Partida Rol por web

Reglas:

- Cada participante podrá lanzar un conjuro en una sesión (3 tiradas, se coge la mejor). Deberá adjuntarse en el motivo e, conjuro que se lanza, de lo contrario se considerará inválida la tirada.

- Se puntuará por la dificultad del conjuro y su definición, si se logra ejecutar correctamente. Se dará puntuación extra por el roleo.

- No se permite "quemar maná".

- Ganará quien sume más puntos.

Baremos de puntuaciones:

Inscritos:

Violette Szabo

Naery

Kirara

Auriel

Deon

Maya Mizzdrith

- ¡Señora y señores! Tras un interesante combate de exhibición (sobre todo para Lion, grrrr...) - bromea - ¡Damos paso al concurso de estilos mágicos! Los participantes intentarán deslumbrarnos con sus habilidades mágicas.

El primero en participar es Deon, quien se coloca en el centro del escenario.

- ¡Robar identidad!

Deon acaba envuelto en una luz y... ¡se ha transformado en Cassandra, con un vestido sensual! Empieza a bailar y juguetear con los botones de la camisa, mostrando el escote, como si tramara hacer un striptease.

El público puede escuchar cómo la auténtica Cassandra mordisquea con furia la barandilla.

Drago: ¡OH, SÍ, NENA! ¡QUÍTATELO TODO!

- Delante de ti no, mono sin clase...

Drago: ¡Cállate, marica! ¡Que te disfrazas de chica!

- Oh, en ese caso... ¡Robar identidad! - Deon vuelve a estar envuelto en una luz... ¡y se ha transformado en Drago! - Hola, soy Drago y voy en pelotas y borracho todo el tiempo... ¡oh, y soy feo!

Maverick: Vaya par de idiotas...

Deon y Drago se lanzan a por Maverick e inician otra pelea, en las gradas... la cual no dura mucho pues Cassandra ha cogido prestado el martillo de Dainn y los noquea con un barrido. Repentinamente el enano se ha visto atraído por un momento por ella, por su forma de golpear muy al estilo enano.

Cassandra: Sois unos completos idiotas... gracias por el martillo, Dainn.

Lex observa perplejo el espectáculo.

Lex: Eeeeeh... Deon descalificado...

Es el turno de Maya, la conjuradora drow. Participa con un traje sensual, enseñando parte de sus encantos.

Se coloca en el centro del escenario, y conjura cadena de relámpagos, haciendo que salten en círculos formando un anillo de electricidad que va fluyendo, dando un efecto espectacular.

Lex: Vaya, interesante conjuro y ejecución... a ver qué dice la jueza.

Milene: ¡155 puntos!

Había llegado la hora, la llamaron al estadio a hacer su presentación pero ella pidió que la llamaran Violette, el chico la miró con un gesto extraño, pero bueno, era la verdad, ella le sonrió y la joven siguió caminando hasta que la luz de los focos iluminó su cabello rosado  mientras avanzaba, sería la primera en presentarse. Avanzó con gran parsimonia, con sus manos delante de sí y suspirando ligeramente,  hasta cuando subió al cubículo en donde antes estaban los demás magos. 

El primero sin lugar a dudas había dado un espectáculo deplorable, pobre chica, pudo ver a la rubia gritando desde las gradas, siendo ofendida de ese chico, Violette levantó las cejas,  luego le haria pasar una mala noche, invocando fantasmas para darle su merecido, pero no dijo nada, mientras pensaba que hacer. Ladeo su cabeza  al ver a la siguiente maga, interesante, sus movimientos, la forma en que se movía y luego el poder que lanzó, y por  fin, ella, que estaba en el mismo lugar que ellos.

Violette bajó las manos, hasta su cintura, y luego las levantó, haciendo un semicírculo hasta  el centro de si creando un triángulo con sus manos,  y sus ojos cerrados, pero al abrirse estos, estaban  blancos por completo. Su cuerpo comenzó a elevarse del piso en una ligera brisa que agitaba sus ropas y su cabello rosado tan largo.

Una brisa más fuerte comenzó a rodear a la chica,y expandirse, las personas más cercanas pudieron sentir un frío terrible, un escalofrío que los recorría por completo, mientras la joven en el centro seguía concentrando su poder y abriendo el portal que ella era para traer aquellos espíritus que la protegían, óvalos de luz la comenzaron a rodear y de pronto se materializaron serpientes blancas que  danzaban en su espalda, sujetando estas orbes blancas, que todos comprendieron lo que eran, eran almas...  Entorno a la joven  empezaron a materializarse distintos fantasmas, los había invocado para que se materializaran en un espectáculo lleno de luz, pero al mismo tiempo que entumía el corazón, la chica estaba dialogando con la misma muerte.

