Me quedo boquiabierta cuando aparecen todos esos dragones, atónita, cuya llegada estaba planeada. Si ya creía que sobraba antes entre los titanes que combatían, ahora sí que me siento completamente fuera de lugar. El vacío da miedo, los dragones también, y las dos cosas juntas... Sólo falta mamá para que esto sea completamente terrorífico.
Miel llama mi atención y me saca de mi ensimismamiento, que me tenía prácticamente paralizada. - ¡S-sí! - Asiento a mi hermana un par de veces, nerviosa, para largarnos de aquí. - ¡Vámonos! ¡Neer! - Le pido a él también. Que se las apañen los peces gordos... O los 'lagartos' gordos, o los que quieran. Además, yo ni siquiera tengo esos motivos personales de venganza ni nada de eso para quedarme...
Anko y Aaron ayudan a Keyleth a incorporarse. La elfa paladín mira a Nathan, quien mantiene controlado a Zero.
Siento no haberte dicho nada Keyleth. Necesitaba mantenerme de incógnito.
No te preocupes, entiendo que tenías motivos. Pero prométeme que volverás sano y salvo.
El pelirrojo esboza una sonrisa.
No voy a prometértelo, pienso regresar sí o sí cuando despache a este elemento - señala a Zero con el pulgar.
¡Oye, no me llames así! - replica furioso. Se nota claramente que está frustrado - Sueñas mucho si piensas que puedes derrotarme. Voy a acabar contigo aquí y ahora.
Voy a cerrarte la boca ahora, presumido - Nathan se pone en posición y se prepara para cargar, pero al intentar iniciar la carrera es incapaz de mover los pies. Al mirar hacia abajo ve un enorme sello rojo en el suelo, con él en el centro - ¿Qué rayos...?
Oooooh, pobrecito. ¿No puedes mover los pies? - esboza una sonrisa absolutamente malvada mientras tiene las manos extendidas - Prepárate para recibir mi "sentencia".
Se produce un resplandor rojo en el cielo, y cuando alzáis la mirada veis cómo unos rayos se arremolinan y se acumulan en un punto, encima de Nathan. Se está acumulando una cantidad de energía enorme.
¡NO, ZERO! ¡BASTA! ¡NO USES ESE CONJURO, LE MATARÁS!
Ésa es la idea...
Valeria decide lanzar una bola de fuego contra Zero, pero éste se protege con una de sus alas.
Huuh... ¿enfadada? Es inútil, no puedes hacerme nada a mí... y tampoco a él. Cualquier conjuro que intentéis lanzarle será absorbido por Sentencia.
Keyleth intenta zafarse de Anko y Aaron con intención de ayudar a Nathan.
¡Quieta, Keyleth! ¡Es una trampa! ¡No te acerques! - le advierte extendiendo la mano, haciendo señales para que se pare. Por suerte para él la paladín se frena al escucharle.
Pero...
Observa el suelo. ¿Ves ese sello? Inmoviliza a todo aquel que pase por allí, por eso no puedo moverme. Tranquila, estaré bien. Si es lo que pienso podré resistirlo. Recuerda eso que te conté tras el festival de promoción.
... vale, como no salgas de ésta te caerá una señora bronca.
Mira que sois idiotas, todos vosotros. Nadie va a sobrevivir aquí, el primero que morirá será este estorbo dracónico. Sí, sé que eres un dracónico inmune a la magia de fuego. Para tu desgracia este conjuro es de aire. No contabas con eso, ¿verdad? Mira que era obvio.
Nathan responde poniendo cara de póker, sin decir palabra alguna y mirando fijamente a Zero, quien empieza a ponerse nervioso.
¿Por qué diablos pones esa cara?
Te noto nervioso - esboza una sonrisa que inquieta más aún a Zero - No sé de dónde has sacado que soy un dracónico afín al fuego. ¿No has pensado que podría ser afín al aire? ¿O que podría tener un plan para contrarrestar tu conjuro?
En cuanto dice eso clava su katana en el suelo.
Idiota, ¿pretendías usar tu espada como pararrayos? ¡Necesitas ponerla a más altura! - empieza a reírse - Vale, admito que hacía milenios que no me había topado con un rival tan incómodo como tú. En fin, ¿podrías cerrar la boca y morirte de una vez?
