Tras la aparición de la mujer de Marvin y lo que pasó después no pude menos que reír, pero en cierta manera Nadia me daba escalofríos con esa sonrisa que escondía en parte su enfado...
Me despido de la pareja, espero que Marvin tenga más suerte cuando se volviese a quedar solo... La verdad es que Nadia ha sido bastante generosa al darme finalmente 30 monedas de oro.
Por el camino estiro los brazos y dejo escapar un sonido agudo al notar cómo se tensan los músculos. Camino a paso lento, disfrutando de la tranquilidad y relajación. Mientras sigo caminando encuentro un lugar algo apartado que me estaba llamando y me decía "duerme un pocooooo". Sonrío interiormente y decido hacer una paradita. Después de todo un poco de relajación no vendría mal tras tanto trabajar, ¿verdad?
Con este pensamiento me tumbo en la hierba con la bolsa del dinero bien guardada en la bota, pongo los brazos por detrás de la cabeza a modo de almohada y cierro los ojos disfrutando del suave viento.
Después de descansar un poco volvería derechita al gremio si no me entretenía en algún tenderete de comida.
Mmmm... sí, definitivamente antes de llegar al gremio me compraría algo de pescado.
Camino al gremio ves a varios compañeros con prisas, en sentido contrario al gremio. La sensei Akane te ve y se detiene a tu lado.
- ¡Anko! ¿Te encuentras descansada? Hay follón del gordo en las afueras de la ciudad. Un compañero está en apuros y cuantos más seamos, mejor. Si estás en forma me gustaría que vinieses con nosotros.
Dependiendo de tu respuesta te postearé en el gremio o en otra escena.
Me sorprende y asusta el comportamiento de Akane, pero asiento con la cabeza decidida. Después de todo, si un amigo necesita ayuda hay que ayudarle sin importar lo cansada que pueda estar.
-¡Contar con mi ayuda!- dicho esto les sigo hacia el lugar indicado.