- es hora de parar o no te pondrás detenerte...- un fantasma susurró en el oído de Violette y ella comenzó a separar sus manos de delante de sí,  haciendo desaparecer lentamente las serpientes y los fantasmas que se habían materializado, hasta que  pisó el suelo, trastabillando por el gasto de energía excesivo, un poco más, y la misma muerte se hubiera mostrado, y eso no hubiera sido bueno. Apretó los labios   e inclinó la cabeza ante las personas. No esperaba aplausos, lo que había hecho daba miedo.

Milene ha observado con gran interés la intervención de Violette, con espíritus y todo.

- Veo que has jugado con fuego invocando espíritus, Violette. Eso ha sido peligroso... pero de otra manera no habrías dado un espectáculo tan bueno. 170 puntos - concluye sonriente

*Veo el estropicio causado por Cassandra y decido lanzar un conjuro de sanación sobre uno de los pobres tarugos que han sido golpeados.* Deon, me debes una... Estos son capaces de lanzarse a un arbol con aspecto de mujer... *Viene una imagen a mi cabeza... *  *Un ligero escalofrio me recorre la espalda haciendome temblar con una pequeña mueca de disgusto. Lanzo mi conjuro no muy concentrada. esa imagen ha sido como una patada y no me sale una gran sanación.* Pero qué cosa tan desagradable... Y al mismo tiempo tan posible... Realmente me es util que les haya dado tal sopapo... *Lanzo el conjuro sobre Deon. * Así puedo usarlo con Drago después... Cass, tu ve repartiendo amor a martillazos que así mis conjuros resultarán útiles. *Le guiño un ojo a Cassandra.*

Milene observa la exhibición de Kirara, sin estar muy sorprendida.

- Ha sido un buen conjuro curativo, pero apenas hay puesta en escena... 135 puntos

Deon se acerca a Kirara.

- Oh, muchas gracias por sanar mis heridas, hermosa elfa - le coge la mano y lo besa cortésmente - Podría agradecérselo con una cena romántica, tú y yo solos... ¿qué me dice?

Nizel: ¡Aléjate de mi novia o te atravieso con el arco, salidorro! - amenaza Nizel, furioso, con el arco preparado desde su grada. Deon ve a Nizel apuntándole y sale despavorido

Se acercó a los jueces para explicar el conjuro que iba a realizar: lanzaría una Flecha Mágica, pero no con el propósito de destruir o dañar, sino que iba a tratar de controlarla y de crear algo delicado que se apagase en el lago. Mientras lo explicaba, se le encogió el estómago temiendo querer abarcar más de lo que podía.

Avanzó algo nerviosa hasta el centro de la tarima, sintiendo la presión de tantas miradas posadas sobre ella, aunque los nervios iban por dentro y no daba esa sensación exteriormente. Cerró los ojos. Debía aislarse por completo. Ahora sólo tenía que pensar en lo que iba a realizar. Su mente se transportó a su tierra: el Reino del Aire. Allí el ambiente que se respiraba generalmente era de paz y armonía. Unos acordes vinieron a su memoria y decidió dejarse guiar por ellos. 

Inspiró despacio y profundamente, reteniendo el aire en sus pulmones, oxigenándose. Lentamente, fue acompasando su respiración a la melodía que comenzaba a invadir su espíritu.

Todavía con los ojos cerrados extendió sus brazos delicadamente, ligeramente arqueados, enfocando las palmas hacia arriba. En ambas manos, la yema del dedo corazón tocaba la del pulgar. Todo estaba en calma y podía sentir ese cosquilleo que se iba formando producido por una pequeña corriente.

Poco a poco… una chispa de luz, al principio tenue, luego más brillante, se arremolinaba danzando entre sus dedos, pasando de una mano a otra, para acabar desplazándose hacia arriba, permaneciendo suspendida a cinco centímetros sobre sus manos. Tintineaba como una vivaz luciérnaga blanca. Con su mano derecha trazó unos movimientos sinuosos y delicados, y la luz se alargó como una acuarela a la que acabasen de estirar con agua, pero lejos de perder intensidad, parecía haberla ganado. Además de cambiar de forma, la centella fue sumando otras tonalidades: el dorado del sol, el enérgico naranja de un atardecer y un intenso y ardiente rojo.

