¡Y yo qué sé! No sé ni quién es ese sacerdote de la plaga ni sé hacia dónde ha escapado el padre Tertulio. Pensábamos cargárnoslo una vez Lord Celdric hubiese caído.
-Vaya forma de recompensar a vuestros aliados- Comento con sarcasmo. -Normal que la hayáis cagado. Bien, pues contéstame a esto. ¿Quien puede saberlo y donde puedo encontrarlo?
Ni idea. Solo nos reunimos con ese padre y planeábamos "aliarnos" con él, pero tú y tus amigos jodisteis el plan. Quizás Kreven tomara medidas para seguirle o espiarle, pero creo que te ocupaste de él. Je, parece que dejaste viva a la persona equivocada.
-Tienes razón. Parece que hemos capturado al pelele con aires de grandeza que no sabe una mierda de nada- Hecho que me hizo apretar los dientes de la rabia. -Aunque eso se puede arreglar con facilidad. Ese desgraciado sigue vivo. ¿Donde puedo encontrarle?-
¿Que sigue vivo? ¿Y tú también? Sorprendente. Pues no tengo ni idea, podría estar en una de las múltiples bases que la orden tiene en la ciudad. Pero si yo fuera él habría escapado de la capital para ir a una de las cientos de bases que tenemos en el resto del reino.
Hmm... parece que no podremos ir a por ninguno de ellos.
En ese caso a partir de aquí me ocuparé yo de la Orden Espectro - comenta el coronel apareciendo en escena con la teniente Headshot. Te mira y esboza una sonrisa zorruna - Gran trabajo Athan, has superado mis expectativas.
No me queda otra que chasquear la lengua... Menudo prisionero más inútil que he cogido.
-Nos tocará esperar a que esas cucarachas salgan del agujero- Por desgracia, así estamos, sin rumbo. O tal vez no. Fijo mi vista en Marvin.
-¿Por casualidad no te habrás fijado de donde vinieron y por donde se fueron todos esos cuervos y ratas que ayudaron a escapar a Tertulio? La vez anterior, seguí las ratas hasta el sacerdote. Bien podría resultar esta vez-
Las palabras del coronel apenas me animan. Queda mucho por delante y la cosa no pinta bien.
-Por mi puede encerrarlo en la celda más remota y perder la llave- Respondo.
Me dispongo a abandonar la tienda cuando una última pregunta se me cruza por la mente.
-¿Que sabes de esos gilipollas del Puño del Plata?-
Marvin niega con la cabeza.
Imposible. Vinieron y se fueron por todas partes.
Estabas a punto de irte cuando lanzas una última pregunta. El coronel esboza una sonrisa zorruna.
Eso es información clasificada.
Vamos, que no piensas soltar prenda.
Es información delicada, entiéndelo Palax. No puedo deciros que tienen su base en la capital de Azurdistán o que ha sido fundada con el apoyo del sobrino de un viejo enemigo de Lord Celdric - os guiña un ojo antes de empezar a retirarse.
Vuelvo a chasquear la lengua. Definitivamente los hemos perdido. Y para mejorar las cosas, se presenta el coronel Valentine para hacerse cargo de Speigner y acabando así con el interrogatorio. No sin antes proporcionarnos información de una forma un tanto sutil, por decirlo de alguna manera.
Resoplo hastiado.
-Parece que toca esperar- Comento, malhumorado. Aunque no tengo pensado quedarme de brazos cruzados. -Mientras, deberíamos controlar la enfermedad. Encargarnos de las colonias de ratas. Asegurar los almacenes de comida y deshacernos de la que pueda estar contaminada. Y por supuesto, atender a los afectados y hacer correr la verdad, que es una enfermedad común, no una puñetera maldición-
Ya me he ocupado de eso, he enviado efectivo para controlar cultivos y graneros. Descansa Athan, que has cumplido de sobra.
El coronel se retira levantando la mano para despedirse.
Será mejor que regresemos al gremio para descansar.
El coronel se había anticipado y ya se había hecho cargo de todos los puntos que había señalado.
-Si. Lo será- Respondo alicaído.
A pesar de que todo hubiera salido bien, sigo teniendo ese sabor agridulce se que se hubieran escapado esos dos.