Y dicho esto un rayo rojo concentrado cae del cielo de forma vertical, directo hacia Nathan.
El pelirrojo mira a Zero con expresión desafiante. Sin ira, ni miedo, solo una mirada desafiante.
Lamentarás esto...
Y el rayo cayó sobre él, devastando la zona. Igual que aquel que fulminó a Exalder el cazadragones.
No... no... - Valeria está rota al ver aquel desenlace. Con cara de profunda tristeza, y culpabilidad - No te enseñé ese conjuro para matar a la gente. No te enseñé ese conjuro para que lo modificaras para matar gente. ¿Cómo has podido traicionar mi confianza, Zero? Este conjuro debía usarse para inmovilizar al mal y hacer que se arrepienta.
Valeria, dejé de creer en la justicia hace mucho tiempo, cuando Mistandor le dio la espalda a Ania.
¿Y qué esperabas que hiciera? ¿Que abriera las puertas del infierno solo para recatarla? ¿Darle la oportunidad a Nemesis de escapar? ¡Maldito egoísta, a mí también me dolió dejarla atrás, pero no nos quedó más remedio! ¡Tú lo sabes mejor que nadie!
Zero guarda silencio durante unos segundos.
Nunca debimos hacer esa maldita misión. Nunca debimos intentar rescatar a esa maldita Megara. Esa estúpida diablesa se rió de nosotros al no aparecer siquiera, y nos vimos envueltos en esa emboscada. ¿Acaso no lo recuerdas?
Apenas... recuerdo fragmentos de mi pasado... - se lleva la mano a la cabeza, con evidente gesto de dolor. Se desploma quedándose de rodillas.
Da igual. Es hora de acabar con esto.
Entonces Keyleth, quien desde que cayó el rayo rojo se había mantenido con la cabeza gacha y la mirada ensombrecida empieza a reírse, cosa que os desconcierta.
Bravo, la amnésica y la viuda perdiendo la chaveta. Deberíamos abrir un manicomio para ellas.
En un rato vuelvo a postear
Zero enarca una ceja, mirando a Keyleth quien apenas puede contener la risa.
¿Qué te hace tanta gracia?
Ay... lo siento, es que no puedo seguir fingiendo - esboza una sonrisa audaz mientras mira a Zero con confianza - Has cometido un error muy grave...
Sentís cómo el ambiente se carga ejerciendo una presión agobiante. Notáis una terrorífica presencia, como si estuvierais enfrente de un poderoso dragón. El suelo empieza a agrietarse, y de las grietas salen chispazos y ascuas.
Jendry, Auriel e Ian notan una enorme cantidad de poder concentrándose en alguna parte, muy cerca. Y ese tipo de poder le resulta familiar a la maga elfa. Sí, es el mismo tipo de poder que sintió en el Festival de Promoción del gremio, pero aún mayor.
¿Qué ... qué diablos es esto?
El aura de dragón de mi marido.
Se escucha un rugido procedente del lugar donde estaba Nathan, y se produce un estallido de fuego y rayos. La presencia intimidante, poderosa y aterradora procede de allí. La polvareda que provocó el conjuro Sentencia se disipa, desvelando a una persona envuelta en fuego y rayos, moviéndose a su alrededor por el efecto de otra aura. Y no es otro que Nathan, quien sigue vivo y parece mucho más aterrador. Quizás por el aura que le rodea, o por la presencia que emite... o por la mirada aterradora que mantiene sobre Zero acompañada por una sonrisa sádica.
¡Imposible! ¿Está intacto?
Nathan, sin previo aviso, agarra su katana y la lanza contra Zero, quien apenas puede bloquearla. La hoja sale despedida hacia arriba a gran velocidad.
El ángel caído no tiene tiempo para reaccionar cuando Nathan está prácticamente encima de él, golpeando con extrema violencia sus alas consiguiendo abrir su defensa, y empieza a darle una sucesión de golpes terrorífica. Se está moviendo con más rapidez, y sus ataques parecen mucho más fuertes. Con cada puñetazo parece que va a arrancarle la cabeza de cuajo, hasta que al final da un último golpe que lo manda contra unas columnas, derrumbándose sobre él.
Tíos, yo que vosotros me alejaría. Cuando Nathan pelea en serio puede ser muy destructivo - explica Nizel, quien tiene cara de acojone - Joder, nunca consigo acostumbrarme. Este tío siempre acojona.
