les invitaran a unas cervezas, pero, en su lugar, pusieron rumbo de nuevo a la ciudad.

- Puedo encargarme- cogió la carta y, ya dentro del cuartel, buscó a alguien que le pudiera atender. - Hola, quería reclamar esta recompensa- extendió la carta sobre la mesa.

Te acercas a un guardia.

- Hola, quería reclamar esta recompensa

El guardia señala hacia un mostrador.

—Eso te lo tramitarán allí. Hable con el señor Brown.

Vas al mostrador que te indicaron, donde ves a un tipo trajeado leyendo un periódico y con una taza de café en una mano.

En cuanto llegas al mostrador el hombre deja la taza de café y el periódico y te atiende con seriedad.

—¿En qué puedo ayudarla?— dice con un tono monótono y sumamente aburrido.

- Ehhh- por un momento la monotonía del señor había hecho que perdiera el hilo de lo que venía a hacer.

- Sí, tome- dejó la carta en la mesa, procurando estuviera lo suficientemente lejos del café. - En el nombre del gremio Pluma de Fénix, quería reclamar esta recompensa, gracias.

Así, por hacer tiempo y ver si el hombre estaba centrado, señaló con un movimiento de cabeza el periódico que tenía hasta hace un momento en sus manos.

- ¿Algo interesante?

El hombre revisa la recompensa detenidamente, sin expresar emoción alguna. Acto seguido abre un archivador y rebusca con agilidad dactilar una serie de papeles.

—Bien, tiene que rellenar el formulario A-52, el formulario A-54 y la forma G-72 que establece que usted es una persona física que hace trabajos remunerados por su propia cuenta y riesgo. Cuando haya cumplimentado ambos formularios deberá entregarlo aquí y se procederá con la tramitación de la recompensa.

Al revisar los papeles empieza a darte dolor de cabeza. ¡No entiendes nada!

El hombre vuelve a lo suyo, tomando de nuevo su taza de café. Y más atrás Uwyn observa divertido cómo te peleas contra la burocracia.

No te lo puedes creer. ¿Tienes que bregar con una burocracia tediosa para cobrar la recompensa de las narices? Estás a punto de saltar un grito de furia.

—Espera, creo que te conozco. Eres esa barda, ¿verdad? La última vez que te escuché tocar tenía un día apático y tus notas me puso las pilas— el señor Brown señala en una parte del formulario —Solo necesitas firmar aquí, aquí y aquí, yo me ocuparé del resto del papeleo como agradecimiento.

Al final despachas sin problema el papeleo y tras unos trámites el señor Brown te hace entrega de una bolsa cargada de rublones.

—Gracias por el servicio que le ha hecho al reino y toda la demás parafernalia— zanja el funcionario antes de volver a su café y su periódico —Oye tú, mándale saludos a tu hermana, la de la magia de fuego.

—Lo haré. Que tenga un buen día— responde Uwyn mientras te espera —¿Regresamos a la posada para repartir la recompensa?