Partida Rol por web

 —Mira, me han pasado tantas cosas que he aprendido que es mejor aprovechar el momento mientras puedas. Carpe Diem, como dicen algunos humanos. Siempre tienes tiempo para preocuparte por las demás cosas, así que no hay nada de malo con ser un poco egoísta de vez en cuando siempre que no huyas de tu deber.

Blanca se queda parada, parece que ha caido en algo.

Ya veo, ¿me estáis pidiendo que me quede aquí? ¿Es que mi deber no está en ese viaje?

Megara entorna los ojos.

 —También podrías ir a hablar con Cyne, declararle lo que sientes por él y, si tienes éxito, le puedes pedir que te acompañe. A no ser... que prefieras que te enseñe yo cómo es dejarse llevar por el placer.

Te guiña un ojo.

Le acabo de conocer, además como decía « ser un poco egoísta de vez en cuando siempre que no huyas de tu deber. », y ahora es un momento de deber... —rojita—. Además no quiero condicionar sus decisiones, no osaría cambiar sus planes.

Cuando Megara insinua de jugar juntas Blanca levanta la ceja.

No me gustan las mujeres —dice firme como un palo—. Lo siento

La archidiablesa esboza una amplia sonrisa.

 —Le acabas de conocer pero es evidente que te gusta. Mira, él ahora mismo no tiene más plan que vivir en el gremio, es lo único que tiene ahora mismo— suspira y se levanta —Haz lo que quieras, pero tienes el derecho de ser un poco egoísta al menos una vez.

Y con esas palabras Megara se dirige hacia la puerta para abandonar la habitación pero se detiene en el umbral para mirarte de reojo.

 —Eso dijeron muchas antes de probarlo, y ahora no son capaces de volver a decir eso.

Tras esas palabras cierra la puerta, dejándote sola.

Blanca se abraza al cojín y se atraganta con su malestar. Se pasa un buen rato allí tirada reflexionando y llorando a ratos.

 —Le acabas de conocer pero es evidente que te gusta.

Lo que yo quiero... es ser como él.

Blanca es honesta consigo misma por una vez en su vida y descubre sus fustraciones al sentirse tan inferior a los chicos, desearía ser tan fuerte como ellos, lograr las grandes cosas que ellos logran y poder proteger a Marian en condiciones. Dándole vueltas al asunto, todo este tiempo ha estado actuando por Marian, con quién se siente agusto y puede ser ella misma, por quién daría la vida sin que fuera una orden.

 —Eso dijeron muchas antes de probarlo, y ahora no son capaces de volver a decir eso.

 Las palabras de Megara resuenan de vez en cuando, como un eco, animándola a abrir su mente y poco a poco se da cuenta de que está enamorada de Marian, que el amor por Faelan era admiración, que no soportaba no poder ser la guardiana ejemplar que él era para ella. Enfadada, aprieta la almuada y la lanza contra la puerta, ha vivido engañada por si misma todo éste tiempo. Blanca toma la determinación de confesarle su amor a Marian, a pesar de que le corte la cabeza el rey si se entera, o peor aún, que la misma Marian no quiera volver a verla.

Y fue pasando el tiempo. En ese tiempo Nor ha estado enfrascado en los interesantísimos libros de la biblioteca del gremio, aprendiendo muchas cosas. Tras experimentas, ha entendido que no puede manipular las formas de la materia, sino sus propiedades. Por ejemplo, puede hacer que una superficie se vuelva adherente o resbaladiza, o a un objeto aumentar su peso o su densidad. También, practicando con Megara, descubrió... ¡que puede modificar las propiedades y el comportamiento de conjuros ajenos!

Blanca por su parte parece haber tomado una decisión trascendental, y desde entonces ha estado hecha un manojo de nervios. Incluso golpeó por instinto a Megara cuando ésta intentó acercarse a ella por la espalda, noqueándola al instante. Para sobrellevar los nervios se dedicó a entrenar sin descanso.

3 días después, Nor y Blanca aparecieron por la taberna para desayunar algo, y se encontraron allí con un tipo nuevo. Alto, de cabello oscuros y anteojos, con atuendo de mago y empuñando un báculo.

El tipo se acerca y os observa a través de sus gafas.

 —Disculpen, estaba... buscando a Megara. Soy Jules Capablanca, me ocupo del transporte a Azurdistán. O más bien... teletransporte.

Os reunís con Megara y Eloril, quien os sorprende que quiera viajar con vosotros, y tras hacer los preparativos os teletransportáis... hasta Arco del Sur para recoger vuestras cosas que estaban en posesión de Michael Law. Tras eso y ponerse al día Nor y Michael, Jules os volvió a teletransportar.