Partida Rol por web

 Sí, lo es, pero me preocupan más sus discípulas. Ya conocéis su narcolepsia crónica, puede darle en el momento más inoportuno y ellas estarían indefensas hasta que despierte - está pensativa, haciendo memoria - Pues entrasteis sin saludar ni nada y os metisteis en mi mesa de alquimia. No sé qué clase de mezcla hicisteis, pero su olor es tan nauseabundo que tengo que mantener la puerta cerrada para que esa peste se vaya por la ventana. Definitivamente la liasteis parda, pero de paso elaborasteis una poción que remediaba la resaca. Muy apropiado para borrachuzos como vosotros, que lo llamasteis "potingue mata-resacas". ¿Por casualidad no recordaréis cómo lo hicisteis? Esa fórmula valdría una fortuna.

Por más que lo intentas no logras recordar nada de eso.

 Da igual, era solo curiosidad. Luego vinieron Mina y Gwen a recogeros, y entonces la cosa se desmadró un poco. Tú empezaste a decir a gritos que Lex planeaba pedirle matrimonio a Mina y tú te pusiste a lloriquear porque te reventó la sorpresa, diciendo que ya no ibas a casarte nunca. Os fuisteis corriendo y las chicas se marcharon muy enfadadas. De hecho aún les dura el enfado, estuvieron aquí hace unos minutos buscándoos a vosotros dos.

 Rayos... - Lex se lleva la mano a la cabeza - Anoche nos comportamos como imbéciles... me vendría genial ese "potingue mata-resacas" ahora mismo.

Descubrir que borrachos somos unos expertos alquimistas me hace plantearme varias cosas, incluso me sube el ánimo. Pero todo se va a la mierda cuando escucho de sus palabras como la cagué anoche, la boda no, justo eso no.

Inmediatamente agacho la cabeza y evito mirar a Lex de cualquier forma. Esto no tienen perdón, la he liado, demasiado, esta vez he pasado esa línea que suelo bordear bien, alguna tenía que pasar, pero no con Lex y mina, ellos no.

–Yo… Lo… Siento...– murmuro en una disculpa casi inaudible sin levantar la mirada de las baldosas. Por si no fuera suficiente con cagarla ahora no sé ni disculparme correctamente, soy idiota.

Lex te mira de soslayo cuando te oye balbucear.

 Aaron, no vuelvas a hacer eso. Estábamos muy borrachos e idiotizados, no fuiste el único en meter la pata. Rayos, anoche fui un imbécil... tendremos que ir a disculparnos con las chicas - se gira hacia Layla - Muchas gracias por la información y perdone las molestias que causamos anoche.

 No hay problema. Buena suerte con las chicas.

Os dirigís a la puerta para salir de la tienda y buscar a las chicas, y nada más abrir la puerta os encontráis de bruces con ellas. Gwen al veros se cruza de brazos con el ceño fruncido, mientras que Mina aparta la mirada abatida.

 ¡Por fin hemos encontrado a los dos mayores imbéciles del reino! - se acerca a ti y te da dos leves coscorrones en la frente - Lo tuyo ya sabía que no tenía remedio, así que lo de anoche no me sorprendió demasiado - acto seguido se gira hacia Lex iracunda y le señala con dedo acusador - ¡Pero lo tuyo no tiene perdón! ¿Acaso sabes la ilusión que tenía Mina por que le propusieras matrimonio? ¡Mírala cómo está ahora! ¿Acaso no te sientes culpable?

 Soy consciente de ello, y no tengo excusa - admite cabizbajo - No sé cómo disculparme por lo de anoche, ni siquiera recordaba lo que pasó.

 ¿Que ni siquiera lo recuerdas? ¡Ni siquiera recuerdas cómo le rompiste el corazón en una pataleta porque a este idiota se le escapó tu sorpresa! Estoy muy decepcionada contigo, Lex, te tenía por una persona más seria. No te mereces a Mina. No con esa actitud tan infantil que no esperaba que tuvieras.