Como dato: La imagen de la escena del tablón de encargos se ha caído
Pensando en los dos que escaparon vas regresando al gremio. Tan concentrado estás que te separaste de Palax sin darte cuenta. Al girar en una calle tropiezas con una mujer de gran belleza.
¡Ay! - emite un quejido al caer al suelo.
Ya lo vi hace unos días, pero creía que era porque la página de origen estaba temporalmente caída (no es así, nunca ha vuelto). Ya está solucionado, gracias.
Voy demasiado embelesado pensando en mis cosas mientras ando. Tanto, que no solo pierdo de vista a la maestra, sino que me estampo con una mujer, tirándola al suelo.
Por supuesto, para alguien con mi porte y mi planta ese golpe no supone ningún contratiempo.
-Discúlpeme señorita- Le tiendo la mano para ayudar a que se levante. -Culpa mía, iba con la cabeza en la nubes-
No se preocupe, soy yo quien no miraba por dónde iba - afirma con una sonrisa, tomándote la mano.
Cuando la ayudas a incorporarse ella se arrima mucho, aplastando su busto contra tu torso.
Oh, lo siento - se acerca a tu oído - Es que no esperaba tropezarme con alguien tan... apuesto.
Su voz es tan dulce como seductora, provocándote un placentero escalofrío que te recorre de la espalda a la nuca.
La mujer se ríe coqueta mientras te dedica una mirada.
Siento que debo compensarle por esto. ¿Qué tal si me acompaña a mi casa a tomar un té y de paso charlamos un poco?
La chica se me pega al levantarse. Demasiado. Aunque no me cuesta mantener la compostura. A continuación, retrocedo un par de pasos con suavidad, elegancia y recuperando mi mano. A la vez que carraspeo.
-Me temo que debo rechazar la invitación- Contesto en tono cortes. -Por dos razones. En primer lugar, llevo algo de prisa. En segundo, ya estoy "ocupado" y no quiero que se creen rumores y malentendidos-
Si con esas aun insiste, tendría que llevar a cabo una maniobra más agresiva...
La mujer esboza una sonrisa.
Una lástima, pues... habría sido divertido pasar un buen rato con usted. Que tenga un buen día.
Y con esas palabras la mujer se despide y se retira. Ha sido raro aquello. Reanudas tu camino ahcia el gremio cuando escuchas la voz de esa mujer en tu mente.
"El Sacerdote de la Plaga tenía razón, eres un individuo muy molesto. Pero no me preocupa, algún día vendrás a mí y serás mío".
Y tras una carcajada dejas de escucharla en tu mente.
Al oír su voz en mi cabeza me detengo de golpe. Vuelvo primero mi cabeza hacía donde se había ido, luego el resto del cuerpo. Aprieto el paso tras ella, pues a conseguido captar mi atención. Si sabe algo de ese sacerdote no puedo permitirme el no explotar esa oportunidad.
Una vez la alcanzara (Si lo hacía, claro) le diría lo siguiente:
-He cambiado de opinión. Si la oferta sigue en pie la aceptaría. Quiero saber más sobre ese amigo que tenemos en común-
Deshaces tus pasos a toda velocidad en busca de la mujer, pero al volver te encuentras con el gentío habitual. Eres incapaz de encontrar a esa intrigante mujer.
"¡Mierda! Eso me pasa por ser tan imbécil como Bastian y creer que toda mujer me quiere entre sus piernas"
Bufo, frustrado por haber perdido la ocasión de encontrar a ese desgraciado sacerdote por malpensado. Aunque por otro lado... Si había metido su voz en mi cabeza a saber que otras cosas podría introducir... Me da grima solo de pensarlo.
Pues con esa pista perdida, no queda otra que seguir mi camino hacia el gremio.
Ya encontraría otro hilo del que tirar. Nuestros caminos acabarían por cruzarse, eso es algo seguro.
Tras maldecir el hecho de que tu oportunidad de atrapar a esa gente se echó a perder, regresar al gremio para descansar. La verdad es que hasta el lancero más tocho merece un buen descanso de vez en cuando.
Y por fin cerramos escena.