Abrió los ojos y sonrió feliz y aliviada al comprobar que aquella imagen no permanecía sólo en su mente, sino que estaba consiguiendo plasmarla. Ahora se abría poco a poco tomando otra forma, convirtiéndose en un guiño hacia el resto de compañeros. Era el emblema del gremio: una Pluma de Fénix!

Con expresión divertida y una amplia sonrisa, hizo un ademán formando bucles con la mano, cruzando las piernas y flexionando las rodillas, haciendo una ligera inclinación a modo de reverencia. Era una cómplice demostración del respeto y orgullo que sentía por aquella institución que tan bien la había acogido y de la que ya se sentía parte, como de una familia.

Manteniendo esa luz crepitando frente a ella, dirigió su mirada al cielo. En otra ocasión tendría que haberse limitado a apuntar, pero ahora no sólo debía buscar y controlar la forma sino calcular todo lo necesario para que se desarrollara tal como quería: altura, dirección, ángulo, velocidad, y todo ello sin descuidar el volumen, el brillo, el color y la textura. Una brisa la sorprendió asomándose y envolviéndola, meciendo su ropa y cabellos arbitrariamente, amenazando con anular su concentración, desequilibrarla o cambiar la trayectoria una vez hubiera disparado. Eso era algo inesperado y empezó a temer que la intensidad del viento subiera y le complicara las cosas. “Déjate de rollos y lanza de una vez!”

Se obligó a concentrarse en aquella melodía serena que guiaba todos sus movimientos. Con su mano derecha controlaba la pluma, que seguía aumentando de tamaño y se convertía en un proyectil de masa más densa, acabado en una afilada punta similiar a la de una flecha. Su otra mano se mecía en el aire, dibujando algo de forma curva, asemejándose a un director de orquesta con su batuta.

Ahora era muy importante hacerlo bien. Llegaba el momento álgido y decisivo. Con el punto fijo donde creyó oportuno, los pies firmes en el suelo, el peso balanceado, el brazo izquierdo totalmente tenso y estirado, como cuando se sujeta un arco y la mano derecha controlando el haz de luz, murmuró unas palabras que acabaron en exclamación. Con un gesto firme y enérgico disparó hacia el cielo el torrente luminoso. Era amplio, vibrante, lleno de vida y se elevaba con fuerza obligando a alzar la vista a cualquiera que quisiera seguir su estela.

A medida que el proyectil ascendía, la velocidad iba disminuyendo y el color iba enfriándose mutando del rojo intenso a un tono más rosado. La elfa lo miraba concentrada, enfocando sus manos hacia él como si pudiera controlarlo mediante unos hilos invisibles.

Llegó a un punto álgido, en el que la flecha dibujó una curva, y se detuvo durante un agónico segundo en el cielo. En ese preciso instante, Auriel escuchó fuertemente los latidos de su corazón en una inquietante cuenta atrás.

Entonces, como si de una estrella fugaz se tratara, comenzó el descenso. La potencia era bastante fuerte ahora y debía controlarlo muy bien para desacelerar la caída, así que invirtió prácticamente toda la energía que le quedaba.

El cristalino lago se vio teñido por el reflejo del proyectil mágico, una imagen que iba agrandándose a medida que éste se aproximaba a su espejada superficie.

Al estallar contra el agua, Auriel movió ágilmente los dedos, como si destramara delicadamente los largos rizos del fino cabello de una dama. Los haces de luz comenzaron a dividirse dibujando un gran nenúfar etéreo cuya espectacular luminiscencia impactaba sobre la calmada superficie del agua.

Pudo retenerlo unos segundos antes de que la efímera belleza de aquella delicada y frágil imagen desapareciera mezclándose y creando una tenue nebulosa, que moriría suspirando sobre el lago.

La maestra Milene observa maravillada el espectáculo hasta la conclusión final con esa explosión en el agua.

Tras un tiempo estupefacta por aquel espectáculo recupera la compostura a duras penas.

- Ejem... te he visto un poco dubitativa al comienzo de la ejecución del conjuro y luego tuviste problemas con esa corriente de viento. Aun así nos has brindado un espectáculo que difícilmente se nos va a olvidar... 170 puntos.