Zero se quita de encima los escombros, con la cara ensangrentada y con cara de estar dolorido.
Cómo... ¿Cómo es posible? ¡Noté que eras un dracónico afín al fuego!
Cierto... pero es que también soy inmune a la magia de aire.
¿Inmunidad a dos elementos? No, eso no es posible... un dracónico así sería imparable, no puede existir algo así... - Zero mira a Nathan con miedo. Un miedo que no había sentido en milenios - No... no pienso perder contra ti, monstruo - Se incorpora e intenta emprender el vuelo, pero sus alas no se mueven bien. ¡Están torcidas y no se mueven bien! - ¡MIS ALAS! ¡MIERDA, ESTÁN DISLOCADAS!
Ah, sí, eso es para que no salgas volando - extiende la mano hacia arriba cogiendo al vuelo su katana, por la empuñadura. Empieza a recitar unas palabras y la hoja del arma se envuelve en llamas - Creo que probaré contigo el nuevo conjuro que aprendí.
La cara de Nathan es la de un depredador observando a su presa desvalida y sin escapatoria justo antes de ir a despedazarla.
¡EL PORTAL SE VA A CERRAR, DEPRISA! ¡VAMOS, ENTRAD! - avisa Aidan.
Si, será mejor irnos - mira hacia Nathan y esboza una sonrisa - Sé que le dará una paliza que no olvidará jamás.
Algunos empiezan a desfilar hacia la torre de cristal, mientras Nathan sacude a un aterrado Zero, incapaz de contraatacar y convertido en un saco de boxeo.
Ya está. Lo siento, no os he dado muchas opciones u.u
Todavía podéis quedaros si queréis ayudar a Nathan (aunque no lo necesita) o simplemente observar la pelea con unas palomitas. O entrar en la torre, que es donde está lo principal y la parte final.
Narrad lo que pensáis hacer. Quien no postee lo meteré en la torre
Jendry había tomado la decisión de quedarse y ayudar al espadachín... Sin embargo, este demostró no necesitar ninguna ayuda. Con una facilidad sorprendente, rompió ambas alas del ángel. Viendo que sería mas útil en la torre, se dirigió a toda prisa a cruzar el portal.
Asentí con la cabeza sonriendo con orgullo al ver actuar a Nathan. Sin duda era mucho más fuerte de lo que pensaba. Estaba dándole pa'l pelo a Zero sin tan siquiera despeinarse.
-¡Ánimo Nathan! Nosotros nos encargamos del resto más allá del túnel...del portal- me corregí con una risita nerviosa. Sentía las ganas de saber qué nos esperaba más allá... Tras un gesto de despedida con la mano crucé el portal agarrada de la mano de Keyleth y vigilando a mi hermano sin perder la sonrisa. ¡¡A LA AVENTURA!!
Hun Tor estaba apabullado por fuerzas que apenas lograba comprender, historias de pasados lejanos, de criaturas tan poderosas como los dioses que su tribu veneraba.
Estaba algo cansado, había luchado con toda su fuerza, probablemente más de la necesaria, y ahora que la zona casi estaba vacía de siervos del vacío aprovechó unos instantes para descansar mientras observaba con admiración la fuerza del pelirrojo. Tal fue la sorpresa que se llevó al ver la extrema fuerza del espadachín, que se aprendió su nombre a la primera. -Nathan...- Se dice a sí mismo.
Cuando comienza a ver llegar reptilianos se da cuenta de que la batalla va más allá de lo que él podría llegar a comprender. Durante unos instantes se plantea quedarse, y tratar de ayudar a Nathan, pero es inútil, ni el ángel caído era rival para él.
Reacciona cuando el portal está a punto de cerrarse, y lo atraviesa con velocidad, decidido a ayudar en lo que fuese realmente necesario.
Todos pudisteis comprobar que Nathan se sobra para encargarse de Zero, así que decidisteis cruzar el portal que abrió Auriel, quien fue la última en cruzar.
Al fin estáis en la torre de cristal, y es muy posible que ahora el futuro de todos estén en vuestras manos. Y no os queda mucho tiempo.
Cierro esta escena. Seguimos en Sombras sobre el Reino del Agua: La Torre de Cristal