Mientras los tortolitos sacian sus amorios yo tengo algo importante entre manos, normalmente el enano sería enterrado en su tierra y los clerigos lo encomendarían a los dioses, pero eso no es posible.
Voy a rezar por ellos Hector, arrodillate y clava tu espada, que tus ojos miren la punta a traves del suelo y las almas le den filo y fuerza.
Cogí mi martillo hermanos enanos, con este martillo me enfrento a mis enemigos y defiendo a mis camaradas hundi el martillo de un potente golpe en el suelo hermano y camarada, no conozco tu nombre ni procedencia saco el hacha del cinto y la ofrendo en alto este hacha es testigo de tu valor en combate, Clangeddín Bargênta y Hela sean testigos de ello que la llevare en tu honor, recuerden tu nombre y te reciban con alegria tal como había hecho antes con el martillo lancé con fuerza el hacha al suelo, la cabeza quedo enterrada completamente.
Junto a ti pongo otras victimas, que Dugmaren del Manto Brillante descubra sus nombres y Márzhammor Duin les lleve junto a sus dioses, que Morabin sea testigo de la ofrenda que hago en vuestro nombre, te acoja en su seno y comparta la cerveza y la carne.
Cojo una rama encendida mientras doy vueltas alrededor de la pira rezando a los dioses enanos y entonando una salmonia cuando la pira por fin prende vuelvo donde he enterrado las armas, me arrodillo sujetando el martillo con la diestra y el hacha con la otra mano y mirando al suelo en un punto imaginario donde se cruzan ambas, agradezco humildemente que los dioses nos estén mirando, no existe otra explicación para que ambas armas estén alienadas de forma perfecta con mi cuerpo, se han enterrado en la posición y angulo precisos para cogerlas sin esfuerzo.
El calor de la pira aumenta, lo noto, el sudor empieza a correr por mi cuerpo pero no me muevo, si noto como ambas armas empiezan a palpitar con una sinfonia propia acompañando las salmonias que recito en la antigua lengua enana.
La pira termina pronto de forma casi antinatural, apenas se apaga miro el centro de la misma y doy de nuevo las gracias a los dioses, no soy un clerigo y no estoy seguro de haber hecho las cosas como debía, pero están hechas, cuando me levanto lo hago con ambas armas, están limpias, pulcras y relucientes, guardo el hacha de nuevo en el cinto y miro al cielo ¿cuantas horas han pasado?
ooooh, que bonito
Hector no podía negarse a la petición de Dainn, y aunque pudiera no lo haría. El cadáver de aquel enano merecía una sepultura digna, y él aprendió a respetar a la raza enana en los años que vivió en el Reino de la Tierra, mientras Dainn le instruía.
Por todo eso clavó su espada, se arrodilló y puso mirada hacia la punta tal y como pidió el enano, y éste procedió al ritual. Hasta que acabó, Hector se mantuvo en silencio y con los ojos cerrados, guardando luto por aquel bravo guerrero caído por la voracidad de los trolls.
Una vez acabado le reincorporó despacio, comprobando que la pira se había apagado.
- Descanse en paz, camarada... - dijo finalmente agachando la cabeza a modo de reverencia, antes de volver a envainar su arma y acompañar a Dainn.
¿Aguardamos a los tortolitos? xD
Dainn y Hector dejaron solos a Lartius y Sumiko por un lado y Kenneth y Kobe por otro, y fueron a buscar a los exploradores elfos.
El enano soltó una soberana bronca a los elfos sobre aprender a contar, explicando que había 3 trolls y que la pícara estuvo al borde de la muerte por su culpa. Los elfos acabaron pidiendo disculpas de rodillas, era bastante cómico.
Tras eso y recuperarse un poco Sumiko, el grupo se reunió y partió rumbo de vuelta al gremio.
Cierro ya el encargo, no espero más.
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