Naery dio los pasos necesarios como para situarse en el centro del escenario, con un porte tan digno como seguro.
Aquella era la suya. Debía dar lo mejor tras el fracaso en la anterior prueba, y los pensamientos empezaron a inundar su mente de forma arrolladora.
Flechas mágicas explotando en el aire en un espectáculo de colores tan precioso que podría dejar boquiabierto hasta al más escéptico, luces flotantes para deslumbrar al público, y nunca mejor dicho, curar heridas imposibles, jugar con la electricidad de toque...

Pero todo aquello estaba demasiado visto. Demasiado utilizado.
Necesitaba algo original; algo que enloqueciera de risa y emoción a todos los que lo vieran.

Sonrió de oreja a oreja.
Había tenido una idea que, pese a simple, podría dar mucho juego.

Observó el campo que tenía ante ella buscando los objetos que utilizaría, hasta encontrar un par de tablones de madera que seguramente formarían parte de alguna cosa del decorado que se habría dejado a medias.

Y de pronto esos dos tablones empezaron a acercarse con vida propia a ella, danzando a su alrededor como si se trataran de dos animalillos emocionados por la presencia de su amo. Dos perritos correteando a su alrededor.
Con una sonrisa triunfal hizo un gesto con la mano y ambos tablones se colocaron como dos escalones ante ella; dos escalones que subió rápidamente (pues al parecer no soportaban su peso), lo suficiente como para simplemente dar un salto hacia le siguiente, cuando de pronto saltó al un "tercer escalón" que... ¡no estaba!, iba a caer al suelo.
Pero antes siquiera de descender el primer escalón se situó bajo su pie, utilizado para saltar de nuevo a un cuarto, quinto, sexto escalón, cada vez más rápido y subiendo cada vez más alto, moviéndose ambos tablones con tal de servirle de escalones cada vez, sin quedarse atrás ante la velocidad de salto de la joven maga.
Se fue acercando a las gradas para quitarle picaramente la tiara a Freya y dando un par de saltos más para acercarse al consejero Walt y colocándosela femeninamente en la cabeza de forma tan rápida y ágil que en cinco saltos más se encontraba ante Sylvie, su compañera de habitación con tanto carácter, para acariciarle el pelo de forma que se lo desbarató por completo.

Siguió dando vueltas por las gradas haciendo de las suyas sin que nadie pudiera pararle, de tablón en tablón de madera, haciendo reír al público con mil y una jugarretas a algunos miembros del gremio, que en un principio solían tomarse a mal, pero al ver que era algo que hacía a todo el mundo y podían reírse con ello empezó a no importarles en absoluto, hasta el punto en que alguno de los miembros más jóvenes esperaban deseosos a que Naery les hiciera cualquier cosa; desde quitarles el helado para tirárselo a la cara a cualquiera hasta quitarle la piruleta a Iris (para luego devolvérsela en una segunda vuelta. Pobrecita).

Cuando al fin se cansó de dar tanto salto y su cuerpo le pedía un descanso, empezó a alejarse de las gradas caminando lentamente hacia donde se encontraba Milene para darle un perrito caliente que había robado por ahí.

-Di con el micrófono que si ha habido algún ofendido le pagaré con mi propio dinero lo que sea que le haya quitado- y lo guiñó un ojo, empezando a reír inmediatamente después.

Aunque el público no se lo hubiera pasado bien, desde luego ella había disfrutado como una niña.
Hacía tiempo que no se comportaba así.

Milene mira hacia Naery con una sonrisa de oreja a oreja.

- Ha sido un espectáculo verdaderamente divertido y bien ejecutado, quizás un poco largo. Te iba a dar 185 puntos, pero por sustraerle la piruleta a Iris pensaba penalizarte 50 puntos... - mira seriamente a la joven maga, pero acto seguido sonríe - Pero bueno, se lo devolviste. No me gustó eso, pero como volviste a devolvérselo te penalizo solo con 15 puntos, quedando tu puntuación en 170.

Sean: Un momento... ¿penalizar por eso? Además, si le das esa puntuación habrá un triple empate en la cabeza.

- ¿Y? Para mí las 3 son las ganadoras, hicieron grandes actuaciones. Recibirán cada una el primer premio, ¿algún problema?

A Sean le salen sudores por todas partes en cuanto Milene le atraviesa con la mirada.

Sean: ¡No, no, por supuesto! Se hará lo que usted diga...

Lex: ¡Pues tenemos 3 ganadoras! Enhorabuena a Violette, Auriel y Naery. Pasaros a escoger vuestro conjuro y el dinero.

- ¡Por cierto! Si alguien se ha ofendido con la actuación, ¡que coma ajos!