Partida Rol por web

Os acercáis a Shingo, quien está escoltado por 10 esbirros. Antes de poder decir nada, él empieza a matarlos.

 No quiero ayuda alguna, no sería digno de un combate honorable... - asegura antes de miraros - Combatiré 1 contra 1, y no admitiré interrupciones de otros. Cuando derrote al primero lucharé contra el segundo. Si ambos perdéis, os mataré. ¿Quién desea ser el primero?

Alex te mira esperando tu respuesta.

El "caballero" mira las acciones de su oponente, la cosa no le sorprende del todo, incluso el habría hecho lo mismo, le miro con determinación paso su mirada hacia Alex y ambos se hicieron un gesto no hacia falta hablar, el quería (debía) ir primero. En su mente aun estaban las dudas que le había plantado el extraño espadachín, Dainn antes que el, y Lord Legna mucho antes, pero tenía un sentimiento diferente para este combate, esperaba que este espíritu renovado y el cambio de armadura le dieran mas opciones contra tremendo oponente, respiro profundamente, desenvaino su arma y dijo:

-Vamos, terminemos con esto...

 ¿Armadura de placas, eh? Veamos cómo te desenvuelves...

Shingo se lanza al ataque con velocidad y lanza una serie de golpes que apenas consigues bloquear, pero que gracias a la armadura no sufres daño alguno.

Acto seguido, el espadachín ejecuta un movimiento que jamás habías visto que culmina en un terrorífico tajo que sí te causa daños.

Alex observa el combate con aparente calma. Esta vez no iba a intervenir. Esperará por si hace falta para acabar el combate.

El cambio de equipo le había salvado de un par de golpes, aunque se sentía algo torpe, después vino algo increíble.

-¿Pero que...?

Después vino el dolor, la adrenalina pronto corrió para amortiguar la sensación su corazón comenzó a latir con fuerza y velocidad, debía concentrarse, sea cual fuere el resultado no habría una segunda oportunidad, era hora de ser un oponente digno.

-Lanzo una combinación de golpes contra su oponente quien los desvió y evito con mastria, Lartius chirrió los dientes al verse obligado a elevar su escudo intercambio un par de golpes con su adversario, recibió unos cuantos (o mas bien muchos) pero la armadura hacia bien su trabajo, por otra parte no estaba seguro de haberle hecho algún daño a su rival.

Alcanzas a Shingo con tus estocadas y le causas varias heridas.

 Tengo que admitirlo, ganas mucho con la armadura - asegura antes de lanzar otra serie de golpes con su katana que vuelve a desbordar tu defensa, si bien la armadura está amortiguando gran parte del daño.

Definitivamente, con la armadura de placas aguantas mucho más. Quizás si lograras conectar un buen golpe...

 ¡Vamos, Lartius! ¡Lo estás haciendo mejor que antes! - te anima tu compañero, aparentemente más tranquilo que ante vuestro primer enfrentamiento.

La pelea ya no se notaba tan dispareja, lo que le hizo dejar de lado su semblante serio para mostrar una sonrisa de satisfacción, aunque aun faltaba un largo camino por sobrevivir, la emoción del combate estaba siendo opacada por algo mas, la sombra de las dudas no le dejaban actuar tan fluidamente como debiera.

<<¿un objetivo?>>

Parecía que el universo le demandaba la respuesta, ¿por que hacia lo que hacia?, la respuesta se le escapaba, al igual que su oponente, lanzo mas golpes agiles, por lo menos se sentía comodo con su nueva arma.

Pese a tus ágiles movimientos, tu rival esquiva los golpes con agilidad. El espadachín te observa atentamente y parece anticiparse a la mayoría de tus movimientos, y los que no los bloqueaba con su katana.

Empieza a buscar una abertura y la encuentra, lanzándote un tajo profundo que habría sido más grave de no tener puesta la armadura de placas... ¡pero para su desgracia aprovechas el momento para atrancar la katana y desarmarle! La hoja de adamantita vuela lejos del alcance de Shingo, quien se ve completamente sorprendido por la situación.

Ves que intenta alcanzar su espada... ¡ahora podrías aprovechar que puedes flanquearle!

Y ahora se manifestaba el universo, en un movimiento inesperado había desarmado a su rival, sus ojos se abrieron como platos ante la situación, pronto en su mente exploto una batalla infinitamente mas complicada que la que tenia contra el espadachín, tenia la oportunidad perfecta para acabar con el, instintivamente se habría lanzado de cabeza a intentar abrirlo en canal, una parte de el le gritaba que lo hiciera pero el cuerpo no le respondía, su mente le recordaba que estaba en medio de un combate honorable, ¿Sería honorable matar a un rival desarmado?, apretó los ojos, sentía como si alguien mas tomase su cuerpo, y su mente, ¿por que actuaba tan diferente ahora?, finalmente decidió dejarlo recoger su arma, dio unos cuantos pasos hacia atrás, se acomodo la armadura y tomo con firmeza su espada y su escudo, esperando a que el combate se reanudara.

-Termino el calentamiento. -Mostró su famosa sonrisa pero esta vez había algo diferente en ella...

Shingo recoge su katana y se gira hacia ti.

 Debiste aprovechar la situación, pero agradezco el gesto - afirma el espadachín con una sonrisa, envainando su katana - De todos modos, considero que he perdido el combate al acabar desarmado. ¿Podrías recordarme tu nombre, honorable guerrero? No quiero olvidarlo en lo que me resta de vida.

Miró a los ojos de el extraño espadachín, sus palabras de algún modo le transferían tranquilidad.

-Mi nombre es Lartius... Latius Agnis.

Nunca había pronunciado su nombre con tanto orgullo, por fin la inseguridad y las dudas se habían alejado, y ahora observaba el mundo con un cristal totalmente distinto.

- Lartius Agnis... no olvidaré ese nombre. Hoy abandono la Mano Negra e iniciaré un largo viaje de meditación. Asegúrate de sobrevivir, Lartius, pues me gustaría volver a verte en un futuro.

Y con esas palabras, Shingo empieza a retirarse con paso tranquilo. Un par de esbirros van a su encuentro y éste los decapita de un simple tajo, increíblemente fugaz desenvainando y envainando la hoja en la saya.

Y así es cómo Shingo abandonó la Mano Negra para iniciar un largo viaje de meditación espiritual.

Lartius dejo caer sus brazos y dejo salir todo el aire de sus pulmones, había logrado terminar su combate aún con vida, aunque el resultado fue diferente del esperado, le a dejado un buen sabor de boca y varias heridas que comenzaban a dolerle de verdad, pero todavía quedaba trabajo por hacer.

-Lo siento Alex ya no te deje pastel... ven pateemos los traseros de algunos esbirros

Alex niega con la cabeza.

- Para nada, has estado impresionante - asegura con una sonrisa de oreja a oreja, mientras te ofrece una poción curativa - Es hora de ir a ayudar a la maestra...