Esto no pinta muy bien, y no parece que Lex sea capaz de arreglarlo solo.

El intento de tranquilizarme de Lex con sus palabras buenas no funciona muy bien, la he liado mucho, no me merezco que me diga algo así. –Si, vamos...– balbuceo de nuevo, para arrastrar después mis pies hacia la puerta. Mis ánimos siguen estando muy bajos, pues por mi cabeza se pasea una frase constantemente, cagada monumental.

Para “mejorar” la situación entrar por la puerta que intentaba cruzar las dos chicas. Levanto la cabeza momentáneamente, pero para palidecer al comprobar que son ellas, tan pronto no. Como de costumbre, Gwen se muestra tan directa como siempre, al contrario que las otras veces en esta ocasión no protesto ni sus palabras ni gestos que me dirige. Hoy está totalmente en lo cierto, soy uno de los mayores imbéciles del reino.

La parte más dura viene cuando la felina ataca a mi amigo. Quedarme callado me es imposible, tengo que intervenir, y más teniendo toda la responsabilidad de la que se ha liado. –Gwen– mi voz, aunque quebrada, vuelve a ser audible. –Deja a Lex, por favor– vuelvo a levantar la cabeza del suelo para empezar a mirar directamente a la enfurecida arquera. –Todo esto ha sido culpa mía, él no tiene nada que ver, y su único error ha sido el de contarme sus planes de boda, soy un imbécil– mantenerme sereno cuesta horrores, preferiría estar luchando contra una horda de dragones y no aquí.

–Yo la lié anoche, yo sugerí que bebiésemos, yo hablé de más, fui yo el que lo hizo todo mal...– mi mirada vuelve a enfocarse en el tranquilo suelo, pues no soy capaz de mirar a quién me quiero dirigir ahora. –Mina, si alguien tiene que desaparecer soy yo, y lo haré, pero perdona a Lex, por favor, él no ha hecho nada, y debéis estar juntos, sois geniales, ambos, y mucho más cuando os unís– lo que iba a ser una breve pausa para coger aire, acaba convirtiéndose en el final de mis disculpas. Pero no lo dejo aquí, mi cuerpo me pide irme de la tienda, y creo que debo hacerlo, si no estoy para volver a liarla ahora que ya no sé que decir seguro que arreglan las cosas, sobro. Por este motivo intento marcharme del lugar, lo hago sin mirar a nadie que no sean las baldosas mientras continúo mi pelea por mantener los ojos vidriosos, estas cosas no son lo mío.

 No intentes excusarle, Aaron. ¡Y no te largues! - te agarra del brazo y tira para que vuelvas al sitio - Aun tengo muchas cosas de las que quejarme y... un momento, ¿has dicho que estabais bebidos?

 Sí, en el puesto del monje cervecero.

 La madre que os parió... - musita aguantándose las ganas de reír - Claro, eso lo explica todo, estabais borrachos como cubas y diciendo gilipolleces. Vaya par de idiotas que estáis hechos.

Lex se pone cara a cara con Mina, cogiéndole de las manos.

 Mina, lo de que ya no me casaba no pude decirlo en serio, lo siento si te hice daño. Estaba ebrio y dolido por que a Aaron se le escapó, y seguramente pensé que no podía casarme así ya que no podía darte la sorpresa. Es una estupidez de mi yo borracho, no es eso lo que quiero realmente. Aunque ya no pueda darte esa sorpresa quiero seguir pasado el resto de mi vida contigo.

Mina observa con los ojos como platos a Lex y termina besándole con anhelo.

 Yo también quiero estar contigo el resto de mi vida, Lex - responde con unna amplia sonrisa, emocionada.

Gwen te da un par de leves codazos en el costado.

 Invítame a desayunar algo, que quiero dejarlos a solas y tengo mucha hambre.